Sunday 7 de July, 2024

ARTE | 04-07-2024 01:39

Polémica en el museo: la espectacularización de la pobreza

El Malba presenta una contoversial instalación del dúo Mondongo, que invita a los visitantes a recorrer una vivienda precaria sin sus habitantes.

Nunca fue más seguro pasear por una villa: el Malba nos ofrece un tranquilo tour por una vivienda precaria, pero vacía de sus habitantes. Un simulacro ideal para volver instagrameable la marginalidad en una cuidada casa de chapa y madera. Teniendo una villa a pocas cuadras, el Malba presenta una instalación site specific para satisfacer la curiosidad etnográfica de los vecinos y vecinas de Barrio Norte.

Mondongo, el dúo artístico compuesto por Juliana Laffitte y Manuel Mendanha, rinde homenaje al gran Antonio Berni, a noventa años de la creación de su icónica obra Manifestación. La instalación es simplemente la puerta de entrada: una vez pasada la escenografía villera pasamos a un espacio oscuro donde encontramos la Manifestación de Berni y su recreación realizada por Mondongo enfrentadas. Berni, ferviente defensor del compromiso del arte con su realidad social, creía que los artistas debían vivir con los ojos abiertos ante una situación que nos “rompe los ojos”. Pero esta muestra, y más precisamente esta instalación, ¿nos abre o nos cierra los ojos?

Esta propuesta de Mondongo, ¿es una forma genuina de movilizar y transformar lo social? ¿Posibilita un nuevo reparto de lo sensible? ¿Visibiliza una realidad invisibilizada? ¿O más bien espectaculariza lo que dolorosamente es visible a unas pocas cuadras? La muestra no parece incomodar mucho, los visitantes se pasean muy cómodamente por esta villa de juguete. Inmunizados por el cubo blanco, los espectadores toman relajados sus selfies.

El arte puede ser una potente y eficaz herramienta para visibilizar a los marginados y denunciar la situación de los más desfavorecidos. Pero, en el contexto de un mercado del arte voraz, la línea con el show y el espectáculo puede ser muy fina. Desde Walter Benjamin y Guy Debord, la espectacularización de lo político ha sido fuertemente criticada. La estetización de la marginalidad y la injusticia, más que incitar al público a actuar, desvía la atención de lo que verdaderamente importa: cambiar esta situación. Entramos al Malba, nuestro “buen corazón burgués”, como ironizaba Adorno, se horroriza ante lo que vemos, sacamos la foto para Instagram y continuamos con nuestra vida. ¿Cambiará algo realmente? En definitiva, aunque seguramente se busque lo contrario, se estetiza el staus quo.

Las vanguardias del siglo XX buscaban generar un efecto de shock en los espectadores que conmocionara sus certezas. Pero la mordacidad del arte crítico de antaño se transformó en un show taquillero. Lo provocativo, lo escandaloso, lo contestario, se tornó mediático, “marketinero”. Compitiendo con los estímulos de las redes sociales, los museos deben buscar estrategias para no convertirse en mausoleos olvidados. En este contexto, como sostiene Stuart Hall, la marginalidad se torna productiva.

Este fin de semana una polémica similar se desató en torno a la intervención del artista Banksy en el festival musical de Glastonbury 2024, Inglaterra. En medio del concierto de Idles apareció una lancha inflable con muñecos con salvavidas sobre ella entre el público. En clara alusión a los inmigrantes que deben atravesar el mar para llegar a un mejor destino, la lancha navegó entre los espectadores durante el recital. Para muchos, más que una acción de concientización fue otro elemento del show, ciertamente de mal gusto.

Esta introducción un tanto banal atenta, creo, contra la potencia de la recreación de Manifestación de Berni. Mondongo propuso una nueva versión utilizando plastilina. La maestría para aplicar este material “pobre” le da una dimensionalidad imponente.  Un híbrido entre escultura y pintura muy bien logrado. Los rostros se actualizan y podrán jugar al quién es quién dentro de esta escena de protesta. ¿Pero son estos personajes (amigos y familiares del dúo, artistas y famosos) los que hoy protestan por pan y por trabajo?

Como el hombre que golpea la mesa en el cuadro Sin pan y sin trabajo de Ernesto de la Cárcova, quizás falte abrir, en ese búnker llamado cubo blanco, una ventana para asomarse afuera.

Mateo Belgrano es Dr. en Filosofía, Magister en Historia del Arte y becario del CONICET. Hace divulgación sobre Filosofía y Arte en @elcitrico_

 

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por Mateo Belgrano

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