La exhibición “A la primera línea” confirma nuevamente el talento de Diana Dowek (Buenos Aires, 1942), dirigiendo su mirada y su hacer hacia desgarramientos sociales y soledades individuales. Son piezas que reflejan la heroica tarea de trabajadores de la salud durante los inicios de la pandemia del coronavirus, realizadas durante el aislamiento de 2020 y 2021. Las ocho pinturas de gran tamaño y una instalación -proyección sobre una camilla de palabras establecidas durante la crisis sanitaria- resumen uno de sus deseos. Dowek quiere que sus contemporáneos encuentren en las obras “un momento de sus vidas colectivas”. El Pabellón de las Bellas Artes de la UCA abrió sus puertas con esta estremecedora muestra, al cuidado de Cecilia Cavanagh y Dardo Fabián Flores, con texto de José Emilio Burucua.
Al ingresar al tercer año de la pandemia -el 3 de marzo 2020 llegó al país el denominado caso cero de Covid-19-, Dowek ofrece la oportunidad de recordar, de repasar imágenes que ahora parecen muy distantes, más cuando calles, parques, cafés desbordan de personas a toda hora. Ejemplo de coherencia ética y estética, la artista persiste en poner en cuestión los acontecimientos de este tiempo. Su pintura logra hacer pensar, reflejar silencios y gestos. Transmiten momentos y sentimientos de aquellos que, abrumados y desconcertados, lucharon por la vida de los otros poniendo en riesgo la suya, se desesperaron, se abrazaron, se agotaron. Se ocupan una vez más de personas que la artista admira, pero aquí los médicos y enfermeras son anónimos, aplaudidos por muchos y vilipendiados por pocos (vergüenza, vecinos quisieron echarlos de sus viviendas). Multipremiada, Dowek realizó su primera individual en 1967. Acaba de regresar de Málaga, donde presentó pinturas en Centro de Exposiciones de Benalmadena, acerca de “La Desbanda. El crimen de la carretera de Málaga a Almería” bombardeo fascista sobre la población civil en febrero de 1937, antes del de Guernica inmortalizado por Picasso.
Galería de imágenes
Comentarios