En el fondo de la sala, una bella e intrigante pintura pide ser mirada. Incluso algunos transeúntes, que pasan por la calle, se detienen ante los ventanales de la galería para verla. Es “Abisal”, la puerta de entrada al universo de Alec Franco (Buenos Aires,1972). “Mi obra juega entre límite y nolimite, imaginando la idea de universos macro y de micro cosmos, conjugándolos en un mismo espacio, mezclando, separando y uniendo dimensiones”. Pintada sobre grueso papel hecho a mano, su nombre sugiere profundidades del mar habitado por organismos vivos, vegetación marina, eternos minerales. Por el movimiento de sus pinceladas, “Abisal” insinúa cambios, como el universo que carece de una esencia permanente. La pintura establece el ritmo de “El color no está en las cosas”, la muestra en galería Otto con curaduría y texto de Gabriel Palumbo.
El artista despliega 23 técnicas mixtas sobre papel, sobre tela y madera en dos series -“Plastic” y “Geny otras obras independientes. Son abstracciones que, como dice Franco, por momentos poseen tintes expresionistas tanto como acentos surrealistas. Las formas indómitas, quizá de apariencia orgánica con algún rasgo geométrico y tonalidades nítidas y contrastantes, parecen no querer revelar su origen. A pesar de que algunos nombres de las piezas, provenientes de la biología y la meteorología, de la astronomía con estrellas con súbitos cambios, sugieren pistas como las de la serie “Gen” que, quizá, refieren a moléculas, proteínas, células con núcleo verdadero. ¿Aluden al “caos” de la creación, a un continuo espacio-temporal? ¿Qué decir de la serie “Plastic”? ¿Apuntan a algún proceso químico?
Pero las piezas dejan que sea el espectador el que, si acaso, les otorgue algún significado. Sin ataduras y colores tan vibrantes como tenues, en estas obras el artista “impulsa la experiencia vital desde la luz”, tal como señala Palumbo. El color está en la búsqueda del artista, en sus obras y en el ojo del que mira.
Comentarios