TRES ESTRELLAS Y 1/2
Sin ser genial, incluye tres elementos que obligan a ir al cine: Toni Servillo, de lo mejor que dio la pantalla italiana contemporánea; una historia real sobre censuras y controversias -que está muy bien contada-, y el personaje de Eduardo Scarpetta -padre de Eduardo De Filippo-, que es en sí genial. Historia de cómo la risa ofende al poderoso y por eso el poderoso carece de gracia.
No falta algo cercano al policial de juicio que sostiene el tema de principio a fin.
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