TRES ESTRELLAS
Aquí hay al menos un trabajo que excede la idea de “ejemplo argentino”. Sí, no carece de demagogia (el subtítulo es “la película de la gente”), pero esas imágenes “de la gente”, más una narración en off que toca el tema del desconcierto ante la aparición milagrosa de la felicidad, tienen otro peso: el de lo emotivo real, el de lo ridículo real, el de la emoción real.
Igual, amigos, es lo de menos: los cines se van a llenar y etcétera etcétera. Al menos no impone cómo disfrutar “una fiesta de todos”.
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