Las fiestas y las salidas fueron dos de las prácticas clausuradas por el coronavirus. La Bresh se convirtió en un refugio para pasarla bien y apareció como competidor de las estrellas de la pantalla Netflix y YouTube. Con un récord de 83 mil visitas simultáneas y más de un millón de personas en un mismo vivo de Instagram, el evento sumó público centennial a sus bases millennials a fuerza de listas musicales del recuerdo, canciones de moda y performance de baile.
El último sábado la Bresh comenzó a las 23.00 horas y se extendió hasta la madrugada del domingo. Transmitida por Youtube e Instagram, donde tiene 15.200 suscriptores y 884 mil seguidores respectivamente, logró ser tendencia nuevamente en redes sociales. El armado musical para la fiesta incluye listas del recuerdo y canciones de moda. “Así como están JBalvin, Bud Bunny y Anuel, eso es algo que en las playlist de Anto, La Tana, nunca van a faltar”, dice la productora y dj de la fiesta, Antonella Fiorucci. El pulso del cuarteto, la electrónica, el trap, el reggaetón y algún clásico de los 80’ sonaron al calor de comentarios en los chats del vivo.
La idea de organizar un evento nocturno distinto nació en 2016. La fiesta era pequeña y para el círculo íntimo de los organizadores. ”Nosotros hicimos la Bresh porque no nos gustaba el ambiente de la noche en Capital. Quisimos generar nuestro espacio para poder disfrutar y no sentirnos juzgados”, dice el productor Juan Martín Ruíz, que estuvo en aquellos inicios. Ese diferencial de la fiesta empezó a generar un ambiente de representación y de disfrute: “Creo que no hay mayor logro que ese”, afirma Ruiz.
Uno de los sellos de esas primeras fiestas fue la música. La Bresh nace para escuchar las canciones que le gustan a esa generación que tiene entre 25 y 40 años bautizada como millenials. Con el avance del fenómeno, la sonoridad también fue agregando letras y melodías de las nuevas juventudes nacidas en 1997, los centennials. “No siento que la Bresh se haya adaptado a la gente, sino que somos de una generación que no estaba acostumbrada a escuchar cierto tipo de música en los boliches. La Bresh llegó a romper un poco con este paradigma”, grafica Ruiz.
Desde abril el evento tuvo picos máximos de 83 mil visitas en simultáneo. Lo perfectible del formato ha sido la convocatoria y la atención que despierta. La energía se genera por el vivo y por la performance de los artistas. El performer conjuga danza y actuación, un desafío para los dj´s que están solos, imaginando un gran público del otro lado de Instagram y Youtube.
Ese ejercicio requiere poner música y bailar durante un tiempo prolongado. “La motivación la tengo por la propia Bresh. Me motiva a eso, a querer dar ese show, y como soy medio caradura y me gusta ese lado de show woman, dije 'bueno, ya fue, lo hago'”, afirma Fiorucci sobre su show, donde es conocida como “La Tana”. También recuerda el por qué de su presentación en los vivos, donde apareció acompañando a otro de los djs y organizadores, Juane: “Aparecí para que haya algo más, por estar buscando tanto desde la escenografía, desde el show que hacemos como djs y desde la producción general. Siempre buscamos que más poder darle al público”, define.
La Bresh es multiplataforma y tiene su propio lenguaje. “Hitazo tras hitazo” o “La fiesta más grande del mundo” van en ese sentido: ser tendencia a partir de un lema instalable y popular. Para ganar esa legitimidad, la fiesta que nació en 2016 como un nuevo espacio nocturno empezó a subir en número de presentaciones locales e internacionales. Buenos Aires, Córdoba, Mar del Plata, Rosario, Mendoza, San Juan y Uruguay fueron algunos de los lugares en 2019.
Con el impacto de la pandemia el show se televisó. El contenido de la Bresh es el concierto pero también la publicidad de golosinas, cerveza y vodka. Las imágenes de los dj’s son aclamadas y grafican un mundo de alegría y fiesta recorrido por la música. Tal vez no hay mejor escaparate juvenil en la pandemia del encierro y la individualidad. Si hasta el hijo de Alberto Fernández, Wos, Angela Torres y Ofelia Fernández, jóvenes reconocidos en la música y la política, asisten en esos chats virtuales.
El evento supo reinvertarse y contar, tal vez como nadie, qué sucedía con los jóvenes y la abstinencia de las discotecas. “La necesidad de un espacio para sentir que 'salías' y toda la gente sumergida en internet llevo al boom de la Bresh”, dice Ruíz. “La verdad es que creo que el formato digital vino a quedarse por un tiempo al menos. Hoy en día creo que será el formato de acá a un año más mínimamente. Y una vez que vuelva la 'normalidad' creo que el formato virtualidad también puede ser un recurso interesante”, adelanta el productor. “Al menos, durante todo el 2020, este formato digital siga, con algunas cosas más extras”, afirma Fiorucci.
La disputa por la atención en la pantalla es una de las características que sigue mostrando la pandemia. Una pelea de contenidos que tiene como fin atraer a la gente que está en casa encerrada. La Bresh, reconvertida en virtual luego de haber hecho más de 101 fiestas presenciales en 2019, es una de las tendencias que concentra millenials y centenials por fuera de Netflix y Yotube, los dos tanques audiovisuales. El pico de fama del evento lo llevó el 8 de agosto a cerrar la fecha del Cosquín Rock online, el festival de rock que también debió virtualizarse. La versatilidad de la industria ya no se queda en el nicho de Ciro y los Persas, Kapanga o los Ratones Paranoicos. Y es ahí donde también ganó la Bresh.
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por Gabriel Irungaray
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