Para la gran mayoría que vive con una mascota, esta es parte de la familia. Es un integrante más y así se lo cuida y quiere. De hecho, muchos han dejado de hablar de “dueños”, para pasar a ser los “humanos” de sus animales, subrayando que no hay posesión en el vínculo. Lo que sí hay, en cambio, es cada vez más protección y cuidado. Por eso han surgido distintos servicios y tratamientos que ayudan a lidiar con situaciones estresantes, como mudanzas; la nueva normalidad post pandemia o hasta una posible pérdida.
Atravesar fronteras
En los últimos años, muchos han decidido mudarse a otro país. Y cuando esa decisión incluye a un perro o un gato, hay ciertas precauciones que tomar.
Nacido hace 20 años, Animal Cargo es un emprendimiento que brinda un servicio integral de traslado de mascotas a nivel nacional e internacional y que ha ayudado a más de 30.000 familias. “Tenemos la capacidad de adaptarnos a entornos complejos, diversos y dinámicos, y a veces utilizamos nuestra imaginación para encontrar soluciones creativas a los obstáculos”, ilustra Favio Cangiano, CEO de la empresa. Integrante de la Asociación Internacional de Transporte de Animales y Mascotas (IPATA), cuentan con 40 profesionales en el equipo (entre ellos, veterinarios), y su servicio incluye traslados terrestres, por buque y aéreos, ocupándose de trámites y gestión de los papeles sanitarios y monitoreo durante el viaje.
Lo más interesante, sin embargo, es lo que sucede en términos de adaptación del animal. Lo primero es asesorar al cliente sobre si es mejor cabina o bodega para su mascota y desmitificar la idea de que llevarlo con él siempre es mejor. Luego se comienza a trabajar con el animal: “nosotros proveemos la caja un tiempo antes y un profesional le explica a la familia cómo ir generando la confianza con ese espacio”, cuenta Cangiano. En pos de disminuir el estrés inevitable de toda mudanza, desde Animal Cargo tratan de acompañar al dueño con información clara para saber qué esperar en cada etapa del proceso y, al animal, con entrenamiento que facilite sentir a la caja transportadora como su refugio. “También recomendamos minimizar el tiempo de viaje, optando por un plan adaptado al requerimiento de cada familia”, agrega el CEO.
Nueva normalidad animal
El regreso a la presencialidad es otro factor que incidió en el estrés de las mascotas en el último tiempo. Luego de meses de estar acompañados durante todo el día, muchos debieron volver a adaptarse a estar solos por varias horas y no les resultó sencillo. Incluso, dada la alta tasa de adopciones durante la cuarentena, múltiples mascotas jamás se habían quedado solas en sus nuevas casas.
“Cuatro de cada cinco argentinos conviven con, por lo menos, un animal, y la mayor causa de estrés está vinculada a la necesidad de sus guías humanos de dejarlos solos. Esto desencadena una vasta lista de complicaciones conductuales, clínicas y vinculares para ambos”, describe Marcela Pala, psicóloga y técnica en intervención asistida de Bocalán Argentina, asociación civil que entrena y entrega perros de asistencia.
¿Y cómo lidiar con este dilema? Antes que nada, con calma. La idea es entrenar al animal mediante rutinas repetidas a diario. “Un perro que sabe su rutina es un perro menos ansioso y, por ende, con menos compromiso somático y vincular, ya que puede anticipar lo que viene”, sostiene la experta. Estas rutinas pueden implicar paseos, juegos, acicalamiento programado, socialización y generación de un lugar preferido que sirva de cueva o zona segura. También existen tratamientos que pueden complementar esto, como aromaterapia, homeopatía, terapia nutricional, reeducación del vínculo y el uso de juguetes de diseño con funciones antiestrés. En este último punto hasta existen consolas para perros, como la Clever Pet, que les ofrecen juegos y desafíos para mantenerlos estimulados.
En cuanto a los gatos, no los afectó tanto la nueva normalidad como el encierro de la cuarentena. Acostumbrados a tener sus propios espacios, de pronto se vieron invadidos 24/7 y esto los estresó. Ahora, en tiempos más regulares, sus estresores pueden ser una mudanza, la llegada de un bebé a la casa, obras y refacciones en el espacio, visitas de invitados o manipulación inadecuada por parte de sus dueños. Alejandra López Irala, especialista en bienestar felino y parte del equipo del pet shop Pawnia, recomienda anticiparse a este tipo de situaciones y armar planes para contener al animal. Esto puede incluir una visita al veterinario y a un experto de su disciplina, quien generará un plan de trabajo y tal vez utilice herramientas como flores de Bach y feromonas sintéticas. “El gato es un animal de rutinas. Si podemos ajustárselas y además brindarle enriquecimiento visual, olfatorio y ambiental, dándole dentro lo que la naturaleza le da afuera, tendremos una mascota excelente”, apunta López Irala.
Se busca una mascota
Finalmente, una de las circunstancias más estresantes tanto para el humano como para el animal es la pérdida. Perros o gatos que se escapan de sus casas o saltan de autos o se sueltan de sus paseadores producen angustia a diario, y para esos casos también hay soluciones a medida. Como la que ideó Agustín Chechi cuando en 2018 perdió a Moro, su ovejero alemán. “Como tengo una agencia de marketing con unos socios, se me ocurrió hacer una pauta publicitaria en la zona donde se extravió, unos 3 kilómetros a la redonda. Y fue tanta la difusión que a los pocos días apareció”, cuenta. Unos meses más tarde nació Wako, un emprendimiento que ayuda a recuperar mascotas perdidas con este mismo modus operandi.
“Al ser un negocio digital podemos brindar servicio en todo el mundo y nos enfocamos en Latinoamérica y España. Lo que más nos sorprendió fue la cantidad de gente del exterior que nos llama, en México fue increíble la repercusión”, cuentan desde la compañía, que hoy ya cuenta con 20 empleados a tiempo completo. Reciben unas 560 contrataciones mensuales y ofrecen diferentes tipos de planes en cuanto al precio y la difusión del animal. La efectividad de la búsqueda depende mucho de la cantidad de días que la mascota lleve perdida. “Si la buscamos en los primeros tres días, nuestro servicio es efectivo en un 80%”, apunta Chechi. El paso del tiempo aumenta las posibilidades de que el animal se haya alejado por su cuenta o de que haya sido sustraído. “Aunque también hemos encontrado algunos que llevaban uno o dos meses perdidos. ¡Y hasta un loro!”, alienta el emprendedor. Parte natural de la familia, nunca hay que bajar los brazos cuando se trata de cuidar a los compañeros más incondicionales.
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