Friday 26 de July, 2024

CULTURA | 11-09-2023 11:16

¿Hasta dónde llegarías para ser madre?

La última novela de Ana Wajszczuk, "Fantasticland", plantea esta pregunta a partir de su experiencia personal. Medicina invasiva, mandatos y el impulso del amor.

“Es muy difícil desentrañar hasta dónde va el mandato, hasta dónde el deseo y hasta dónde la obsesión; lo que se espera de una, lo que una misma espera”. Así resume la escritora y periodista Ana Wajszczuk la cuestión que aborda en su nueva novela, “Fantasticland”, un verdadero tratado sobre la maternidad actual, en el que ninguna pregunta queda afuera. Por qué ser madre, por qué buscar un hijo de la propia sangre, hasta dónde llegar en ese intento, cómo criar sin desaparecer en la tarea.

Fantasticland

Si en su primera novela, “Chicos de Varsovia”, Wajszczuk viajaba en el tiempo para recuperar la historia de la familia de su padre, polaco de nacimiento; en “Fantasticland” , inspirada ficcionalmente en su propia vida, la trama está centrada en un presente en el que su pareja y su hija ocupan el primer plano, y su madre se vuelve una figura insoslayable: a criar se aprende desde la propia infancia, de quien nos trajo al mundo.

Cómo es la narración

La historia empieza mucho antes de que Renata, la hija deseada, aparezciera en la tierra; cuando la narradora y su pareja se conocen. Ese romance se transforma en relación (uno de los momentos más bellos del libro) y marcha sobre rieles hasta que irrumpe la gran pared de la infertilidad y la imposibilidad de concebir. Entonces, hace su entrada la medicina, un camino imprescindible pero que termina por volverse infernal, a medida que los estudios, las hormonas y las fertilizaciones se repiten sin resultado.

Ana Wajszczuk

Con humor salvaje, la escritora hace listas inverosímiles de las cosas que intentó para lograr su objetivo, un inventario que incluye decenas de intervenciones médicas pero también prácticas menos convencionales como la acupuntura y los padres sanadores.

“Nadie a mi alrededor había tenido problemas para tener un hijo. Para mí fue un mazazo darme cuenta de que no podía quedar embarazada”, cuenta Wajszczuk sobre su propia experiencia, a través de la cual se vio obligada a moverse en el terreno complejo de los tratamientos. “Tuve que poner mis propios límites porque si no el sistema médico te lleva puesta. La idea es que vos salgas de ahí con un bebé, como sea. Empezás a registrar esas microviolencias que hasta hace un tiempo las mujeres no registrábamos. Te dejan esperando cuatro horas en una sala de espera. O te atiende siempre un médico diferente. Esto termina cargándote de un mandato más. Tenemos que salir como Pampita de la clínica y tener hijos a los 50”.

La edad está íntimamente relacionada con la imposibilidad de concebir, una preocupación, señala la escritora, que los varones no tienen. Y son los óvulos de una mujer “post 40” los que empiezan a resultar el gran escollo para el embarazo. El momento de mayor tensión en la trama de “Fantasticland” es la decisión de la protagonista de recurrir a la donación de un óvulo de su hermana.

“Me importaba mucho el derecho a la identidad. Yo laburé en Abuelas de Plaza de Mayo y para mí el tema de la identidad biológica y genética es muy importante. Estoy en contra de que no se registre la identidad del donante. En realidad, ellos preservan el negocio. Si cada persona va a una clínica de fertilidad con su donante, le mete palos en la rueda a un mecanismo que está muy aceitado”, explica.

La pregunta surge, inevitable. “¿Le preocupa que algunos datos de la realidad puedan leerse en esta ficción y molesten a las personas de su familia?”. “La única persona que de verdad me importaba era mi pareja, porque me parecía no solo que lo estaba usando a él de base para el personaje, sino que estaba exponiendo algo de la vida de nuestra hija; y él me hizo una devolución muy buena”, contesta la escritora.

Madre y bebé

La tarea de criar 

La revolución que implica la aparición de un chico en la vida de una mujer es tan fuerte, que a Wajszczuk le resultó inevitable escribir sobre ella. Las horas sin dormir, el desconcierto, la abrumadora sensación de una vida ocupada por completo por las exigencias del niño, la felicidad y el enojo en dosis masivas, las emociones al máximo voltaje. “Pienso que construir relatos sobre la maternidad hace que podamos empezar a verla como un tema social y no como un tema en el que tenés que arreglártela sola, como puedas”.

Durante el tiempo que incubó el libro, la escritora revisó toda la bibliografía a su alcance sobre el tema. Desde los ensayos y novelas de Rachel Cusk a los de la Annie Ernaux. Estaba trabajando el texto con el editor y escritor Juan Forn, cuando este murió, en 2021. “Me costó terminar la novela después de eso. Juan siempre me decía, 'despelucala, quiero ver volverse loca a esa protagonista'”.

Repuesta de la locura de los primeros años, con la suficiente distancia para contar su historia, Wajszczuk pone en juego un enorme talento para hacer de la aventura de gestar un relato apasionante. Gozar y sufrir con ella es inevitable, sea o no el lector una madre.


 

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Adriana Lorusso

Adriana Lorusso

Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.

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