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CULTURA | 20-08-2023 08:54

¿Quién fue Silvina Bullrich, la escritora mediática más polémica?

Fue una de las autoras más exitosas de la Argentina y un personaje explosivo. Enemigos y el desprecio del medio cultural.

Hoy muy pocos recuerdan a Silvina Bullrich. Sin embargo, esta señora rubia y aristocrática, de inconfundible voz gangosa, supo ser entre los ’60 y los ’80, además de un bestseller imbatible, un personaje mediático explosivo. Las tiradas de sus novelas rompían récords y llegó a vender un millón de ejemplares de cada título, una cifra altísima para un autor argentino en cualquier tiempo.

Claro que el clima ayudaba: fue la época en que la literatura latinoamericana vivía un boom, revistas como “Primera plana” o “Confirmado” publicaban fotos de escritores en sus portadas y los lanzamientos eran tema de debate nacional. Y aunque estas condiciones beneficiaban a la mayoría de los escritores, el ansia de promoción de Bullrich superaba ampliamente a la del resto. La escritora Victoria Pueyrredón contó que Bullrich llegó a hacer hasta publicidades de autos y cremas, por lo que fue muy criticada y hasta tachada de “poco seria”. “Todo lo que uno haga para ganarse la vida me parece serio”, se defendió la escritora del millón de ejemplares.

Bernardo Neustadt.

Varios lustros antes de que Pola Oloixarac descollara con sus tuits picante o que Mariana Enríquez convocara a cientos de personas en un teatro para escucharla, Bullrich ya era un exponente del tipo de escritor que logra ser, por sobre todo, un personaje convocante y reconocible. Daba notas en revistas todas las semanas y se paseaba por programas de televisión como “Tiempo nuevo”, conducido por el periodista Bernardo Neustadt, donde opinaba con audacia y desparpajo sobre cualquier tema.

Polémica y controversial, fue en ese programa donde contó que el escritor Jorge Luis Borges, con quien había mantenido un breve romance, “era impotente y eyaculador precoz”, declaración que le valió el enojo del gran amigo de Borges, Adolfo Bioy Casares. Más tarde, en una comida en en la que se encontraron, Bioy le reprochó a Silvina haber ventilado ese detalle. “Bueno mirá, qué sé yo, che, como a uno se le escapa un pedo, uno dice cualquier cosa que se le pasa por la cabeza’”, le contestó la escritora. “Era muy maleducada, tenía un modo muy feo de comunicarse con la gente”, contó el crítico Ernesto Schoo. ¿Quién era esta señora paqueta rubia, fina y que, en palabras del escritor Edgardo Cozarinsky, “hablaba como un carrero”? En las próximas líneas lo contamos.

Jorge Luis Borges

La gran burguesa

Silvina Bullrich nació en 1915 en una familia aristocrática. Su abuelo había sido diplomático y su padre, a quien adoraba, un prestigioso cardiólogo. Creció leyendo autores franceses como Zola, Balzac o Flaubert, aunque las dos autoras que más la influenciaron fueron François Sagan y Simone de Beauvoir. De esta última llegaría a traducir varios libros, entre ellos, “El segundo sexo”.

Como consigna Cristina Mucci en la biografía que escribió sobre ella, desde muy chica supo que su destino era ser escritora, a pesar de que nadie, ni siquiera su padre, la apoyó con su vocación. En 1933, con 21 años de edad, Silvina se casa con Arturo Palenque Carreras, con quien tendría a su único hijo, Daniel. Luego de “una luna de miel apasionada” todo se volvió hastío. Mientras atravesaba el aburrimiento conyugal, Silvina publicó su primer libro, “Calles de Buenos Aires”, al que luego le sucedieron “La redoma del primer ángel” y “La tercera versión”.

Silvina Bullrich

Incursionó en la traducción y el periodismo y se codeó con la crema de la intelectualidad del momento: Silvina y Victoria Ocampo, Borges, Bioy Casares, Estela Canto y un largo etcétera. A medida que se iba haciendo popular, ponía un especial cuidado en su imagen. A tono con la época, usaba impermeables y sombreros de ala ancha para lograr un aire parisino, e incluso llegó a operarse la nariz. Renovada, se separó de Palenque, al tiempo que las novelas “Bodas de Cristal” y “Será Justicia” la consagraban definitivamente. Estela Canto contaba que una vez que le propuso salir juntas a almorzar, ella le dijo: “Te conviene que te vean conmigo”.

Era una obsesiva con el dinero y temía ser pobre. Con las editoriales que publicaban sus libros discutía desde los adelantos y hasta la promoción. También demandaba cachets para otorgar reportajes y participar de mesas redondas y conferencias.

Llegó a ser una figura tan popular que, durante la presidencia de Cámpora, se la imitaba en televisión. Su personalidad y su estampa de “señora paqueta” la volvieron un personaje sumamente “drageable”: en 2013, en su espectáculo “Hoy Caviar”, el actor Jean François Casanovas hizo una desopilante interpretación de Silvina, con la fonomímica de un audio donde ella contaba anécdotas de su vida.

Silvina Bullrich

La literatura de Bullrich

Sus novelas contenían historias introspectivas de mujeres frustradas (a menudo pertenecientes a su misma clase) como “Mañana digo basta”; pugnas familiares como las de la familia burguesa y decadente de “Los burgueses”, o novelas de corte más político como “La bicicleta” o “Escándalo bancario”. Eran, justamente, las novelas que el público esperaba llevarse a la playa durante el verano.

Tuvo muchísimos amantes y romances, pero su gran amor fue el empresario Marcelo Dupont, con quien vivió unos años hasta que él murió de cáncer en 1956. Silvina se inspiró en su dolor para la novela “Los pasajeros del jardín”. Fue llevada al cine por Alejandro Doria en 1982, con la actuación de Rodolfo Ranni y Graciela Borges. Esta última contó una vez que, durante la filmación, siempre renegaba de ciertas cosas; por ejemplo, de que Ranni no fuera más flaco, para parecerse a Dupont. “Se la pasaba exigiendo (...) Como personalidad era muy conflictiva”; contó Graciela Borges. Otras novelas de Bullrich que fueron llevadas al cine fueron “Un momento muy largo” y “Bodas de cristal”. Ninguna de ellas tuvo demasiada trascendencia.

Manuel Mujica Lainez

Aunque fue muy exitosa en ventas, nunca llegó a ser reconocida por el mundo literario, algo que aceptaba pero la hacía sufrir. En opinión del editor Jorge Naveiro, Silvina nunca escribió “obras de gran literatura”; y la escritora Elvira Orphée llegó a decir que Bullrich “escribía para una burguesía de pocas luces”.

Es posible que hubiera cierto desfasaje entre quien ella creía que era y la imagen que daba. Cierta vez le contó a Ernesto Schoo que se había encontrado con su admirada Simone de Beauvoir y se habían quedado charlando sobre la venta de sus libros. Sin embargo, la mejor amiga de Beauvoir en Argentina, María Rosa Oliver, le contó Juan José Sebreli que Simone la había dicho: “Por favor, explíqueme quién es esa mujer tan desagradable llamada Silvina Bullrich (...) no hizo más que hablarme de la plata que ganaba con sus libros y de los hombres con los que se acostaba”.

Las olvidadas de Cristina Mucci

Al final de su vida Silvina estaba sola, deprimida y con problemas respiratorios. En 1980, en una entrevista a propósito de la publicación de “Mis memorias” (que se puede ver en YouTube) contó que algunas amigas suyas habían llorado al leer el libro. “Y yo les pregunté por qué, qué es lo que más las ha hecho llorar y me han dicho ‘la soledad’”, contó.

En 1990, a los 74 años de edad, viajó a Ginebra, para hacerse otra cirugía estética, pero falleció por complicaciones pulmonares pocos días después de llegar, el 2 de julio. Murió en el mismo hospital que Borges. Dejó más de cuarenta títulos como legado y el recuerdo de un personaje al que era difícil no prestarle atención.

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Tomás Rodríguez

Tomás Rodríguez

Redactor.

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