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CULTURA | 17-03-2023 17:56

Beatriz Guido: Regreso con gloria de la escritora más exitosa

Autora de bestsellers inolvidables en los 50, los 60 y los 70, su obra dejó de leerse. Hoy se preparan varias ediciones de sus novelas y se estudia su narrativa. ¿Fue su antipopulismo la causa del olvido?

¿Servirá de algo pactar con el enemigo para lograr algún tipo de paz? ¿Cambiar algo para que nada cambie? Eso es lo que se preguntan los personajes de “El incendio y las vísperas”, la novela de Beatriz Guido, que vuelve a ser editada por Sudamericana. Y es una reedición muy especial: durante años, Guido fue olvidada, a pesar de haber sido una imparable creadora de bestsellers durante los años 50’, 60’ y 70'. El letargo parece haber terminado cuando se están cumpliendo 100 años de su nacimiento y varios artistas e intelectuales (algunos de ellos fueron sus amigos en vida) impulsan reediciones y homenajes con el fin de rescatar su obra de un letargo que duró décadas.

Beatriz Guido y Leopoldo Torre Nilsson

Ficción y política

“El incendio y las vísperas”, publicada en 1964, es probablemente el texto más polémico y exitoso de Guido. Narra la historia de los Pradere, una familia de ricos terratenientes acorralados por las expropiaciones de terrenos y propiedades que lleva a cabo el gobierno peronista. Alejandro Pradere, el padre del clan, cree que si acepta un cargo diplomático en el gobierno de Perón le permitirán conservar “Bagatelle”, la imponente estancia familiar, aunque eso implique traicionar a su clase. Mientras tanto, piensa qué hacer con su vida, en una casa que se ha quedado sin sirvientes (todos se fueron a la plaza por el 17 de octubre). Su hijo, José Luis, quien participa en secreto en grupos de resistencia antiperonista, decide ocultar a Pablo Alcobendas, un joven con tendencias anarquistas dispuesto a dar su vida por combatir a Perón. Alcobendas terminará enredado en un apasionado romance con Inés Pradere, la hermana de José Luis. El melodrama es controlado por Antola Báez, la vieja y grotesca sirvienta de la familia que conoce los secretos de todos.

El incendio y las vísperas

La novela culmina con el famoso incendio del Jockey Club, en 1953, lugar que fue símbolo y escenario de la vida social de la aristocracia local, a manos de militantes peronistas. El hecho fue en venganza por un atentado sufrido en Plaza de Mayo, en un acto sindical, en abril de ese año, a manos de un grupo antiperonista.

“El libro tuvo gran repercusión debido a su fuerte ideología: Beatriz era absolutamente antiperonista y la novela es una crítica muy fuerte al peronismo. Causó un gran revuelo y fue el mayor bestseller que ella había tenido hasta ese momento”, cuenta la periodista Cristina Mucci, autora de “Las olvidadas” (Sudamericana) el libro donde describe las vidas de Guido y de otras dos escritoras exitosas en su época: Silvina Bullrich y Marta Lynch. Tres verdaderos fenómenos literarios que, hasta no hace mucho, pocos recordaban.

Cristina Mucci

Mucci atribuye este rescate de la obra de la escritora a que era “una muy buena amiga y mucha gente la quería. Esa gente hoy se empeña en recordarla”. “Pero el olvido es real: en estos años en que tanto creció el rol de la mujer, se reivindicó a muchas autoras y de Guido, Bullrich y Marta Lynch no se habló para nada. Las tres reflejaron un momento del país, pero creo que por cuestiones ideológicas, más que literarias, se produjo ese olvido”, opina la periodista, quien junto a Oscar Barney Finn, Cristina Piña y Héctor Olivera forma parte del grupo de intelectuales que hoy trabajan para rescatar a la autora.

Las olvidadas

También destaca que el éxito de “El incendio y las vísperas” se debe, además de su crítica al peronismo, a cómo Guido describe el mundo de la clase alta argentina, un mundo que no era el suyo. Ella provenía de un hogar de clase media, donde tuvo una importante formación intelectual. La única que tenía un origen realmente aristocrático era Bullrich. “Sin embargo, se la criticó diciendo que en la novela había clichés, como si mirara de afuera lo que no conocía”, cuenta la periodista.

La mano en la trampa

Y esa fue, probablemente, la crítica más suave. Lo más destacado de la intelectualidad peronista cargó furiosamente contra el libro. John William Cooke lo calificó como una "pequeña, cuidada y falsamente perversa novela burguesa" y Arturo Jauretche le dedicó un capítulo de su libro de 1966, “El medio pelo”, donde criticaba costumbres, gustos y prácticas de la clase media argentina que odiaba a Perón. Para él, Guido era tan solo "un subproducto de la alfabetización” y calificaba a la novela como “antipopular” y “desconectada del país real”. "Que sobreviva mucho tiempo Jauretche así siguen vendiendo mis libros", le contestó con ironía Guido en la revista “Confirmado”. “Estoy eternamente agradecida por la promoción. Por cada libro de él que se vende, se venden tres míos…”, agregó, filosa, en esa oportunidad.

Hoy que la novela vuelve a circular, la corrección política tal vez se escandalice por cómo los Pradere temen que “unos cuantos negros sepulten la ciudad” y conviertan a la estancia Bagatelle en “algún parque para que los domingos el pueblo lo llene de desperdicios”.

Es cierto que el estigma de novela “antipopular” colaboró con el olvido de la obra de Beatriz Guido pero, para Cristina Mucci, la cancelación no puede ser el camino. “Es un libro que marcó una época, fue un revuelo, lo recuerdo porque lo viví. No se lo puede obviar. Se lo puede discutir, pero no hacer como si no existiera”, sentencia la periodista.

Piel de verano

Historia personal

Beatriz Guido nació el 13 de diciembre de 1922 en Rosario. Su madre fue Berta Eirin, una joven actriz uruguaya, y su padre, Ángel Guido, prestigioso arquitecto y uno de los autores del famoso Monumento a la Bandera.

Desde chica creció en un ambiente familiar muy culto y acompañó a su padre en muchos de sus viajes profesionales. Tuvo un primer matrimonio con el banquero Julio Gottheil, pero su gran amor fue el director de cine Leopoldo Torre Nilsson, a quien conoció en 1951 en la casa de Ernesto y Matilde Sábato.

“Me enamoré ese mismo día”, contaría después Beatriz. Al principio la relación fue clandestina porque ambos estaban aún casados. Pero luego, formaron una de las parejas más famosas de mundo cultural argentino. No solo se amaban, también compartieron toda su carrera. Él llevó al cine gran parte de los libros de Guido, empezando por “La casa del ángel”, su primera novela publicada en 1954, con la que ganó el Premio Emecé. Le siguieron otras como “Fin de fiesta” y “La caída”. Ella, además, participó en los guiones de todas las películas de “Babsy” (así llamaban en la intimidad a Torre Nilsson).

La muerte del director en 1978, a los 54 años, fue terrible para ella, que lo sobrevivió solo 10 años y murió en 1988 en Madrid.

La investigadora Alejandra Laera y la escritora Esther Cross señalan los principales temas de sus novelas: familias de clase alta con secretos oscuros; escenas sexuales, disruptivas para su época y escenarios asfixiantes y enrarecidos donde los personajes parecen estar hundidos, sin escapatoria. Estas historias cautivaron a los lectores de su época casi tanto como la personalidad de la autora: Beatriz Guido era, toda ella, un personaje mediático, a quien se llamaba para opinar sobre cualquier tema, que no tenía problema en inquietar con sus declaraciones. Mitómana empedernida, solía modificar e inventar detalles de su vida sin reparos. “Soy una mentirosa que dice siempre la verdad”, afirmaba sobre sí misma.

Varias editoriales planean reeditar otros de sus textos famosos, entre ellas, Penguin Random House, Eudeba y Fondo de Cultura Económica. Luego de mucho tiempo olvidada, su obra reaparece para encontrar nuevos lectores, tan incendiaria como en los años en que más brilló.

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Tomás Rodríguez

Tomás Rodríguez

Redactor.

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