El 17 de octubre es una fecha más que conocida en la historia argentina. Pero días antes Juan Domingo Perón no podía imaginar lo que iba a ocurrir, y por eso cruzaba cartas de amor con Eva.
El 14 de octubre de 1945 Perón envío una carta desde el Centro de Detención en la Isla Martín García, a su novia a Eva Duarte. Sabía que aquella podría ser leída y, aunque queda la duda de si era un mensaje sincero o su intención declarada en esa misiva de irse a vivir al sur era para sembrar sospechas, se trató sin dudas de una declaración de amor. Fue, de hecho, escribirle a su “tesoro adorado” lo primero que hizo al llegar al a prisión. “Hoy sé cuánto te quiero y que no puedo vivir sin vos”, dice Perón.
La carta se desconoce si llegó a manos de Eva, ya que la original se encontró en las oficinas de Domingo Mercante, uno de los fundadores del peronismo y amigo íntimo de Perón. Junto a la carta de Eva se encontró un segundo manuscrito de Perón a Mercante, en la cual pedía que cuidara de Eva, y le solicitaba ayuda legal para resolver su situación, según lo cuenta el libro del historiador Felix Luna,” El 45, crónica de un año decisivo”, escrito en 1969.
El hallazgo de ambas cartas en el despacho de Mercante hizo que surgieran las dos teorías. La primera de que se trataba de un mensaje y un plan de honesto de trasladarse a otro lugar del país y casarse con Eva, y la segunda planteaba la duda sobre si era un plan para desorientar a las fuerzas militares, con la idea de que no estuvieran preparadas ante su contundente regreso.
Santiago Gaviña, profesor de historia nacional en la Universidad de Buenos Aires, afirma que se trata de un mensaje honesto: “La carta era sincera porque realmente Perón era un ‘muerto político’, era una persona sin futuro político en ese momento. Se había quedado solo, los militares lo habían abandonado, los empresarios no lo acompañaban, los sindicatos, aunque lo acompañaban, tampoco estaban tan seguros”.
Para Gaviña, entender el contexto en cual fue escrita la carta es fundamental para analizar si trata de un mensaje verídico o una trampa. “Eva en ese entonces no era una persona tan conocida. Se trata de una cuestión privada entre ellos, que le dice ya está nos vamos al Sur, y poco a poco con lo que pasó el 17 de octubre y Perón presidente, fue un giro no tan esperado, por eso para mí, habrá sido una carta sincera”, establece Gaviña.
“Perón y Eva no estaban casados, estaba muy mal vista la relación que tenían ellos para la época, un general del ejército, vicepresidente, estando con una mujer sin contraer matrimonio. No era algo que ellos publicitaran tanto, por lo tanto, no era una carta que se iba a conocer y que todos iban a ver, era algo más algo privado entre ellos”, concluye.
Por su parte, el historiador Fermín Chávez, parte del grupo de allegados a Eva Duarte, funcionario público del segundo gobierno de Perón, y escritor de varios libros del Che Guevara, Eva y Perón, dejó constatado en algunos de sus documentos que se trató de un plan para desviar la atención. Chávez en aquel entonces afirmó que se trataba de un texto largo y con indicaciones muy precisas, y el hecho de haber encontrado las cartas originales en la oficina de Mercante indican que la intención de la carta no era otra más que desviar la atención.
Recibida o no aquella carta de Perón a Eva, mostró un lado romántico e íntimo del hombre que tres días después de escribirla cambiaría la historia de la Argentina, dándole origen al Día de la Lealtad Peronista, que al igual que todos los 17 de octubre desde 1945, sigue convocando a miles de personas a la Plaza de Mayo.
La carta completa
Martín García, 14 de octubre de 1945
Srta. Evita Duarte
Bs As,
Mi tesoro adorado:
Sólo cuando nos alejamos de las personas queridas podemos medir el cariño. Desde el día que te dejé allí, con el dolor más grande que te puedas imaginar, no he podido tranquilizar mi triste corazón. Hoy se cuanto te quiero y que no puedo vivir sin vos. Esta inmensa soledad sólo está llena con tu recuerdo.
Hoy he escrito a Farrell pidiéndole que me aceleren el retiro, en cuanto salga nos casamos y no s iremos a cualquier parte a vivir tranquilos.
Por correo te escribo y te mando una carta para entregar a Mercante. Esta te la mando con un muchacho porque es probable que me intercepten la correspondencia.
Desde casa me trasladaron a Martín García ya aquí estoy no se porqué y sin que me hayan dicho nada. ¿Qué me decís de Farrel y de Ávalos? Dos sinvergüenzas con el amigo. Así es la vida.
Tesoro mío, tené calma y aprendé a esperar. Esto terminará y la vida será nuestra. Con lo que yo he hecho estoy justificado ante la historia y se que el tiempo me dará la razón. Esperaré a escribir un libro sobre esto y lo publicaré cuanto antes, veremos entonces quién tiene razón.
El mal de este tiempo y especialmente de este país son los brutos y tu sabes que es peor un bruto que un malo.
Bueno mi alma, quisiera seguir escribiendo todo el día, pero hoy Mazza te contará más que yo. Falta media hora para que toque el vapor.
Mis últimas palabras de esta carta son para recomendarte calma y tranquilidad. Muchos pero muchos besos y recuerdos para mi chinita querida.
Perón
*Sara González Velásquez es una alumna de segundo año de la Escuela de Comunicación de Perfil.
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por Sara González Velásquez
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