Una película en el atardecer: esta podría ser una descripción perfecta de la experiencia que propone cada verano, en José Ignacio, el Festival Internacional de cine (JIIFF). Desde hace 15 años, este evento exhibe una programación de lujo sobre la arena, con acceso libre y solo dos requisitos: llevar reposera y manta y la mejor disposición para sumergirse en algunas de las mejores películas del momento.
Este año celebra un aniversario especial, por eso el Festival se extenderá entre el 18 y el 26 de enero y tendrá 3 sedes, dos al aire libre (la Bajada de los Pescadores y la Bodega Oceánica José Ignacio) y una cubierta, el Pavilion VIK, única locación que exige reserva porque tiene localidades limitadas.
Películas como “Anora”, “Un dolor real” y “Emilia”, todavía no estrenadas ni en Argentina ni en Uruguay, serán parte de la programación; con la sorpresa, en el caso de “Emilia”, de que su director (Jacques Audiard) y la actriz principal (Karla Sofía Gascón) asistirán a la presentación.
Una historia del festival
“El festival nació de la inquietud de pensar una actividad de verano, en un espacio en el que parecía imposible una experiencia así. Imaginate 1500 personas llegando a la playa y abriendo la reposera para ver películas”, explica Pablo Mazzola, programador en Buenos Aires del Cine Arte Cacodelphia y uno de los organizadores del evento junto a Fiona Pittaluga, Mariana Rubio Pittaluga y Martín Cuinat.
Según cuenta Mazzola, “Anora” (Palma de Oro en Cannes, dirigida por Sean Baker) será la encargada de abrir las funciones del Festival que este año, aniversario mediante, tendrá una programación extendida. La curaduría del evento es un aspecto fundamental para los programadores, que buscan mostrar un cine de gran calidad, pero que no expulse al espectador. “Un cine que represente un desafío artístico, pero que tenga un carácter de encuentro. No vamos por obras extremas ni por un entretenimiento 'pochoclero'. Queremos darle al espectador nuevas herramientas para ampliar la mirada”.
Las películas en competencia son votadas por el público que es el único jurado. Y un día después de exhibidas, son sometidas a un debate en el que pueden participar todos los que la vieron.
Además de los films ya mencionados, este año se exhibirán la francesa “Le Royaume”, dirigida por Julien Colonna; la película animada “Flow” (“Straume”) que acaba de ganar un Globo de Oro y “Vermiglio”, una coproducción de Italia, Francia y Bélgica dirigida por Maura Delpero.
“Bird”, nominada a la Palma de Oro en Cannes y al premio del público del Festival de San Sebastián; es una de las películas más interesantes de la muestra. La gran sorpresa será el film chino “Black Dog” de gran belleza y originalidad. El único representante de Latinoamérica es el director Pablo Stoll Ward con “El tema del verano”. “Es una película de zombies -explica Mazzola- Pero también tiene una mirada del arte, la política, el género y de cómo es el cine uruguayo”.
¿Por qué no hay films argentinos en la muestra este año? “Lo que vimos de cine argentino reciente no nos cuadraba con el resto de la curaduría”, explica Mazzolla, que aclara que la película de Stoll es una coproducción de Uruguay y Argentina.
Otros objetivos
Aunque este Festival es una actividad privada, que no cuenta con subsidios oficiales y se sustenta exclusivamente con el aporte de sponsors y benefactores, la intención de los organizadores es también contribuir al crecimiento del cine local.
Por eso, sumada a la exhibición de los largometrajes, el evento exhibe una competencia de cortometrajes de autores uruguayos, que tiene como premio un viaje de formación al Festival de Cannes. Además, un dato muy positivo del certamen es que legitima a la pieza ganadora para que sea visionada en la selección de los premios Oscar y así se convierte en el primer festival de Uruguay que integra la lista de los Academy Award Qualifying Festivals. El viernes 24 de enero, en el Pavilion VIK, se exhibirán los 8 cortometrajes seleccionados. El ganador será seleccionado por un jurado de notables pero también recibirá el premio del público a partir de la votación de los espectadores.
En forma paralela al desarrollo del Festival también tienen lugar actividades de formación para los realizadores. Por un lado, una clínica para proyectos en marcha con tutorías de muy alto nivel. La mejor entre las propuestas presentadas recibe un premio de US$ 50.000 para aportar a su realización. Por otro lado, el espacio Generación J, para guionistas y directores menores de 32 años, se propone como un taller para imaginar proyectos e ideas guiados por expertos nacionales e internacionales. Las dos actividades se desarrollan durante los días en que transcurre el festival.
Por último, el taller “Corte” para niños y adolescentes los ayuda crear una película en una semana, que luego es exhibida junto con los cortometrajes en competencia. Para más detalles sobre la programación y las actividades paralelas a la muestra se puede consultar la página web del evento: joseignaciofilmfestival.com.
“Este un festival singular por el lugar donde sucede”, explica Mazzola, aludiendo a dos factores, el entorno natural de la pequeña ciudad costera y el público que la habita, de muy alto nivel cultural. “Programamos buen cine, un cine que nos dignifica, nos nutre, nos da elementos, nos permite entretenernos pero también nos ofrece lecturas interesantes. Sin dejar de lado el hecho de que el cine en pantalla grande nos da unas percepciones diferentes a las que tenemos en una plataforma”, concluye.
La experiencia vale la pena, desde las películas programadas hasta las condiciones para verlas: bajo la luna, frente al mar y con toda la calma del mundo para atesorar el momento.
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