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CULTURA | 09-07-2021 22:28

José de San Martin, un pilar en la declaración de Independencia

Desde su cargo como gobernador de Cuyo, el general insistía a los congresistas para que se reunieran en el Congreso.

En 1816 la situación de América era desoladora. Con la derrota de Napoleón y la vuelta de Fernando VII al trono español, las revoluciones perdían fuerzas y desde la corona se proponían a poner orden nuevamente.

Desde México hasta Chile los ejércitos revolucionarios eran derrotados en mano del Ejército Realista. Mientras que, en nuestro territorio, la revolución estaba envuelta en guerras civiles y el avance de las tropas colonialistas.

“La injerencia británica se torna mucho más fuerte en el Río de la Plata y la sugerencia, con carácter de orden de los ingleses, es que no proclamáramos la independencia”, escribe el historiador Felipe Pigna. Este debate de cuánto hay que tardar para proclamar la independencia, se da desde 1810 a 1816.

En este marco, José de San Martin, insistió que la declaración de independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata era necesaria. Fue de esta manera, que dio su apoyo pleno a la causa desde Cuyo, lugar del cual era gobernador, al mismo tiempo que preparaba sus tropas para la batalla.

“Preciso es que nos llamemos independientes para que nos conozcan y respeten”, afirmaba San Martin. Quien, durante el lapso de ese año se dirigió a Godoy Cruz en repetidas ocasiones para que apremie a los congresales a fin de que declaren la independencia.

El General consideraba la declaración de la Independencia un requisito indispensable para su plan de iniciar una ofensiva a gran escala en otras regiones de Sudamérica. Desde el territorio mendocino, estaba organizando el Ejército de los Andes, el cual debía llevar adelante la campaña para conseguir la liberación e independencia de Chile y Perú.

Pero él sabía fehacientemente que, para darle la independencia al continente americano, era necesario primero, declarar la Independencia en las Provincias Unidas del Río de La Plata. Por eso, necesitado de ayuda externa, urgía a los diputados cuyanos a declarar cuanto antes la Independencia

“¿Hasta cuándo esperaremos para declarar nuestra independencia? ¿No es cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y escarapela nacional y, por último, hacer la guerra al soberano de quien se dice dependemos, y permanecer a pupilo de los enemigos?”, dice San Martin en una carta.

San Martín y su rivalidad con Alvear. Para Pigna, San Martín encabezaba el grupo progresista que sucedía a los revolucionarios de 1810. Por otro lado, Carlos María de Alvear se oponía al independentismo.

Ambos trabajaron juntos en la organización de la Logia Lautaro, un grupo secreto que intentaba corregir la dirección política del gobierno. Alvear y San Martín encabezaron la revolución del 8 de octubre de 1812, que reemplazó al Primer Triunvirato por el Segundo y que convocó a la Asamblea del año XIII. La Logia se dividió entre los partidarios de San Martín y los de Alvear, por lo que este, con mayor influencia política lo alejó del poder poniendo al mando del Ejército del Norte.

El 10 de enero de 1815,Alvear se convirtió en el director de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Aunque su mandato duró solo tres meses, fue calificado como una dictadura. Desde Cuyo, San Martín fue un claro opositor a su mandato. Alvear gobernó apoyado por su facción, sus seguidores de la logia Lautaro y el sector militar que respondía a él. Mientras que en el interior crecía el descontento y la oposición ganaba fuerzas.

San Martín estuvo en conflicto con el poder central, por lo cual presentó la renuncia al enterarse del nombramiento. Desde Buenos Aires, el primer mandatario designó para su sustitución al coronel Gregorio Perdriel. Esto provocó la reacción de los habitantes, quienes inmediatamente, se reunieron en sesión ordinaria y luego extraordinaria para votar en favor del Libertador y desobedecer a Carlos María de Alvear.

Con esta proclamación del Cabildo, el coronel San Martín organizó una junta militar y convocó a sus jefes y oficiales de los batallones y regimientos que estaban en la ciudad para referirse a estos acontecimientos.

La guarnición en Cuyo estaba de acuerdo con la desobediencia al gobierno de Buenos Aires y apoyaba el levantamiento militar del coronel José Ignacio Álvarez Thomas contra Carlos de Alvear. Además, estaban listos para sumarse a las tropas sublevadas en caso necesario.

Todo esto no sucedió, debido a que llegarom noticias desde Buenos Aires, donde se anunció que el Alvear dejaba su cargo.

Ambos políticos se diferenciaron hasta en la forma de buscar avanzar contra el ejército real. Mientras que la estrategia del General era avanzar por el Alto Perú, Alvear sugería atacar indirectamente, a través de Lima. Esta opción quedó desestimada luego de que el Cabildo de Buenos Aires, se negara. “Después de Waterloo, la locura de Alvear llega al punto de la traición. Llega a plantear a Gran Bretaña que nos reciba como colonia, mandando a Manuel José García a negociar”, afirmó el historiador.

En 1815, luego de la caída de Napoleón en la batalla de Waterloo y la vuelta del establishment real a las casas europeas. Carlos María de Alvear está muy atento a lo que dice Gran Bretaña, habla de plantear una disculpa, una reconciliación con España.

por Diego Frojan

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