La relación de Leonardo Padura con la Argentina comenzó en 1993, cuando vino a la Feria del Libro de Buenos Aires con su primera novela (“Pasado perfecto”) en la mano, en una edición cubana que no se conseguía entre nosotros. Pero tuvo que esperar a 2009, cuando se publicó su libro más famoso, “El hombre que amaba a los perros”, para volverse un escritor admirado y muy leído entre nosotros.
Su obra total podría dividirse entre los libros que tienen como personaje central a Mario Conde y los que no. Este ex policia, en la práctica, un verdadero detective; es el alma de una saga de novelas policiales en las que Padura se aboca a una tarea doble: contar la historia de un crimen y retratar la realidad cubana. “Desde 1989 hasta 2016”, detalla Padura, son los años que recorren esos libros en los que “Conde mira a Cuba desde una esquina de un barrio de La Habana, a la altura de los ojos de un hombre”. “Personas decentes”, la novela que el escritor acaba de presentar en Buenos Aires, es el último capítulo de esta saga. En ella, Conde se remonta al pasado más oscuro de la revolución cubana para resolver dos asesinatos, mientras su ciudad se prepara para recibir la visita de Barack Obama.
Declarado Huésped de Honor de la Ciudad de Buenos Aires en 2018, la relación de Padura con nuestro país ya es muy cercana y entrañable. “Tener éxito en Argentina tiene un significado muy especial para mí. Escritores como Borges, Bioy, Cortázar han tenido una gran influencia. Y también Osvaldo Soriano, un escritor que disfruto muchísimo, un maestro de la novela policíaca irreverente, posmoderna, que rompió códigos burlándose de todo”, explica sobre sus modelos argentinos.
De la Cuba postpandémica, de la ilusión que no fue con los Estados Unidos, de su nuevo libro y su relación con el establishment cubano habló en Buenos Aires con NOTICIAS.
NOTICIAS: En todas sus novelas siempre está presente la realidad cubana, de un modo tal que es inevitable preguntarle por su país. ¿Le pesan estas preguntas?
Leonardo Padura: No me niego a hablar de Cuba pero no quiero ser considerado “la voz que explica Cuba”, porque es una responsabilidad que me supera. Soy un escritor que trata de presentar la realidad cubana desde mi perspectiva, la que compartimos con mi personaje, Mario Conde. En Conde no hay una perspectiva superior ni una mirada filosóficamente compleja. Y eso hace que para muchos lectores deje de ser un personaje y se convierta en una persona. Muchos me preguntan: “Oye, ¿qué es de la vida de Conde?”.
NOTICIAS: En su novela anterior, “Como polvo en el viento”, son muy particulares las fiestas entre amigos y la dificultad para conseguir qué comer y tomar en esas fiestas.
Padura: Hay preguntas para las que no tengo respuesta. No sé cómo vive mucha gente en Cuba, porque no sé de dónde saca el dinero ni cómo pueden llegar a fin de mes. Y la gente vive. Son estrategias de supervivencia tan diversas.
NOTICIAS: “Personas decentes” transcurre durante la histórica visita de Barack Obama a Cuba. ¿Cómo se vivió ese momento?
Padura: Las relaciones con los Estados Unidos se restablecen en el 2015. Y Obama viene en el 2016. Alrededor de eso hubo una gran cantidad de intercambios culturales, académicos, científicos, deportivos, religiosos. Se movía el dinero, se abrieron pequeños negocios, restaurantes, hostales. La vida mejoró. Pero Trump cortó la relación y un año después vino la pandemia. Eso provocó un recrudecimiento del bloqueo, con muchas medidas dictadas para afectar la economía. A eso se sumó la ineficiencia del sistema económico cubano. Se detuvo el turismo, fuente fundamental de ingresos, y el país tuvo que poner muchos recursos en función de controlar la pandemia. Hemos entrado en un túnel oscuro del cual no se sabe cómo vamos a salir. Algunas pequeñas cosas Biden las ha aliviado: la cantidad de vuelos que vienen a Cuba o la cantidad de dinero que se puede enviar, pero son muy pocas cosas. Además, durante años se arrastró el problema de tener dos monedas, el peso cubano y una moneda equivalente al dólar. Se unificaron esas dos monedas, hay una tasa de cambio absolutamente irreal y esto provocó una inflación terrible.
NOTICIAS: En la Argentina sabemos de qué se trata la inflación.
Padura: En Argentina la inflación es terrible pero vas al mercado y está lleno de productos. En Cuba a veces tienes el dinero y no puedes comprar nada. Yo acabo de ir a un supermercado aquí para llevarme dos maletas de comida para Cuba. Tengo a mi mamá con 94 años y a mi suegra con 85. Tenemos que llevarles todas las cosas posibles para sostenerlas. Es una situación muy difícil y ha provocado muchas respuestas. Desde el año pasado hay protestas que han sido reprimidas no tanto con violencia policial, como con violencia judicial. Diez años de condena por romper un vidrio. Y por otro lado, está saliendo mucha gente de Cuba. Se van la mayoría a través de Nicaragua (que no pide visado) y desde allí emprenden la ruta siniestra de los coyotes. Hay que tener desesperación para lanzarse, familias enteras con niños, a hacer esa ruta.
NOTICIAS: El primer asesinado de “Personas decentes” es un hombre que colabora con el régimen en los '70 y delata a artistas e intelectuales. ¿Sigue existiendo algo parecido en la actualidad?
Padura: La década del '70 fue especialmente dura en esa política de marginación de toda persona que no cumpliera con los “parámetros” (se llamó “proceso de parametración”) de lo que se suponía debía ser un artista revolucionario. No podía ser homosexual ni tener creencias religiosas e ideológicamente tenía que tener muy claros sus conceptos. Ahí fueron marginados muchísimos artistas. A partir de los '80 ese proceso empieza a ser menos duro, pero podía haber consecuencias. Yo sufrí una de esas consecuencias. Trabajaba en una revista cultural y me sacaron para mandarme a un periódico porque tenía “problemas ideológicos”. En los '90 se abre más el espacio. Pero siguen existiendo niveles de censura. Las editoriales, la empresa de cine más importante y los teatros pertenecen al estado. En cuanto al mundo de la información, hay políticas muy estrictas porque los periódicos y las emisoras de radio y televisión pertenecen al estado. Pero ya no es la misma presión social que existió en los '70.
NOTICIAS: ¿Cuál es su situación hoy en Cuba?
Padura: Tengo una relación extraña con la institucionalidad. Pago mis impuestos como cualquier ciudadano. Como cobro mis dineros fuera de Cuba, entro es una categoría especial. Mis libros se han ido publicando en ediciones especiales a menor valor (el precio de un ejemplar en el resto del mundo es el salario mensual de un cubano). Las últimas 3 novelas no se han podido publicar porque no hay papel. La gente también me lee por vías alternativas, o porque alguien les manda el libro desde otro país o por copias digitales piratas. La promoción de mi trabajo prácticamente no existe. No salgo en la televisión. Los periódicos cubanos no me entrevistan. Es un proceso al que yo le llamo de “invisibilización”. Hoy en día eso es nadar contra la corriente porque existen medios que hacen circular información y que ya están al acceso de los cubanos. Ahora se pueden tener celulares y acceso a internet. Pero no tengo redes sociales. Hago un promedio de 250 entrevistas por año. Si entro en el mundo de las redes sociales, enloquezco.
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