Malba acaba de abrir sus puertas con “Latinoamérica al sur del Sur”, una relectura de su Colección permanente, y con la exhibición de las interpelantes obras de Remedios Varo que quedaron en espera desde marzo. Y, aún cuando el museo mantuvo una ágil agenda virtual, nada reemplaza al placer de volver a pisar sus salas, siguiendo protocolos sanitarios y con entradas por Internet. La señalización de todo el museo -con circulación en sentido único- fue realizada artesanalmente por un grupo multidisciplinario. La acción “proxémica” invita a “seguir la línea” y pueden verse las cintas amarillas del piso que recorren la arquitectura, pero también en la Web y en las redes sociales del Malba, junto con diferentes fragmentos que se proyectan en pantallas del museo.
“Constelaciones”, curada por Victoria Giraudo (Malba) y Carlos Molina (MAM de México) está desplegada en el segundo piso, en torno a la vida y obra de Remedios Varo (España, 1908-México, 1963). Figura del arte fantástico latinoamericano, vivió en México cuando se exilió en 1942 escapando del fascismo. La muestra se centra en obras realizadas en tierra mexicana -repleta de magia y leyendas- sazonadas con sus conocimientos de las ciencias naturales, cosmogonía, alquimia, música y las ciencias ocultas como la magia y la astrología.
Al sur del Sur
Tal como su nombre lo indica, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, cumple con su enunciado al reunir más de 700 obras de países de América latina. La región no integra una sólida unidad cultural porque las etnias, lenguas y orígenes de los pueblos son tan diversos como sus corrientes inmigratorias; el idioma español es mayoritario, pero también se habla portugués, guaraní, quechua, aimara, francés, inglés. “Latinoamérica al sur del Sur” evidencia esa diversidad, discute conceptos instalados e invita al debate; se extiende por todo el primer piso.
Los 13 países de América del Sur están representados aquí, con la suma de artistas del norte y el Caribe (México, Cuba). Las curadoras Gabriela Rangel, Florencia Malbrán y Verónica Rossi organizaron esta muestra con más de 160 obras, presentadas mayormente de forma cronológica. Son 11 núcleos, entre otros: La ciudad del futuro (Coppola, Barradas, Di Cavalcanti); El salón (José Cuneo, Curatella Manes, Del Prete, Guttero, Agustín Lazo); Vanguardias (Pettoruti, Rivera y Norah Borges); Xul Solar y el idioma de los argentinos.
La exhibición se inicia con objetos precolombinos dispuestos como en un altar, que tiene en su centro a la pintura “Composition symétrique universelle en blanc et noir”, 1931, de Joaquín Torres-García. Esta síntesis constructivista poblada de signos de la naturaleza y otros símbolos integra el núcleo “Arte moderno y pensamiento autóctono” con Gurvich, Frida Kahlo, y otros. La muestra repasa el Siglo XX, incluso con artistas “invitados” para expresar “preocupaciones del presente como la preservación del medio ambiente, la participación de las mujeres, los derechos de las minorías étnicas y sexuales y la apropiación del legado cultural en la construcción de la memoria de una nación”.
La figura distorsionada pintada por Tarsila do Amaral, “Abaporú”, es la pieza más emblemática del modernismo de Brasil y central en “Abaporú y la cultura negra”, con Figari, Amelia Peláez; “Rosana Paulino utiliza el collage de las vanguardias históricas para desarrollar un desmontaje crítico de la representación de la mujer negra como objeto en esos movimientos”.
Otros ejes
“Manifestación” preside el núcleo “Antonio Berni y la lucha social”, que incluye a Siqueiros, Forner, Miguel Covarrubias y más. Anclado en sus convicciones y tras la crisis económica y la inestabilidad política de los años ’30, Berni inició su pintura social. En los años ‘60 inventó dos arquetipos urbanos: Juanito Laguna y Ramona Montiel.
Metamorfosis y deseo sexual en la gran escultura de yeso “O Impossivel” (182×175×91 cm), 1945, de Maria Martins. Esas figuras -femenina y masculina- se imponen como inmediato punto de atracción en “Surrealismo: la materia del sueño”, con otros artistas extraordinarios como Wifredo Lam y Roberto Matta que vivieron en París, como Martins; y conocieron de primera mano la propuesta surrealista de André Breton. Martins adopta el surrealismo por la posibilidad de liberación que promueve.
“Marco recortado: arte concreto y sus discrepancias” exhibe a artistas concretos (Arden Quinn, Blaszko, Rothfuss, Iommi, Kosice, Lidy Prati, Lozza, Lygia Clark, Mathias Goeritz, María Freire) que deseaban cortar con la representación de la realidad y con cualquier huella de subjetividad.
“Folklore urbano en imágenes” reúne a creadores que utilizaban una multitud de formas de comunicación cultural -películas, música, publicidad, historietas, imágenes de TV y productos de consumo- como Antonio Caro, De la Vega, Antonios Dias, Rubens Gerchman, Wanda Pimentel, Minujín, Grippo, Marisol, con “Couple 2”, 1966, pareja pintada sobre madera (243,8x70,5x25,4 cm).
La muestra concluye con “El giro conceptual: la idea como protagonista” (Mira Schendel, Fernando Bryce, Cildo Meireles, Lotty Rosenfeld, Alberto Greco, Ferrari). La pródiga propuesta conceptual, que elimina casi por completo el objeto artístico, privilegia la idea, crea trabajos que son documentos de un pensamiento -textos, diagramas, postales y libros de artistas- posee bordes porosos y dio origen a una serie de formas de arte paralelas que, con distintos nombres, se superponen y se cruzan entre sí como la “Performance”o el “Body Art”.
La nueva fundación
Fundación Malba reformó su Estatuto y conformó un nuevo Consejo de Administración. Entusiasta del arte y gestora cultural, Teresa Aguirre Lanari de Bulgheroni es ahora la presidenta y Norah Garfunkel de Hojman, vicepresidenta. Bulgheroni agradeció su nombramiento convencida de que “el arte y la cultura son fuentes de aprendizaje, inspiración y sosiego”. Eduardo F. Costantini, visionario fundador de esta ineludible institución cultural porteña, es Presidente Honorario. El Museo, inaugurado tras el criminal atentado a las Torres gemelas en Nueva York en ese aciago 2001, tiene un presupuesto anual de 5 millones de dólares, con un déficit promedio de 2.5 millones de dólares anuales, que ha sido financiado por la Fundación Costantini, transformada en Fundación Malba en 2017.
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