Están aprendiendo una canción nueva. Algunos de los chicos entraron hace poco a la orquesta y todavía se sienten inseguros con el instrumento que tienen entre las manos. El profesor les pide que repitan por grupos algunos compases de la melodía; primero las cuerdas, luego los vientos. Al final tienen que tocarla todos juntos. Y cuando lo logran, es emocionante.
Estamos en una escuela pública de La Boca, adonde NOTICIAS fue invitada a presenciar el ensayo de una de las 16 orquestas Infantiles y Juveniles de Buenos Aires. Este programa, que depende del Ministerio de Educación, fue creado por Claudio Espector y Beatriz Fuchs, en 1998, en Villa Lugano; con la idea poner al alcance de los chicos la oportunidad de un aprendizaje formal de la música. Una opción inalcanzable para muchos por falta de recursos o, simplemente, porque un violín o un oboe parecen instrumentos casi irreales, muy lejos de los sueños de una familia tipo. Pero la escuela pública abre esta posibilidad a los alumnos, el camino hacia una vocación inesperada.
De Mataderos a Flores y de Balvanera a Parque Avellaneda, en barrios con características y problemáticas muy diferentes, alrededor de 2000 chicos y 220 docentes forman parte de un programa por el que han pasado, en un cuarto de siglo, más de 25.000 alumnos. Muchos de ellos siguen posteriormente sus estudios musicales y se tranforman en profesionales. Otros, aunque elijan caminos distintos, siempre regresan a saludar o traen a sus hijos para integrarlos a alguno de los grupos. Un regreso inevitable a una historia que los hizo felices.
Una orquesta por dentro
A pocos metros del patio blanco de la escuela donde ensaya la orquesta de La Boca, las madres de los pequeños músicos están reunidas para planificar una actividad. Como en todo colegio, como en todo grupo de padres, se trata de reunir fondos para comprar las remeras que serán el uniforme de los chicos en las diferentes actuaciones. Muchas de esas mujeres hacen enormes sacrificios para traer a sus hijos a los ensayos, que suelen repetirse 4 días a la semana. Pero son los chicos los que más insisten en llegar a tiempo. No les gusta faltar. Formar parte de la orquesta para ellos es un orgullo.
“La orquesta es un viaje de música, de descubrimientos, de amistades y creo que, sobre todo, un lugar de pertenencia. Para muchos un lugar de tránsito y para otros un camino de ida -explica Oscar Albrieu Roca, coordinador general del Programa, quien acompaña a NOTICIAS, a visitar distintas orquestas y escuelas- Los chicos y las chicas llegan, la gran mayoría de las veces, por iniciativa propia, por tener amigos o compañeros en el grupo. Por otra parte, las orquestas tocan mucho en las escuelas para difundir la actividad y ampliar el repertorio cultural de los alumnos”.
Aunque el programa depende de los recursos que aporta el Ministerio de Educación porteño, las orquestas cuentan con el apoyo de una Asociación de Amigos, conformada por familiares y exalumnos que recaudan fondos (a través de donaciones o de la organización de actividades) para ayudar a los distintos grupos. Un factor crucial para incorporar a más chicos es tener una mayor cantidad de instrumentos. Solo como ejemplo, sirve contar que un violín cuesta más de $ 150.000 pesos; un trombón, $ 400.000 y un oboe o un fagot, muchísimo más. Los fondos oficiales no siempre alcanzan, ni contemplan pérdidas, roturas u otros accidentes.
Un tema interesante es la clase de música debería integrar el repertorio de estas agrupaciones, considerando que las opciones habituales de un orquesta tradicional son composiciones clásicas de la música europea. En este caso, en cada escuela se elige lo que el grupo va a tocar, y una parte importante del repertorio está constituida por temas cercanos al entorno cultural de los chicos. “Hay solo 5 o 6 temas que son comunes a todas las orquestas. La elección de cada repertorio se hace en conjunto entre el director y los profesores. Contamos, además, con un equipo de compositores, arregladores y copistas que pueden crear o adaptar las obras que se necesitan para cada nivel”, explica Albrieu Roca.
Este año, el programa cumple su aniversario número 25 y se prepara para celebrarlo con todo. En principio, se realizarán dos conciertos en el Teatro Colón el 21 y 22 de diciembre. Pero la gran fiesta será el sábado 28 de octubre en el Parque Roca, en el estadio Mary Terán de Weiss a las 11 hs. Allí los integrantes de todas orquestas darán un gran concierto gratuito, abierto al público, en el que participarán 2.000 chicos y chicas.
La música como educación
¿Qué es lo más importante que se enseña en las orquestas? “El pensar y respetar al otro. El tener que hacer silencio o tocar más 'piano' para que el compañero se escuche. La musica orquestal tiene muchos roles, en distintos momentos de una obra: ser la voz principal, acompañar o hacer silencio, pero siempre escuchando y actuando en relación a lo propuesto con el otro. De otra manera, no funciona. Creo que estas enseñanzas van mucho más allá de lo musical y son directamente extrapolables a la vida como ciudadanos”, define Albrieu Roca.
“El concepto de selección es común a la conformación de cualquier orquesta -explica Federico Landaburu, coordinador de la orquesta de Barracas y profesor de clarinete-. Aquí es todo lo contrario. Nuestra intención en incluir a la mayor cantidad posible”.
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