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CULTURA | 21-11-2020 13:37

Una novela sobre la infidelidad con igualdad de género

La segunda novela de Marta Gatti tiene a una mujer por protagonista, que se debate entre dos pasiones. Amores prohibidos y feminismo.

¿Es igual para la sociedad que un hombre sea infiel a que una mujer lo sea? Marta Gatti es periodista y escritora y lanzó su nueva novela, “Mi lindo Julián” (Almaluz), en la que la protagonista tiene dos amantes y casi todos los personajes viven historias paralelas. “La sociedad suele juzgar a la mujer infiel de una manera distinta que al hombre. Mientras que al hombre se lo justifica, a la mujer se la critica. Todavía la sociedad no está lo suficientemente madura para aceptar que la infidelidad es una característica del género humano”, comenta la autora.


NOTICIAS: ¿Qué representó para usted, después de años de escribir textos periodísticos, lanzarse a la ficción y cómo fue el proceso?

Marta Gatti: Creo que fue sacar mi propia esencia. Desde muy chica escribo, pero tiré todo lo que escribí, porque siempre me parecía que no tenía valor literario. Yo soy profesora en Letras y también hice la carrera de corrector literario. El corrector es un crítico 'per se' y es muy difícil correrse de ese lugar y salir al escenario, porque siempre aparece el fantasma del error. En definitiva entendí que no se trata de buscar el premio Nobel de literatura ni de demostrar profundidad. El que tiene ganas de escribir lo tiene que hacer.

NOTICIAS: ¿Por qué es importante el humor en sus historias?

Gatti: En mi vida es importante el humor. Junto con la sublimación son los únicos mecanismos de defensa que funcionan. El humor desdramatiza, quita las asperezas y genera empatía. Una historia sumamente trágica se puede contar con humor y la mirada hacia esa historia cambia.

 

Mi lindo Julián

 

NOTICIAS: ¿Tienen elementos autobiográficos sus novelas?

Gatti: Algunos sí, creo que es inevitable porque las historias salen de la cabeza de quien las escribe, algo de su vida hay –Stephen King dice que escribimos de lo que sabemos–, pero son como los hijos: se parecen a sus padres pero hacen su propio camino. Gabriela Arbeiten es periodista de una revista femenina que tambalea. Yo también trabajé en revistas femeninas, sé lo que es pasar por un despido. Ella pasó por situaciones por las que yo no pasé, ella no tiene amigas y yo sí. Digamos que Gabriela es mi creación pero no mi espejo.

NOTICIAS: ¿Cuál fue la idea o la imagen que dio nacimiento a “Mi lindo Julián”?

Gatti: La protagonista es Gabriela, una mujer de 50 años, que tiene dos amantes, no tiene compromiso con ninguno, pero tiene un favorito: Julián, que es casado, tiene hijos pequeños, dice estar enamorado de su esposa y le dedica solo 15 minutos cada tres meses. Gabriela sufre por esta situación porque cree estar enamorada de Julián, sin embargo lo tiene a Antonio, su otro amante, que es mucho más presente. Ella fantasea con que Julián se separe y se vaya a vivir con ella. Un día, el deseo se cumple, sin embargo el conflicto no se resuelve según su fantasía. “Mi lindo Julián” tiene que ver con la posición de la mujer en la sociedad. Una mujer infiel no es juzgada de la misma manera que un hombre infiel. En el hombre, las infidelidades pueden hasta causar gracia, en cambio la mujer tiene que crear una situación conflictiva que justifique su comportamiento. Se habla de hombres infieles por naturaleza, pero también hay mujeres infieles por naturaleza, la diferencia está en la culpa.

NOTICIAS: ¿Cómo es su relación con los lectores?

Gatti: Me sorprenden. Cuando escribí “Mi primo cuarto”, mi psicóloga me dijo que me iba a encontrar con tantas miradas como personas la hayan leído. “Habrá quien se ría, habrá a quien le guste, habrá quien te diga que se aburrió, que esperaba otra cosa, habrá quien te diga que fue lo mejor que leyó en su vida, habrá quien te diga no le causó ninguna gracia”, me decía. Y así fue. En “Mi primo cuarto” creé dos personajes que son el mismo, en realidad, son las dos caras de una misma moneda. Elina Farías y su primo cuarto, Nicanor Ponce. Están los dos muertos en vida y para que uno renazca, el otro muere. Para mí era muy obvio, porque hasta los discursos de ambos son iguales. Sin embargo, la mayoría se enojó por la muerte de Nicanor. De hecho un lector consiguió mi celular y me mandó un WhatsApp con recriminaciones. Yo estaba paseando por París ese día y lo último que me esperaba era eso. Le expliqué y entendió que fue casi un recurso literario. Casi todos los que leyeron “Mi primo cuarto” también leyeron “Mi lindo Julián”, pero ahora ya estoy más preparada para las devoluciones.

NOTICIAS: ¿Quiénes son tus escritores favoritos, los que fueron sus modelos a la hora de escribir?

Gatti: Cuando tenía ocho años, mi hermana –que tenía 16– me leía cuentos… de Cortázar. Amaba las “Historias de Cronopios y de Famas” y me divertía con las “Instrucciones para subir escaleras”. A medida que fui creciendo, fui descubriendo otros escritores. Recuerdo cuando a los 18 leí “Sobre héroes y tumbas”, Sabato pasó a ocupar el podio de los favoritos y llegó a mis manos Roberto Arlt, que eclipsó a todos y se quedó para siempre. Leo de todo y de todos aprendo algo. Actualmente, hay un escritor francés, David Foenkinos, que me gusta mucho, sus novelas son verdaderas clases de taller literario, incluso hay una que fue llevada al cine.

NOTICIAS: ¿Tiene en mente ya el tema de la próxima novela?

Gatti: Esta cuarentena me dio mucho material. Se me ocurrió escribir desde la mirada de cuatro personas octogenarias y sus vivencias. No hay que olvidar que las personas mayores conforman el grupo de riesgo, eso genera mucho miedo y el miedo crea todo tipo de fantasmas con los que puede ser imposible vivir. Así vamos a tener a la que está encerrada limpiando obsesivamente su casa con lavandina hasta intoxicarse, la que cree en teorías conspirativas y va a quemar barbijos, la que se deprime y llora mucho porque extraña su vida anterior a la pandemia y la más centrada que racionaliza la situación y la vive de una manera más adulta. Fueron tantas las anécdotas insólitas que me contaron, que viví, las situaciones absurdas, que me dieron ganas de armar una historia. Creo que en este año, las personas mayores fueron muy castigadas emocionalmente y se merecen protagonizar una novela.


 

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