*** Había una vez una chica, madre soltera, con pareja más que abusiva, que huyó de todo y se dedicó a limpiar casas, curarse a sí misma y pelear contra la burocracia y por una vida mejor para su hijita. Sería muy cruel invalidar una serie que nos mira como un perrito mojado, y en cierto sentido está bien: el espectador cree que el cúmulo de desgracias y pequeños momentos de comedia que sufre la protagonista ocurren de verdad en la pantalla.
Pero, ay, no estamos lejos de los lugares comunes más simplones del mundo bienpensante. Donde todo lo que sea el poder (la asistencia social, por ejemplo) es definitivamente malo e inhumano (y sabemos que no) y donde cada desgracia está perfectamente calculada por el guión para que digamos “qué barbaridad”.
Ok, quizás se base sobre una historia real, pero la herramienta melodramática la ha transformado en ficción y, como tal, debemos verla. De todos modos, es efectiva y muchas veces caemos en la trampa: en ese juego, tiene un punto a favor.
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