En el plano laboral, el relevamiento del Ministerio de Trabajo mostró que, en marzo, el empleo registrado se recuperó 0,3%, respecto al mes anterior. La variación interanual se ubicó en 4,5%, mientras que la variación respecto a los niveles de marzo de 2019 fue del 3,3%. En términos interanuales, las mayores variaciones fueron independientes (+8,6%) y asalariados privados (+3,7%). También, en abril, se informó que la remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (RIPTE) fue de $128.406. Es decir, que mostró una aceleración del 59,5% anual nominal y una real del 0,9% aproximadamente.
En el plano de la actividad, el INDEC señaló que, en abril, la actividad industrial avanzó mensualmente el 5%, mientras que el aumento anual fue del 4,7%. A nivel interanual, la división que tuvo mayor incremento fue Prendas de vestir, cuero y calzado (+40,4%) y le siguió Vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes (+25,1%). En abril, por su parte, la construcción presentó un aumento (mensual) del 5,4%, recuperándose de la caída del 4,1% en marzo. Interanualmente, presentó un avance del 8,8% y se ubica un 5,3% por encima de los niveles de 2019. Al mismo tiempo, en marzo, los puestos de trabajo en el sector mostraron un incremento del 18,4% respecto a marzo de 2021, pero siguen un 6% por debajo comparando con 2019. Resulta esperable que las cifras de los próximos meses reflejen la crisis energética.
Todo esto con el telón de fondo del FMI que confirmó que se cumplieron las metas cuantitativas del primer cuatrimestre (próximo desembolso de US$4.030 millones). Aunque se van a revisar las variables que se consideren afectadas por el shock de la guerra en Ucrania. Una de las variables a revisar será la meta de inflación, la cual se había acordado en 48% para todo 2021 a fines de marzo. En términos de expectativa de inflación (nacional), el relevamiento del BCRA reflejó que la inflación para 2022 se está estimando en 72,6% y, para 2023, la expectativa se mueve en un 60%.
La crisis en la provisión de combustibles y la ausencia de soluciones que lleven a una rápida salida están poniendo un freno sobre gran parte de la cadena productiva. Peor aún, los conflictos políticos en torno a la licitación y construcción de un nuevo gasoducto han transformado una problemática coyuntural en una dificultad de mayores proporciones. Al margen de esto, los precios internacionales del gas y el petróleo presionaron, acumulando subas de más de un 15% en los últimos 30 días. De esta forma, se hace más complejo la posibilidad de abastecer la totalidad de las necesidades energéticas.
La semana pasada salieron de los Fondos Comunes de Inversión CER un 5% de los capitales, acumulando una salida de casi 9%.
¿Qué es lo que se deduce? Sencillamente que el mercado no descuenta cambios en las condiciones de dichos bonos a partir de la próxima gestión. Por carácter transitivo, el riesgo país tuvo el valor más alto desde la reestructuración de deuda en septiembre 2020 (superando los 2.000 puntos básicos desde entonces). Asimismo, en el mercado de deuda local, se observa el fin de la calma, dado que gran cantidad de los fondos que se encontraban en posiciones en pesos migraron hacia los dólares paralelos. De esta manera, el dólar CCL vio su mayor suba diaria en más de un mes, con un salto de 4,5%, y extendió la brecha mayorista hasta llevarla nuevamente al 80%.
En síntesis, dado este escenario, la acumulación de reservas está en niveles críticos (stock total de reservas netas de aproximadamente US$2.800 millones). Y, considerando que a fin de mes ingresarán US$4.000 millones por parte del FMI, pero se tendrá que pagar un total cercano a los US$700 millones, el objetivo de alcanzar los US$6.425 millones de dólares de reservas, para fin del primer semestre y en ausencia de desembolsos extraordinarios, sería posible únicamente captando más de US$190 millones por día. En pocas palabras, el incumplimiento de esta meta sería probable.
A la falta de confianza, se suma la pérdida de herramientas de política monetaria. El cepo al dólar ya no es efectivo para contener la disparada de las cotizaciones paralelas, los controles de precios no reducen la inflación, y ahora los bonos CER tampoco serán suficientes para atraer el total de fondos necesarios. Ante cotizaciones en baja en el mercado secundario, el Tesoro tendrá que buscar la forma de incrementar los incentivos por la deuda local que deba refinanciar, con un acuerdo con el FMI que ya no sirve como ancla. En sí, cambios inocuos sobre esas mismas metas por otras más laxas y alcanzables serán simplemente una cuestión nominal. Lejos queda la normalización y corrección que los fundamentos de la macro reclaman.
*Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA.
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por Federico Pablo Vacalebre*
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