Desde su nombre mismo, el “Aporte solidario y extraordinario” fue controversial. Los detractores destacan su carácter obligatorio y ponen en duda que sea por única vez como se encargó en aclarar el diputado oficialista Carlos Heller, que además preside la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara.
La otra polémica surgió con la superposición con el impuesto sobre los Bienes Personales. Quizás para no dejarla servida a una judicialización inminente invocando la doble imposición: cobrar un gravamen dos veces sobre el mismo concepto, con el agravante que el “aporte solidario” no tiene piso y es más benigno en el tratamiento fiscal de las acciones de sociedades alcanzadas. La AFIP espera que sólo alcanzará a 10.000 súper ricos, pero como entra en vigor recién en su promulgación la sola actualización del tipo de cambio meterá en la aspiradora a más contribuyentes.
por R.N.
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