Tuesday 17 de September, 2024

ECONOMíA | 05-08-2024 08:56

Equilibrio inestable: una carrera contra reloj

Las promesas de eliminar el cepo y parar la inflación chocan con la escasez de reservas, jaqueadas por los vencimientos de deuda.

Un piloto de helicóptero precisa casi 200 horas de vuelo para obtener la licencia comercial, pero se le exigen más de 6.000 horas para operar en la circunstancia más adversa, como rescates marítimos y aterrizaje a bordo. Es lógico: marejadas, fuertes vientos cruzados y unidades en movimiento, con bajísimo margen de error. Algo parecido ocurre con la economía argentina: el equilibrio podría alcanzarse, efectivamente, según opinión de economistas y un gran consenso en la biblioteca. Pero las condiciones en las que debería operar son parecidas a un rescate en alta mar: cada variable crítica evolucionó favorablemente, pero la interacción entre ellas, los imprevistos (hasta el azar climático) van haciendo su juego, pero corriendo a velocidad. Para el Gobierno, por ejemplo, la carrera contra el tiempo significa que pueda converger la tasa de inflación mensual (en descenso), la tasa de interés (en ascenso) y la tasa de devaluación programada (constante) antes que se agoten la paciencia de la gente… y los dólares de las reservas que cuenta de a uno el Banco Central.

Alerta. La primera señal en el tablero de control se dio cuando, a partir de junio, se ralentizó el ritmo de recuperación de las reservas. La estimación del economista Fernando Marull es que la anterior gestión entregó el poder con US$11.200 millones negativos: esto es que se habían utilizado activos tomados como resguardo (como los encajes de los depósitos en moneda extranjera) y llegaron a recuperarse hasta mayo. En los primeros cinco meses del año, el Banco Central (BCRA) tuvo compras netas por US$14.300 millones, pero ya para junio había vendido US$47 millones. Según estimaciones de la consultora Romano Group, el BCRA culminó el mes de julio con ventas netas por US$ 182 millones, siendo el segundo mes consecutivo de pérdidas netas. Entre pagos internacionales y venta de divisas, llegaron a diluirse US$3.500 millones desde fin de junio a fin de julio.

Por su parte, la brecha cambiaria que llegó a ser del 20% entre marzo y abril, volvió al siguiente escalón (45%-60%) en julio. Quizás este dato más que el retorno a las magnitudes bajo cero de las reservas motivó el cambio de política operada hace una semana y que, básicamente, implica intervenir el mercado cambiario para que no se escapen los tipos de cambio libres y con esto alimentar las expectativas de devaluación. Un clásico que se reedita, esta vez, con la promesa de no devaluar

El economista Esteban Domecq recuerda en el último informe de su consultora Invecq que si bien era esperable que el BCRA perdiera reservas durante el segundo semestre (incluso estaba estipulado en el acuerdo con el Fondo) ese período se adelantó y se generó ansiedad. “De no haber una recalibración del esquema cambiario, las reservas internacionales netas oscilarán en niveles sumamente bajos en lo que resta del año, lo cual atenta contra la eliminación de las restricciones vigentes. ¿Qué podría alterar el panorama? Otro acuerdo con el FMI, que incluya nuevos desembolsos -además de una modificación en la política cambiaria”, explica.

La zanahoria. La promesa de inicio de gestión de bajar la inflación y de erradicar los controles cambiarios y comerciales (el “cepo” generalizado) fue cumpliéndose de manera irregular.

El objetivo enunciado de eliminar el cepo tropieza en el odioso corto plazo con estas restricciones monetarias y de deuda. EcoGo calcula que la ansiedad por eliminar los pasivos remunerados del BCRA generó un aumento casi equivalente en la deuda de pesos del Tesoro con una concentración de vencimientos de pesos para lo que resta del año de un 5% del PBI, diez veces el superávit primario remanente incluido en los objetivos del Gobierno.

Por otro lado, la abrupta desaceleración del IPC (20% en enero a 4,7% en junio) con una proyección de ronda el 4% para julio, marca un dato al que se aferra el equipo económico como la mejor noticia para dar pero que tiene algunas licencias. Por ejemplo, la recomposición tarifaria de las empresas de servicios públicos, cuyo componente de subsidio se va descomprimiendo en cómodas cuotas. También la otra “canilla” abierta la para emisión monetaria que eran las transferencias discrecionales a las provincias, luego modificadas al ritmo de la necesidad política de aprobar leyes. Aun así, el IARAF calcula que, en el acumulado de los primeros siete meses del año, las transferencias automáticas por coparticipación, leyes complementarias y compensaciones alcanzaron los $21.462.000 millones, lo que se traduciría en una caída real interanual del 13%. La recaudación de IVA de julio habría subido un 4,5% real respecto a junio, siendo que en los últimos tres años se había registrado una caída intermensual. La recaudación de Ganancias de julio habría bajado un 25,5% real respecto a la de junio, un cambio relativo mayor al de los tres años previos. En total, la recaudación conjunta de IVA y Ganancias de julio habría bajado un 9,1% real respecto a junio, pero implica una baja menor a la de tres de los últimos cuatro años y superior a la del año 2022.

Finalmente, la tercera canilla tiene que ver con la cuenta de intereses y las opciones de ganar-ganar en los títulos generados por el déficit fiscal acumulado. Con los acuerdos con los bancos para el cambio de títulos y la promesa de no acumular rojos en la Tesorería, el siguiente objetivo es restaurar la tasa de interés como alternativa de ahorro frente a un dólar inestable, pero con historial triunfalista. Pero subir demasiado la tasa de interés (aun haciéndola levemente positiva) altera contra la incipiente recuperación de la actividad económica y el consumo. Otra vez la manta corta.

El horizonte. Desarmar el cepo implica que todas las demás piezas de este Tetris estén acomodadas o al menos sin la inercia necesaria para patear el tablero. El miedo, fundado en experiencias recientes, es que a una calma inicial pudiera brotar una corrida cambiaria que, dada la vulnerabilidad de la economía argentina, sería letal para el programa económico e incluso para la estabilidad del Gobierno. Jorge Vasconcelos, economista jefe del IERAL sostiene que la producción habría registrado una leve variación positiva en el segundo trimestre respecto al primero, pero con comportamientos muy disímiles entre sectores. Mientras la actividad industrial no habría logado salir de la recesión, el sector agropecuario se destaca por su contribución positiva luego de la sequía. “La sanción de la Ley Bases, los buenos registros en materia de reducción de la inflación que permiten la recomposición del poder adquisitivo y la expansión del crédito gracias a la liberación de recursos que genera el superávit fiscal, son factores que juegan en favor del sostenimiento de la recuperación”, explica.

Sin embargo, el horizonte no está diáfano. Para Vasconcelos, como otros economistas en un consenso cada vez más sólido, la continuidad en el tiempo de una tendencia positiva depende de la instrumentación de las reformas enunciadas en el Pacto de Mayo y que afectan directamente a otra cuestión postergada por la cíclica inestabilidad macroeconómica: la competitividad. Un desafío inquietante en el que las teclas a tocar son otras que las habituales para conseguir lo que hoy parece una utopía: una macroeconomía estable.

 

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Tristán Rodríguez Loredo

Tristán Rodríguez Loredo

Editor de Economía.

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