Allá por el año 2004, en mi segundo año de la carrera, en mi querida Universidad de Lomas de Zamora, el Dr. Pardo, de la cátedra de Contratos nos dijo lo siguiente: “Ustedes han venido al lugar indicado. Si! Han elegido la mejor profesión de todas”, y continuó diciendo “el abogado luego de varios años de profesión tiene :
1) Conocimiento académico y conocimiento variado en diversas ciencias, por ejemplo, si se cae un balcón y genera un daño, el abogado del reclamante sabe que cantidad de cemento y cual es el diámetro de las vigas y fierros que se debieron utilizar”, (leves risas en el aula); luego el destacado docente dijo: 2) Además, el abogado con años tiene prestigio y status social que son envidiables en cualquier otra disciplina”, (todos asintieron), 3) “además el abogado puede ganar en un año lo que otros ganan en 3 o 6”, y finalmente dijo 4) “ y si son buenos abogados van a tener zapatos gratis toda la vida!! ¿Como profesor, no entendemos, porque zapatos gratis?
Pardo contestó: porque si con su ejercicio profesional le salvan la empresa a un fabricante de zapatos que tiene 140 operarios cada uno con una familia que sostener, se los agradecerá de por vida, lo digo por experiencia propia”. Ante la sublime motivación a los jóvenes estudiantes, el sexagenario Dr. Pardo salió del aula aplaudido, luego se subió a su Mercedes Benz negro descapotable y partió. Nunca olvidé esa clase.
Ahora bien, a 17 años de aquel hecho, invito a reflexionar al lector si aquel docente tenía razón, o solo quiso motivar a jóvenes estudiantes de abogacía, incluído yo, para que no abandonen y tengan un ideal al que seguir. Repasemos los siguientes datos:
En el año 1990, existían en la Provincia de Buenos Aires 16 Colegios con 21.400 abogados matriculados, en tanto que hoy en 2021 esa cantidad supera las dos decenas de Colegios con casi 200.000 abogados, ello sin contar los mas de 100.000 matriculados de la Capital Federal. ¿Superpoblación de abogados? O mala distribución de causas basada en competencia desleal? ¿Es ético que un determinado sindicato, o varios, deriven todos los casos de despidos o accidentes laborales a un estudio jurídico “X”?
¿Porque hay estudios que facturan millones y millones de pesos por año y otros abogados que solo subsisten?. Y si la gran mayoría de los abogados no logran ni siquiera comprarse un automóvil cero kilómetro (como parámetro de un profesional de clase media), entonces: ¿Porque sigue la abogacía siendo la carrera más elegida?
Según un estudio del “Centro de estudios de la Educación Argentina” de la Universidad de Belgrano, cada 100 abogados se reciben 30 ingenieros; en las universidades nacionales por cada ingeniero se gradúan 2,4 abogados, mientras que en las privadas la cifra asciende a 20. Mientras que en los países desarrollados se gradúa un ingeniero cada 2.000 habitantes, en la Argentina tenemos 1 ingeniero cada 6.000 habitantes.
Por su parte, Adecco Argentina realizó un relevamiento de más de 250 empresas, y al consultarles si hay demasiados profesionales en algún área, un 24% respondió que se encuentran colmados de abogados. Las estadísticas no mienten, en un país en el que faltan ingenieros, sobran abogados.
Del otro lado, hay un alto porcentaje de estudiantes o noveles abogados que no ejercen, se dedican a otra actividad. Para los que no logran ingresar a la Justicia y quieren ejercer la abogacía, le espera un futuro difícil trabajando como abogado en relación de dependencia.
-¿Que vas a estudiar cuando termines la secundaria hijo? -”Abogado papá”. -¿Estas seguro hijo?.
Dr. Francisco Saracino – Abogado // Alicia Moreau de Justo 1150. piso 3, of. 306A - 011-53534899 - Instagram @franciscosaracino
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