Desde hace varias décadas el tratamiento de la diabetes insulinorrequiriente inició un camino hacia lograr un reemplazo fisiológico de la hormona faltante o escasa: la insulina. En ese camino, hoy contamos con la posibilidad de instalar insulinoterapias intensificadas mediante múltiples inyecciones o bombas de infusión de insulina.
Con los esquemas de múltiples inyecciones se intenta imitar lo que haría un páncreas endócrino funcionante: liberar insulina en forma sutil y continua (basal) y en forma aguda conforme aumenta la glucosa en sangre tras la ingesta de alimentos (bolos). Para la función basal contamos con insulinas de liberación prolongada (24hs) como glargina o degludec que se inyectan una vez al día. Para la función de bolos se utiliza insulina de liberación rápida y acción corta (como aspártica, glulisina o lispro) y se debe aplicar antes de cada comida que contenga carbohidratos y para corregir elevaciones de glucemia. Muchas personas requieren por lo tanto entre 5 a 7 inyecciones por día.
Desde 1960 comenzó el desarrollo de las bombas de infusión de insulina. En el inicio se trató de dispositivos enormes, del tamaño de una mochila y de uso básicamente experimental. Lógicamente la tecnología fue avanzando hasta desarrollar dispositivos del tamaño de un mouse o un celular muy pequeño. Hoy en día existen bombas del tamaño de una cajita de fósforos pequeña.
La infusión de insulina mediante bombas también tratará de imitar la función endopancreática. Utiliza un único tipo de insulina (acción rápida) que irá infundiendo a través de una pequeña cánula que se inserta debajo de la piel y debe cambiarse cada 3 días de uso. Esas microinfusiones de insulina rápida cumplirán los roles de infusión basal en forma programada o automatizada y de bolos cada vez que la persona usuaria lo indique.
Las bombas de insulina permiten liberar al usuario de realizar cálculos de dosis antes de cada comida, requiriendo únicamente que se ingrese al dispositivo los datos de glucosa y cantidad de carbohidratos que se van a ingerir. Los algoritmos permitirán adecuar una dosis segura evitando errores y relevando de una parte de la carga mental del usuario con diabetes.
Hoy en día existen bombas que además están integradas en su función a un sensor continuo de glucosa lo cual permite que se efectúen cambios en la infusión de insulina según los registros de glucosa que detecta el sensor asociado. Esto ha permitido acercarnos a la idea de un páncreas artificial. Afortunadamente en nuestro país contamos con un modelo de bomba de estas características y que ha demostrado la posibilidad de acceder a mejor control metabólico vs múltiples inyecciones diarias.
El tipo de tratamiento que utilice cada persona con diabetes que requiera de insulina debería elegirse en función de sus necesidades y sus preferencias y en una decisión conjunta del paciente y su médico/a tratante. Lamentablemente hoy debemos agregar a la accesibilidad como factor determinante para dicha elección.
Los invito a conocer más sobre los últimos modelos de bombas de infusión disponibles en el país en Instagram: @diabetesytecnología
Dra Laura López – Médica Encocrinóloga – MN 137194 MP 2409 ME 1438
por CEDOC
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