A lo largo de los años, luego de trabajar en diferentes empresas y con gran cantidad de vendedores, he visto que cuando el interés personal se interpone con las necesidades de los clientes durante una venta, todo se tensa y muchas veces se traba al punto de perder el negocio.
Entonces llegué a la conclusión de que, si la empatía no está desarrollada desde lo profundo de nuestro ser, difícilmente logremos de manera genuina fidelizar clientes o lograr vínculos sanos en nuestro entorno laboral, ya que permanentemente interpondremos nuestras necesidades por encima del objetivo común de la situación.
La empatía es esa energía que nos predispone a escuchar al otro activamente; si trasladamos esto a nuestros negocios, sería esa capacidad de comprender lo que un cliente enojado y con objeciones siente sin necesidad de nadar en su emocionalidad junto con él, lograr abstraerme de esa situación y mirar objetivamente el escenario para dar una respuesta honesta, amable y acorde a lo que se requiere en ese momento, no lo que alguna de las partes quiere escuchar. La empatía en este plano, nos mantiene en un
lugar profesional para decir lo que es necesario decir con nuestras mejores formas.
Para esto, es imperioso poner el foco en la necesidad de resolución de la situación, por encima de los intereses personales. Y aquí es en donde la empatía sale a la luz para acompañar un proceso tenso como puede ser una negociación, en donde las partes suelen estar en su mayor pico de estrés.
Una propuesta de valor en donde la empatía es el punto fundamental, solo puede generar más negocios y clientes satisfechos que recomienden permanentemente nuestros servicios y/o productos.
Pero claro que esta capacidad de ponernos en los zapatos del otro, viene de un desarrollo personal profundo, porque como siempre digo “los valores que aplican a la vida, aplican a los negocios”.
Encontrame en IG: @vero.mentoring
Linked In: Verónica De Los Santos
por CEDOC
Galería de imágenes
Comentarios