En un mundo cada vez más competitivo, la diferencia entre destacar y pasar desapercibido suele radicar en una simple pero poderosa pregunta: ¿quién soy? Esta pregunta nos conduce al núcleo de la marca personal y nos invita a definir qué nos hace únicos, qué tenemos para ofrecer y cómo nuestros dones pueden marcar una diferencia en el mundo. La marca personal no es solo un logotipo o un perfil atractivo en redes sociales; es el reflejo profundo y auténtico de nuestro ser, construido desde la autenticidad y el propósito.
Autoconocimiento y diferencial: la base de una marca poderosa. La base de la marca personal es el autoconocimiento. Para responder a la pregunta de quién soy, debemos bucear en nuestras fortalezas, valores, habilidades y experiencias. La psicología respalda esta búsqueda. Según un estudio de Harvard Business Review, el autoconocimiento se correlaciona con una mejor toma de decisiones y un aumento en el bienestar emocional. Esto se debe a que, al tener una comprensión clara de quiénes somos y qué podemos ofrecer, construimos una autoestima más sólida y una mentalidad positiva que nos permite enfrentar desafíos y convertir oportunidades en logros.
De igual forma, la neurociencia ha demostrado que la autenticidad tiene un impacto directo en el cerebro. Un estudio del Journal of Neuroscience muestra que cuando actuamos desde nuestra esencia y autenticidad, activamos las áreas del cerebro relacionadas con la recompensa y el bienestar. Esto genera una retroalimentación positiva que no solo nos hace sentir bien, sino que también hace que quienes interactúan con nosotros perciban un sentido de confianza y conexión.
La propuesta de valor: ¿qué tengo para dar? La segunda pregunta esencial es: ¿qué tengo para dar? o ¿cuáles son mis dones? Aquí radica la importancia de identificar cómo nuestros talentos y habilidades pueden impactar a los demás. A menudo, quienes desarrollan una marca personal exitosa no solo se enfocan en lo que pueden recibir del mundo, sino en lo que pueden aportar. La psicología nos enseña que el acto de dar y compartir nuestros dones fortalece nuestro sentido de propósito y pertenencia, dos factores cruciales para el bienestar y la motivación intrínseca.
Estudios de la American Psychological Association señalan que cuando las personas identifican y usan sus talentos para ayudar a otros, experimentan mayores niveles de satisfacción y plenitud. En el ámbito de la marca personal, esto significa que cuando proponemos algo de valor a nuestra audiencia, construimos relaciones más genuinas y duraderas.
Casos de Éxito: dos ejemplos de marca personal auténtica y poderosa
La neurociencia y la marca personal: el impacto de actuar desde el propósito. Cuando nos presentamos desde un lugar de autenticidad, nuestro cerebro libera oxitocina, conocida como la “hormona de la confianza”, que promueve la conexión y la empatía en nuestras interacciones. Actuar desde nuestro propósito no solo nos beneficia emocionalmente, sino que también crea un impacto positivo en quienes nos rodean. La neurociencia demuestra que las personas están programadas para responder favorablemente a quienes perciben como auténticos y confiables, lo que explica por qué marcas personales genuinas y bien construidas logran crear vínculos tan sólidos y significativos.
Construir tu marca personal desde dentro hacia fuera. Construir una marca personal auténtica y poderosa es un viaje de autoconocimiento y de descubrimiento de nuestros dones. Es una invitación a preguntarte quién eres realmente y cómo puedes usar tus fortalezas para aportar al mundo de una manera que inspire y deje huella. Como dice un proverbio africano: "Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir lejos, ve acompañado." La marca personal se construye en comunidad, aportando, conectando y dejando un legado de autenticidad y propósito.
*Soledad Depresbitero es Lic en Relaciones Públicas, comunicadora y experta en Personal Branding
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por Soledad Depresbitero
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