En ese sentido, tenemos un área territorial en la que primariamente se emplazarán e instalarán industrias de gran envergadura vinculadas al yacimiento de petróleo de esquisto (shale oil) y gas de lutita (shale gas), pero, además, y de modo simultáneo proliferarán de modo exponencial proyectos inmobiliarios con la finalidad de brindar habitabilidad a todas aquellas personas o familias que por su relación o vinculación empresarial o laboral con la cuenca desarrollarán algún tipo de actividad determinada.
Es decir, por un lado, tendremos un territorio o jurisdicción eminentemente industrial que se erige en Añelo (provincia de Neuquén) y, por el otro lado, un territorio o jurisdicción que podríamos llamar residencial (El Chañar y también Rincón de los Sauces, provincia de Neuquén) que acobijará a quienes – como decíamos – tengan o vayan a tener algún rol relacionado con la cuenca.
Es decir, que la inversión – claramente – no solo se proyecta en lo que refiere al desarrollo industrial sino también (y con mucha intensidad) en la conformación de residencias, complejos habitacionales, y demás tipos o categoría de emprendimientos inmobiliarios que demandará – asimismo – un gran flujo de inversión.
En nuestra consultora ya estamos asesorando – entre otras cuestiones vinculadas al Ecosistema “Vaca Muerta – a inversores que – por supuesto – ven una gran oportunidad de negocios en Real Estate.
Este acompañamiento tiene una etapa inicial en la que conjuntamente con el cliente, empresario, inversor o grupo de inversores nos adentramos en el análisis del modelo del negocio, su estructura financiera, aspectos vinculados a la comercialización, y – por supuesto – en la planificación o modelización legal del proyecto de que se trata.
Estos inversores o grupo de inversores (grandes, medianos o pequeños)no necesariamente tienen experiencia o provienen del sector del negocio inmobiliario, sino que – muy por el contrario – son empresarios o no empresarios que quieren o desean diversificar el riesgo y apostar a una actividad que difiere de la que habitualmente vienen desarrollando. Es decir, la inversión inmobiliaria en este sentido es ajena o extraña a su actividad empresarial principal, comercial, o profesional habitual.
Teniendo en cuenta estos perfiles, muchas veces caemos en la conclusión que la mejor herramienta jurídica para el desarrollo y ejecución de estos proyectos es la constitución de un fideicomiso, que, puede ser, del tipo inmobiliario o de administración.
¿Por qué el fideicomiso se presenta como una de las figuras legales más atractivas para esta categoría de proyectos inmobiliarios? Por una gran y sencilla razón: la seguridad o garantía jurídica que brinda a todos los protagonistas que se encuentran involucrados.
Sin incursionar en tecnicismos jurídicos es importante destacar que la finalidad principal de la constitución de fondos fiduciarios es la generación de un patrimonio que se alimentará de aportes (predios, inmuebles, dinero, entre otros) que estará pura y exclusivamente afectado y separado de los riesgos empresariales, personales o comerciales de los desarrolladores, inversores, etcétera.
Estos aspectos, evidentemente, brindan seguridad y tranquilidad a todos aquellos que deseen invertir en estos proyectos inmobiliarios ya sea para generar una rentabilidad o, sencillamente, para adquirir un inmueble (que será su vivienda personal o familiar) en condiciones económicas y financieras que son favorables.
En definitiva, es posible invertir en el Ecosistema “Vaca Muerta” en proyectos que no necesariamente son industriales y, siempre, con la cautela jurídica necesaria.
Datos de contacto:
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Martín Castellet
Abogado, empresario y titular de Consultora Castellet. Especialista en derecho societario y desarrollo de proyectos de inversión. Fundador de Legal Partners y consultor integral de negocios.
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