Durante años se pensó que quien guiaba debía tener todas las respuestas. Hoy sabemos que el verdadero líder es quien se permite seguir aprendiendo. El mentor no enseña desde la superioridad, sino que acompaña desde la experiencia y la presencia. Su mayor valor no está en los consejos, sino en las preguntas que ayudan al otro a mirar más profundo y a ampliar su perspectiva.
Buscar un mentor no es señal de debilidad, sino de madurez. Es reconocer que no podemos vernos completamente a nosotros mismos sin un espejo externo que nos refleje con honestidad y empatía. Por eso, todo mentor auténtico también busca a su propio mentor, porque entiende que el crecimiento personal y profesional nunca se detiene.
En las organizaciones modernas, la mentoría genera cultura. Construye puentes entre generaciones, transforma la competencia en colaboración y convierte el conocimiento individual en aprendizaje colectivo. En entornos como el inmobiliario o el empresarial, donde la autonomía a veces se confunde con aislamiento, la figura del mentor devuelve el sentido de comunidad y pertenencia.
Ser mentor no es un título, es una manera de estar en el mundo. Es ofrecer presencia, escucha y coherencia. Y buscar mentor no es delegar el propio camino, sino elegir recorrerlo acompañado, con humildad y apertura.
En definitiva, el liderazgo del futuro no se medirá por la cantidad de personas que nos siguen, sino por la calidad de las conversaciones que somos capaces de generar.
Porque liderar conscientemente es también saber dejarse guiar.
Por Néstor Ruiz Saman
MBA – Senior Coach Ontológico Profesional
Mentor de Profesionales y Líderes Organizacionales
@nestorruizsaman
por CONTENT NOTICIAS














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