Wednesday 16 de October, 2024

ESPACIO NO EDITORIAL | 03-10-2024 08:47

Laura Vigliarolo. Autoexigencia en rehabilitación ¡Menos es mediocridad!

¿Cómo podría convencerte de abandonar tu autoexigencia? Gracias a ella has conseguido esa larga lista de logros.

Te proponés un objetivo y vas tras él cueste lo que cueste. Ni hablar de cansancio, eso es vagancia. Nada de pedir ayuda, eso es incapacidad. Vos podés, es decir,  vos tenés que poder. Esa voz interior te lo impone y no hay excusas, se obedece. Decidís llegar hasta el final y nada va a distraerte hasta que lo hagas. Y esa es la manera, ¿qué otra podría haber?

Curiosamente, al obtener lo buscado, pierde sentido. No era para tanto, no merece ser festejado, aplaudido. Es lo que tenías que hacer. Así lo ves. Por eso no te detienes a celebrar, mucho menos a descansar. Es como si hubieras alcanzado la cima de una montaña y al llegar hubieras visto otro pico más alto. Y allá vas, sin  pausa. Ahora es tu nueva meta, otra vez impostergable, vital.

¿Pero a dónde vas? ¿Dónde está el punto de llegada? Nunca está a la vista.

Exigirte es tu actitud de vida, es una condena autoinfligida. Llegaste a creer que actuar de otro modo sería convertirte en un ser mediocre.

No pudiste ver, hasta ahora, que es posible dar lo mejor de vos y a la vez tratarte amablemente. Eso te hace excelente y aún si te llevara un poco más de tiempo, llegarías con honores.

El descanso recupera tu energía para avanzar y así podrías verte más productiva (tu continua preocupación).

Celebrarte te muestra respeto por vos misma, autoestima, amor propio del bueno.  Podría ser sólo un café y una masita dulce en un bar, a lo que llamarías “mi premio”, en privado. Lo que sea que te guste, una caricia de vos para vos. Qué raro suena acariciarte, ¿no?.

Ese reconocimiento personal alimenta y sostiene tu motivación para seguir adelante. Echa a un lado esa sensación basal de insatisfacción que vos y yo sabemos que te acompaña en tu día a día, porque “tendría que haber salido mejor”, porque “deberás esforzarte más la próxima vez”. Y todos los reclamos que surgen de esa vocecita despótica e intimidante, siempre reprobatoria que te viene de adentro.

Prométeme que vas a cambiar esas expectativas inalcanzables por otras acordes a tus posibilidades y deseos, las que te marquen tu cuerpo y tu corazón. Prométeme que vas a consultar tu agenda antes de comprometerte con más trabajo, que vas a empezar a decir NO. Nadie dejará de respetarte, no temas.  

De pronto vas a descubrirte quizás muy ocupada pero satisfecha, con otro estado de ánimo, más sereno. Y mágicamente, muchas otras cosas cambiarán a tu alrededor.

Te aseguro que ¡hay otra manera de vivir!

Si querés empezar a ocuparte de vos, contáctame en

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por CEDOC

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