Sunday 28 de April, 2024

SOCIEDAD | 06-10-2023 15:46

Los días de Charly García en su prisión

Cercado por su círculo, apenas sale de su casa y no camina. Sus amigos tienen prohibido verlo. Apuntan contra su novia, que controla la caja. Disco frenado. Denuncias de Cantilo y Juanse: "Va a terminar como Maradona".

Aunque era un ambiente de fiesta, las señales que anunciaban una bomba de tiempo estaban ahí.

Charly García llegaba al hotel Faena después de aparecer de sorpresa en el CCK. Era octubre del 2021, el músico cumplía 70 años redondos y se había subido sin previo aviso al escenario. Durante 21 minutos tocó junto a su histórica banda, mientras Hebe de Bonafini -que luego le regalaría su pañuelo, que hoy descansa sobre un piano en su hogar- aplaudía junto a otros cientos desde las butacas.

La jornada había sido memorable. La idea era, además, que fuera el puntapié que le daría inicio a una serie de recitales en el año entrante, algo absolutamente vital para García: para él la música no representa sólo una pasión, sino que es el termómetro que, a su avanzada edad, marca el pulso de su estado anímico e incluso de su salud.

Nada, sin embargo, iba a salir como lo planeado. No sólo porque aquel show sería su última aparición pública -mientras que la idea de volver a tocar está cada vez más lejos- sino por lo que sucedió en el Faena.

Ese es el hotel que siempre usó el rockero para festejar. Ahí lo esperaba una celebración muy íntima, con su familia y sus históricos amigos, que hasta le habían preparado un improvisado escenario para zapar algunos temas. Pero nadie imaginaba la presencia de Roberto Petinatto y mucho menos que se subiría a tocar. El otrora integrante de Sumo no sólo nunca fue del círculo íntimo de García, sino que mantiene un vínculo muy cercano con Mercedes Iñigo, la pareja de García, algo que genera desde incomidad hasta una profunda bronca en el ambiente de Charly.

Verlo a Pettinato en un festejo tan chico, y que encima se lo incluyera como parte de la banda, fue la gota que rebasó un vaso que se venía llenando desde hace tiempo. Uno que está cargado de reproches a “Mecha”, a quien se la acusa de, entre otras cosas, tener cerrado el acceso al ídolo.

Pero todos los enojados apretaron los dientes. Aguantaron la bronca hasta que Charly se retiró, ya de madrugada, a una habitación que el Faena le había preparado. Y ahí se armó una tremenda discusión, entre los históricos de García y “Mecha” y sus amigos. El debate, de hecho, escaló de tono al punto de que trompadas volaron por los aires. Fue un momento de inflexión en la relación entre la novia y el resto del entorno. Pasó de mala a nula.

Dos años después la situación es aún mucho más delicada. Charly salió apenas tres veces de su casa en el último año -la última fue el miércoles 27, para nada casualmente un día antes de que se cerrara esta edición-, y se pasa los días tirado en la cama y mirando la televisión. No camina ni hace rehabilitación y sus amigos ya no lo ven. García, parece, vive en una prisión.

Acusaciones. Lo que sucedió en el Faena era algo que sabían algunas decenas de personas. Todos ellos son los que sufren el cerco que se fue tejiendo alredor del músico. Era una olla a presión que se fue caldeando con el paso del tiempo pero que no explotaba porque nadie quería hablar con el grabador prendido, algunos preocupados por la posibilidad de empeorar aún más la situación y otros porque confiaban en poder romper el encierro. Pero las alertas llegaron ya a un punto extremo.

El sábado 23, en una entrevista en La Nación, Fabiana Cantilo blanqueó su posición. “A Charly no me lo dejan ver y ya dejé de insistir. Fito está en contacto. No sé si no me quieren. Es raro todo. Ojalá pueda reencontrarme. Es triste. Yo me acuerdo de lo que era Charly. Tiene la edad de León (Gieco) y León está bárbaro”, dijo ella, que fue parte estable de la banda de García en sus inicios como solista.

Ese mismo día recogió el guante Fernando Samalea, su histórico baterista y muy cercano a él. “Lamentablemente somos demasiados los músicos amigos de Charly a los cuales se nos impide verlo. Ojalá eso cambie pronto. Lo queremos bien, contento y libre, unido a la música que es lo que más ama”, dijo “Sama” en un posteo en Facebook, que luego borró.

Estas declaraciones volvieron a reflotar las que había dicho el año pasado Juanse, otro amigo de toda la vida. “Puedo tomar contacto pero no quiero, porque si voy entro con un grupo comando y una 9 milímetros y vas a ver cómo me lo dejan ver. Pero yo no quiero entrar en esa frecuencia. Entonces como sé que el entorno es siniestro y oscuro, y veo que lo están usando como si fuera un trapo de piso, no me voy a meter. Soy amigo de Charly y no voy a dejar de ser amigo de él, lo que me gustaría es que Charly pudiera escuchar que hay gente que está muy preocupada por lo que le pasa. Y el que se cree que tiene poder sobre Charly es un estúpido o una estúpida”, dijo en una entrevista en el sitio Ser Argentino. Y, comparando la situación con la de los últimos días de Diego Maradona, el rockero dejó un presagio preocupante. “Mientras siga así, manejado por la oscuridad, puede tener ese mismo desenlace”.

En diálogo con esta revista, el periodista Sergio Marchi, biógrafo del músico y durante años parte de su círculo, agregó: “Me llega de muchos lados que Charly está muy descuidado y muy solo. Es hora de que lo dejen ver a sus amigos. Yo ya no lo soy pero le deseo lo mejor a Charly, y si me necesita voy a estar a su lado”.

Aunque nadie le puso nombre, todos saben para quién son los dardos. Como pasó con el último entorno del campeón del mundo, que le vedó el acceso a sus históricos amigos y hasta a su familia -mientras que vivía de sus bolsillos-, acá la posibilidad de llegar a García o de hablar con él también está restringida. Y es “Mecha” quien tiene el control total.

Say no more. En 1988 el estadio River Plate albergó un show histórico de “Human Rights Now”, un recital de fuerte contenido político por la impronta de la reivindicación de los derechos humanos.

Esa noche tocaron Peter Gabriel, Tracy Chapman, Sting (que hizo subir a las Abuelas de Plaza de Mayo) y Bruce Springsteen, mientras que los únicos artistas locales fueron Charly y Gieco. Como el evento se estaba transmitiendo en vivo en todo el planeta y los tiempos eran acotados, se había acordado que los argentinos apenas tocarían dos temas. Pero, cómo cuenta el histórico productor Daniel Grinbank en su libro “Te amo, te odio, dame más”, García entró en “un ataque de divismo”. “Estaba prendido fuego. Le agarró un ataque nacionalista y empezó a decir 'nosotros nos bancamos la dictadura y vienen estos yanquis a decirnos lo que tenemos que hacer'. Completamente detonado se acercó a Springsteen y le dijo en la cara '¡acá el jefe soy yo!'. Cuando vio el quilombo que estaba haciendo Charly en los camarines, Peter Gabriel se acercó y me preguntó: '¿cuántos años tiene este muchacho?'”, dice Grinbank, y agrega que aquella jornada decidió jamás volver a trabajar con el rockero.

Esta anécdota -y tantas otras cientas- ilustra a la perfección el otro costado de García, el que no se ve desde un recital o desde una pantalla de televisión: aunque no tiene maldad, Charly es indomable y no siempre resulta fácil estar cerca suyo. Y Mercedes Iñigo está ahí, pegado a él, desde el 2008.

En aquel entonces ella tenía apenas 18 años. Era una niña tímida que conducía algunos programas de trasnoche en la televisión abierta, que hacía sus primeros pasos en el mundo del espectáculo y en el del rock. Pero con 35 años cumplidos la realidad es ahora muy distinta. No sólo cambió ella, sino que tiene en su haber algo que casi nadie: pudo atravesar 17 años de relación con el frenético García, en los que él pasó por momentos más que complejos de salud y de otros problemas personales. Acá hay una primera clave para entender el poder total de Iñigo: ella estuvo, está y parece que va a seguir estando. No todos, ni siquiera los que más quieren a Charly, podrían aguantar ese ritmo durante tantos años. “Mi opinión acerca de 'Mecha' es fantástica”, dice para esta nota Graciela Borges, otra histórica amiga de Charly, aunque admite que le gustaría “hablar con ella para saber bien qué está pasando” luego de las denuncias por el encierro a García.

“Cuando 'Mecha' llegó a la vida de Charly era una piba. Pero fue aprendiendo las cosas del poder, cómo manejarse, cómo manejarlo a él. Cuando decís o hacés algo que no le gusta, te va a buscar y se planta. Es muy jodida y muy viva”, dice alguien que fue raleado del entorno. Este es el otro elemento central: ni Samalea, ni Cantilo ni Juanse -además de muchos amigos que prefieren no levantar la voz pero tampoco lo vieron en el último año, como “el Zorrito” Von Quintiero- continúan en diálogo con García. Es realmente un misterio para quienes llevan décadas de amistad con él saber en qué anda, si necesita algo, qué quiere hacer y qué no. También lo es para sus fans, que luego de la declaración de la corista de Charly salieron con una campaña en las redes con el hashtag #FreeCharly. “No permitamos otro desenlace trágico” y “no podemos seguir haciendo silencio ante algo que se sabe desde hace bastante tiempo” fueron algunos de los comentarios.

“¿Y qué pasa si van a la puerta de su casa y le tocan el timbre?”, le preguntó esta revista a uno de sus grandes amigos. “Te atiende una de las enfermeras de él y dice que sin autorización de 'Mecha' no podés entrar. Y ella ni contesta”, fue la respuesta. También hay otra opción: un celular que García usa pero que los denunciantes dicen que “sólo se prende cada 15 días”. Borges aporta otra visión: “A mí cada cinco o seis días desde ese teléfono me contesta”.

El jefe. Los que apuntan contra Iñigo aseguran que el problema no es sólo que lo tiene encerrado, sino que no se lo atiende como debería. Ponen como ejemplo el incidente que tuvo García en el 2022: se quedó dormido fumando sobre la cama, la cama se prendió fuego y sufrió serias quemaduras, en un momento en que llamativamente estaba solo en el hogar. El hecho, que sucedió en febrero, se mantuvo oculto hasta que se filtró a mitad de marzo. Pero hubo un detalle que nunca trascendió y que habla del estado de la situación: el colchón quemado estuvo más de seis meses tirado en un costado del cuarto. “El estado de abandono en el que tienen a Charly es total”, dice uno de los involucrados.

En agosto hubo que internarlo. Aunque la versión oficial aseguraba que fue un control de rutina, los raleados sostienen que la razón de la hospitalización fue porque estaba deshidratado. Como si se hubieran olvidado algo tan básico como darle agua para tomar. “Y, aunque es verdad que Charly es difícil y que nunca le gustó lo de la rehabilitación, ni siquiera se hace el intento. Parecería que ya se resignaron a que no camine nunca más”, dicen.

Los denunciantes dicen que, de fondo, hay una pelea por el control de la caja. Y “Mecha”, acá también, tiene el monopolio. En el 2012 formó junto a García “Paralia SRL” -una palabra del lenguaje ficticio de Serú Girán- y a fines del 2016 crearon “Mushimushi SRL”. Esta última es la que cobra todo lo que factura el mundo Charly, que no es poco: regalías de sus canciones y de sus discos, pagos millonarios por el uso de su imagen, y también las publicidades, como la que hizo Quilmes para el Mundial 2022 -con el tema “Hablando a tu corazón”- y que le supuso una cuantiosa retribución. ¿Dónde va toda esa plata? ¿Donde está? Son preguntas que muchos se hacen pero nadie puede contestar. “¿Cómo te pensás que se pagó el último disco de Petinatto?”, dice una de las fuentes, en referencia al disco que sacó Roberto de covers de Charly.

Hay, en ese sentido, otra duda que enerva a sus amigos pero también a sus fans. Estaba también presente en aquella noche en el CCK y en el Faena, en la que García subió al escenario con una remera negra con un escorpión en el pecho. Era una guiño a su entonces inminente disco -“La lógica del escorpión”-, que ya estaba listo para salir en aquel 2021 pero que todavía no vio la luz. Nadie se puede explicar a ciencia cierta por qué no se publica, pero posan sus ojos en su novia.

No es la única a la que se le dedican broncas. Otro es David Lebón, que según los raleados funciona como una especie de legitimador de “Mecha” y de la situación de Charly. “Hablamos seguido. La señora le tiene el teléfono, porque él no quiere ni tocarlo, odia los celulares”, dijo en agosto para la Rolling Stone, donde habló de García como si este no tuviera ningún problema. Fito es otro a quien muchos les gustaría verlo tomando un rol más activo en la campaña para “liberar” al rockero.

Y, claro está, falta todavía la palabra de Charly. “¿Tan difícil es pensar que sea él quien no quiere ver a nadie?”, se pregunto María Rosa Yorio, ex esposa y madre de su hijo. Por todos lados parece una bomba a punto de estallar.

 

 

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Juan Luis González

Juan Luis González

Periodista de política.

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