Más allá de la herencia, la familia de Yabrán continuó con una activa vida empresarial. En junio de 1998, dos meses después del suicidio, Pablo y Mariano Yabrán ya comenzaban a ponerse a la cabeza de las empresas que su padre reconocía como propias antes de su muerte: Yabito SA, Lanolec SA, Aylmer Inmobiliaria SA y Bosquemar Emprendimientos Turísticos SA.
Con los años fue Mariano quien continuó con más fuerza el legado empresarial. El segundo de los tres hermanos figura en los registros como CEO de Greenpol, compañía dedicada a los desarrollos urbanísticos. Además, esta empresa comparte empleados, teléfono y la oficina 1177 en el World Trade Center Montevideo con VJP Negocios, dedicada a la inversión en bienes raíces y enfocada en proyectos a corto plazo con inyección de capitales. En la actualidad, el trabajo principal está concentrado en las zonas más exclusivas de la capital uruguaya, especialmente en Carrasco.
Mariano, que entre el 2004 y el 2006 hizo un máster en Dirección de Empresas en la Universidad de la Empresa de Uruguay, también está al frente de Send It, una compañía de servicios postales, el rubro con el que su padre logró convertirse en uno de los empresarios más poderosos de la Argentina.
Pablo, el mayor, nunca se alejó de los negocios, pero sí decidió incursionar en otros ambientes. Hace por lo menos ocho años se metió en el universo de la música electrónica como DJ de la mano de “Juanchi” Traverso, el hermano de su esposa, Paula Traverso, hija del corredor automovilístico. Con presentaciones sobre todo en Punta del Este, en el circuito de las raves se dice que tuvo mucho que ver en la organización para que David Guetta tocara en la Creamfields.
En Montevideo, Pablo es propietario del 70% de una empresa llamada Mpt Asset Management Corp, radicada en la torre 1 oficina 2101 del WTC montevideano. Se trata de una compañía de asesoría en inversiones. El otro 30% está a nombre de Diego Martín Stella Rebufello.
La firma fue multada en las Islas Vírgenes Británicas por haber transferido acciones y haber cambiado su titularidad sin la aprobación previa por escrito ante la comisión reguladora. Según información oficial de las islas, Mpt Asset tiene ganancias anuales por 4 millones de dólares. Con el mismo socio, además, el mayor de los Yabrán creó en el 2015 una empresa offshore en Panamá, La Especialista Holding Corporation SA.
Pablo también apostó a las inversiones inmobiliarias en Miami, donde en el 2015 compró a medias con su madre un departamento de lujo valuado en 1,5 millones de dólares. Lo hicieron creando una corporación con el nombre y direccón del lujoso inmueble: Ocean Drive PH 07 Corp.
Cristina nunca tuvo una participación activa en los negocios y, desde que enviudó, reparte sus días entre Montevideo, donde tiene una mansión en el barrio Manantiales de Carrasco valuada en 2,3 millones de dólares, y su residencia en Punta del Este. Además, en Punta Ballenas tiene otra propiedad a la que bautizó “Mis amores” y que es una réplica de una de las estancias que tenía su marido en Entre Ríos.
Melina, al igual que su madre, tampoco se hizo cargo de los negocios. A nivel social es la que tiene una vida más activa en internet: usa Tik Tok, opina en foros digitales sobre los hoteles en los que se hospeda y hace compras a través de Mercado Libre. Definida como “la preferida” de Yabrán, hoy es quien se encarga de las reuniones del clan. Su nombre aparece compartiendo la propiedad de una casa junto con “María Traverso”, en Doral, una zona residencial y exclusiva en las afueras de Miami.
Melina, además, intenta viajar a la Argentina con frecuencia y se reparte entre Nordelta y Pinamar, donde la familia todavía conserva la emblemática casona “Narbay” y donde, hace 25 años, se produjo el crimen que cambió sus vidas para siempre.
Lejos del peso que conlleva su apellido en nuestro país, los Yabrán montaron en Uruguay su nueva base de operaciones y, también, su nueva vida. En el país vecino por mucho tiempo prefirieron utilizar el apellido Pérez, algo que incluso hizo que sus amistades de Facebook no supieran de quiénes se trataba cuando recibían sus solicitudes de amistad. Ahora volvieron a usar su verdadero apellido. Pero siguen manejándose con el hermetismo de siempre.
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