Wednesday 8 de May, 2024

SOCIEDAD | 18-10-2023 15:25

Enfermeros for export

Hablan los profesionales de la salud que abandonan el país por las malas condiciones de trabajo. Cómo les va en el exterior.

"Mal pagos”, “mal vistos”, “poco valorados” y “explotados” son solo algunos de los argumentos que los enfermeros esgrimen a la hora de explicar por qué abandonan el país en busca de una tierra que los contenga y les devuelva un poco de todo el esfuerzo que dejan a diario en sus trabajos.

Cuando la Organización Mundial de la Salud sugiere una tasa no menor de cuatro enfermeros cada mil habitantes, el Ministerio de Salud de la Nación estima que en la Argentina solo hay tres. Hasta aquí, datos fríos. Por otra parte, y más cerca a la temperatura social actual, se calcula que en las últimas dos décadas, aproximadamente mil enfermeros por año abandonan el país con destino hacia Estados Unidos y Europa, donde no solo encuentran condiciones laborales satisfactorias, sino salarios acordes a la importancia de sus tareas que les permita llevar una vida digna, muy superior a la que tenían en Argentina.

“La nostalgia pesa, pero más pesa tener dos trabajos en la semana, hacer malabares para poder pagar el alquiler y a gatas llegar a fin de mes. ¿Qué vida es esa?”, se pregunta Fernando Galiano, quien desde hace menos de un año está en San Donato Milanese, a 30 kilómetros de Milán, ciudad en la que lo recibieron como a un salvador. Y cuenta: “En Italia y otros países de Europa faltan enfermeros y por eso nos dan todas las facilidades para que lleguemos y trabajemos automáticamente. Durante mis últimos meses en Buenos Aires, mi actual jefa me preguntaba todos los días cuándo iba a venir. El idioma no es un problema porque los jefes de piso son bilingües y las condiciones laborales son óptimas para que cada uno sepa qué hacer. Los pacientes nos agradecen que hayamos venido. Además aman a los argentinos, no solo por Maradona o Messi, sino porque resolvemos todo tipo de problemas. Quien trabajó en un hospital público como yo durante veinte años está capacitado para trabajar en cualquier hospital del mundo”.

Y con una reflexión concreta se sincera: “Acá no hay problemas de inseguridad, no hay piquetes, no hay paro de transportes, la inflación es inexistente y puedo ir al supermercado y comprar sin ver precios. Millonario no te hacés, pero ganás calidad de vida, algo que en Argentina ya no existe”.

Bisagra. Uno de los momentos de mayor éxodo fue la crisis del 2001. Sin embargo, la profesión de enfermero en Argentina siempre careció de prestigio y se la consideró última en la escala sanitaria. El cordobés Nelson Cantarutti, reconocido enfermero que en plena pandemia trabajaba en Bérgamo, Italia, donde explotó el Covid, recuerda: “Trabajar en la terapia intensiva de mi ciudad Córdoba fue mi mejor universidad porque aprendí todo lo que después acá en plena pandemia hizo que salvara miles de vidas. Ahora vivo y trabajo en el cantón del Tesino, donde por la ventana de mi oficina veo los Alpes suizos. La enfermería en Argentina es menospreciada, pero hoy me veo con 52 años teniendo una profesión que me permite trabajar en cualquier parte del mundo. Viajo por todo Europa gracias a mi sueldo, mientras que en Córdoba con suerte podía mantener mi auto”.

Benjamín Coria es un argentino que trabaja desde hace 15 años en Rochester, Nueva York. “Un enfermero en Estados Unidos es clase media. Vive bien y ahorra mejor. El sueldo promedio es de 100 mil dólares al año, muy superior al de un maestro o un cajero de banco. En Argentina, un bancario que no tiene ninguna carrera de grado gana mucho más que un enfermero, que solamente te salva la vida”, dice irónicamente.

Y agrega: “Está desfasado el concepto de enfermero en Argentina. Acá vamos felices a trabajar porque sabemos que lo que damos nos vuelve en el sueldo. Somos queridos y respetados. El ambo genera empatía y autoridad. Es más, después de la pandemia, nuestros salarios aumentaron mucho más que el costo de vida porque entendieron que somos indispensables”.

Otro país que vive una crisis sanitaria importante es Alemania. Se estima que necesitan unos 50 mil enfermeros para cubrir los puestos como es debido. “La población estudiantil está volcada a las ciencias exactas, por lo que lo sanitario está en déficit”, asegura Andy, brasileño de nacimiento pero con doce años en Argentina estudiando y trabajando en el Hospital Alemán. Hoy vive en Düsseldorf “simplemente porque en Buenos Aires no visualizaba un futuro próspero”.

“En Alemania -cuenta-, si se salen medio centímetro de lo que dicen los manuales, no saben qué hacer. Yo, como sudamericano, estoy años luz por delante de ellos en todo lo que es hospitalario. Por eso se sufrió tanto durante la pandemia, porque se salieron de los libretos y se les quemaron los papeles. Un enfermero en cualquier ciudad alemana gana entre 2500 y 4000 euros y vive realmente bien. Te olvidás para siempre de la inseguridad y de las crisis, pero hay que saber el idioma, cosa que no pasa en países más latinos o más carenciados”.

Influencer sanitaria. Milca Velásquez, más conocida en redes como Milquita, vive en Bélgica y de un tiempo a esta parte es como una embajadora de enfermeros argentinos en Europa, facilitando información y vinculándolos con instituciones necesitadas de personal. “Este mes logré que 25 enfermeros argentinos pudieran realizar sus trámites para trabajar en diferentes países de Europa”, afirma. Viajó con su marido y su hija de año y medio, y la tranquilidad económica y social que tiene en la ciudad de Mons no la cambia por nada. “Mi sueño desde que era chica fue tener mi casa propia. En Buenos Aires recuerdo que fui al banco y me pidieron mil papeles con intereses impagables, además de que mi profesión de enfermera no les generaba ninguna confianza. Acá en Mons, a los dos años de haber llegado, fui al banco y me pidieron solo los tres últimos recibos de sueldo para darme el crédito con el que me compré mi actual casa. Y ni siquiera era ciudadana belga, pero me dieron un crédito a veinte años con el 4 por ciento de interés. Increíble pero real”.

El resto del mundo sí parece haber entendido el concepto que dejó la pandemia de “trabajo esencial”. Y mientras que en Argentina continúen las jornadas extenuantes de trabajo, la falta de insumos y el escaso reconocimiento social a sus tareas, la emigración seguirá aumentando.

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Mariano Casas Di Nardo

Mariano Casas Di Nardo

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