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SOCIEDAD | 11-09-2021 13:37

Esmeralda Mitre y Vanesa Noble: las herederas incómodas

La hija de Bartolomé Mitre y la esposa de Felipe Noble, el hijo de Ernestina Herrera de Noble, pelean por su lugar en La Nación y Clarín. Conflictos familiares y política.

Son herederas de parte de las acciones de los dos grupos mediáticos más fuertes de la Argentina y decidieron hacer pública su peleas. Por un lado, desde hace dos semanas Esmeralda Mitre, la hija de Bartolomé Mitre, protagoniza un raid mediático para denunciar al último abogado de su padre por obstaculizar su ingreso a La Nación. Por el otro, Vanesa Defranceshi Sadi, la esposa y apoderada de Felipe Noble Herrera, el hijo de Ernestina Herrera de Noble, comenzó su cruzada desde hace ya algunos años, cuando alzó la voz para hacer valer los derechos de su marido y de sus hijos en el directorio de Clarín.

Después de más de una década de conflicto entre el kirchnerismo con Clarín y La Nación, nadie se imaginó que el gran talón de Aquiles de las empresas podría venir desde el interior. El 25 de agosto, Esmeralda publicó un tuit en el que afirmó: “Estoy luchando por ejercer mis derechos de accionista en el diario La Nación”, apuntó contra el abogado Mariano Galiardo, a quien acusó de no hacerla parte en información clave y deslizó posibles maniobras sospechosas. Como no podía ser de otra manera, en el oficialismo aprovecharon al máximo estas declaraciones y, por primera vez, una Mitre se convirtió en una aliada nac&pop.

En el caso de Vanesa, ella no es heredera directa pero sí representa los intereses de su marido, que le cedió un poder general de acción. Desde que decidió empezar a hablar en público, cada una de sus declaraciones deja perplejo a más de uno: su pertenencia al peronismo y su respeto a Cristina fueron temas de los que comenzó a hablar una vez que su suegra falleció. A partir de que comenzó a reclamar por los derechos sucesorios, el kirchnerismo vio una oportunidad. La cercanía es tal que Vanesa estuvo presente en el búnker del Frente de Todos el día que Alberto Fernández ganó la presidencia, recibió de manos de la propia Cristina Fernández una copia de “Sinceramente” y hasta se convirtió en miembro de la “Mesa argentina contra el hambre”.

En los relatos de Esmeralda y Vanesa se combinan profundos conflictos familiares con intereses de sectores poderosos. La política atraviesa sus vidas y muchas veces es difícil comprender hasta qué punto sus explosivas declaraciones tienen un anclaje en la realidad. En ambos relatos, el punto de inflexión es el mismo: el fallecimiento de quienes estuvieron a la cabeza del clan familiar y de los medios. A partir de ese momento, ellas consideran que fueron desplazadas del lugar que les correspondía y por ende, perjudicadas en los trámites sucesorios. Más de una vez, se animaron a trenzarse con sus propios familiares con quienes, por momentos, parecen enemigos.

El conflicto Mitre

Apenas murió Bartolomé Mitre, el 25 de marzo del 2020 el escándalo entre sus herederos explotó. Esmeralda fue la primera en lanzarse a hablar en público sobre los problemas familiares y, en un principio, se concentró en el reparto de la herencia. En julio del mismo año, por ejemplo, fue protagonista de una tapa de NOTICIAS en donde contó que se encontraba enfrentada con sus hermanos mayores Bartolomé, Rosario y Dolores (hijos de su padre con Dolores González Álzaga) y con su hermano menor, Santos, hijo de la última esposa de su padre, Nequi Galotti. En un extenso reportaje, habló acerca de las dificultades para establecer cuál era el patrimonio a dividir debido a los problemas para rastrear cuentas y sociedades anónimas. Además, se animó a hablar sobre qué esperaba acerca de las acciones en S.A. La Nación.

Ya en aquel momento había dejado en claro su postura: no tenía ninguna intención de vender su parte y, por el contrario, quería sentarse en la mesa chica de toma de decisiones y estaba dispuesta a “entrar al diario a la fuerza”, según amenazó: “Van a tener que sentarse a negociar conmigo de una manera diferente a la que estaban acostumbrados con mi padre que, en el último tiempo, tenía más interés por su salud que por el resto”, había dicho.

Pasaron los meses y la situación pareció haberse calmado. Al menos en el plano familiar, buena parte del clan logró ponerse de acuerdo: “Con mis hermanos mayores estamos muy bien, tenemos una muy buena relación. Con el más chico no porque ni los más grandes ni yo tenemos relación con Nequi”, aseguró en una charla con NOTICIAS. Sin embargo, después de los tuits contra Galiardo, Esmeralda volvió al ruedo: “Mi salida en público tiene que ver con la estrategia que estamos llevando adelante con mis abogados para lograr la herencia”, agregó. El motivo de su reaparición está concentrado en su interés en La Nación y tiene como objetivo al último abogado de confianza de Mitre, Galiardo.

“Mi padre, como muchos empresarios, guardaba gran parte de su patrimonio en sociedades. En los ‘90, junto con su hermana constituyeron KMB, por “Kinucha”, Mitre y Bartolomé. Lo hicieron para que las acciones no estuvieran a nombre propio sino de una sociedad para poder garantizar mejor su patrimonio. Más tarde decidió ir a Nueva York a constituir dos fideicomisos, BLM1 y BLM2, por su nombre Bartolomé Luis. Uno es de alrededor de US$ 20 millones y el otro de US$ 30 millones. Se hicieron para que aparecieran como accionistas de KMB. Mi padre designó como síndico a Mariano Galiardo y ahí es donde está el gran problema hoy. A él le estamos pidiendo desde hace seis meses que presente los contratos de los fideicomisos, la información de las sociedades y se rehúsa a hacerlo. Un juez ya impuso una cautelar contra KMB y se está avanzando desde la AFIP”, resumió Esmeralda. “En cualquier hipótesis, mi padre era el dueño de todo, pero no es menos cierto que, al no dar información, Galiardo puede estar respondiendo a intereses propios o de terceros y que quiera obtener un beneficio para él mismo o para otro. En otras palabras, quizás nos estaría sacando todo”, subrayó.

NOTICIAS se comunicó con Galiardo, quien explicó que no brindará declaraciones “sobre cuestiones privadas del causante que sólo deben ser tratadas en el ámbito reservado del expediente judicial por el que tramita su sucesorio y donde ya me he presentado a contestar los requerimientos efectuados por Esmeralda Mitre”. Los voceros de La Nación, además, dijeron que no hablarán del tema.

Esmeralda, que conoce a fondo las lógicas mediáticas, sabe que su historia resulta más que interesante para un sector del oficialismo que tiene una batalla histórica con el grupo. “Me parece bien que estén interesados. Yo no soy una fanática ni soy peronista, pero eso no significa que no esté bien que se interesen por la verdad de lo que pasa con la prensa”, agregó. Sin embargo, remarca que su presencia en portales y en programas de televisión tiene que ver con una estrategia, que nadie del Gobierno la llamó y que son sus abogados Mario Iglesias, Santiago Yofre y Fernando Martínez los únicos que la asesoran. Después de un raid de dos semanas, contó que decidió bajar el perfil y que en su próxima reaparición volverá “con la vara más alta”. 

El conflicto Noble 

Con una batalla diferente, Vanesa, al igual que Esmeralda, también es una rebelde de la corporación. Al igual que la actriz decidió contar parte del conflicto familiar y empresarial en un reportaje a fondo en NOTICIAS que fue tapa en enero del 2020. En esa entrevista contó que dentro del Grupo se había ganado el apodo de “monje negro”. Su batalla interna en Clarín comenzó cuando su marido heredó las acciones de su madre en junio del 2017, pero recién comenzó a cobrar visibilidad en los meses previos a las elecciones del 2019. Un pequeño gesto alcanzó para que los rumores que ya circulaban comenzaran a confirmarse: la creación de la mesa contra el hambre impulsada por el actual Presidente se hizo con un acto en la facultad de Agronomía en la que estuvieron presentes empresarios, dirigentes sociales, sindicalistas, políticos y, también, la esposa de Felipe Noble. El diario recortó la foto para que ella no apareciera.

A partir de ahí la tensión fue en escala. “Desde que ingresé al Grupo noté que las cosas cambiaron. En los últimos años de vida Ernestina no estaba cien por ciento lúcida. Si lo hubiera estado, le pegaba una patada a más de uno por no hacer las cosas como ella decía. En ese tiempo, los que decidieron todo fueron los socios y muchos empleados con cierto rango que se creían caciques. Hay muchos que se creen dueños en el Grupo”, sostuvo en una charla con NOTICIAS. Su reclamo tiene que ver con una especie de pedido de respeto hacia su marido. Para ella, quienes quedaron a cargo del grupo se dedicaron a “capacitar a los hijos de los directivos mucho más que a los herederos de Ernestina”. “Eso no es parejo y no tengo problema de decir las cosas”, agregó.

Por estas semanas, confesó, el clima interno está lejos de estar en calma: “Resurgió el tema de la sucesión. De la hermana de Felipe no hablo porque no tengo vínculo. Pero en la herencia él no pudo poner abogados, se los pusieron. Felipe no puede manejar sus acciones hasta dentro de no sé cuánto tiempo y hay otra persona que lo hace. ¿Cómo es esto? Tiene 45 años, es una persona sana que está en sus cabales. Dicen que no está capacitado. Bueno, dejá que él ponga a su persona de confianza. Todo tiene que pasar por manos del grupo de abogados Saenz Valiente. Yo soy leal, pero si me fallaste y tengo que pelear por los derechos de Felipe y de mis hijos lo voy a hacer”.

Esmeralda Mitre y Vanesa Noble, respeto mutuo

Esmeralda y Vanesa remarcan que sus batallas son diferentes, pero entienden que se las vincule. “Le tengo mucho cariño a Marcela, a Felipe y a Vanesa aunque no los conozco tanto. Quizás lo más comparable son nuestras personalidades. Si Vanesa es una mujer con fuerza que puede ayudar a su marido, es muy válido. Si ellos reclaman su lugar en el diario, deberán tenerlo”, manifestó la actriz.

Vanesa, por su parte, agregó: “Tanto Esmeralda como yo queremos hacer valer los derechos de los herederos. Los que lograron ser quiénes son, lo lograron gracias al papá de Esmeralda y gracias a Ernestina y deberían cuidar a sus descendientes. En la sucesión, como en un montón de otras cosas, a Felipe no lo cuidaron. De ahí mi gran enojo”.

Esmeralda y Vanesa saben que cada cosa que dicen genera repercusiones en el círculo rojo y que, al menos de forma circunstancial, sus batallas hoy resultan funcionales al kirchnerismo.

Ninguna de las dos reniega del uso político que se le da a sus declaraciones. En definitiva, como mujeres de los medios, conocen las reglas del juego y son ellas las primeras en querer jugarlo.                     l

 

 

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Giselle Leclercq

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