Que las relaciones entre madre e hija son muy particulares y pueden atravesar momentos álgidos no es novedad. Sin embargo, cuando el conflicto se hace público y está bajo la lupa de miles de personas, pueden surgir nuevos dolores que estaban bajo la superficie.
En los últimos días, tres vínculos de madres e hijas y sus peleas mediáticas quedaron a la vista y escrutinio de toda la opinión pública: Soledad Aquino y Candelaria Tinelli; Nicole Neumann e Indiana; y Lucila “La Tora” Villar, de “Gran Hermano”, y su mamá Gladys. Trasfondo y exposición de una de las relaciones familiares más profundas.
Modo teen. Desde que Nicole Neumann se separó en el 2017 de Fabián Cubero, padre de sus tres hijas, Indiana, Allegra y Sienna, su relación como ex vive en conflicto, a pesar de que cada uno formó sus nuevas parejas. Si bien Neumann y Cubero tienen un régimen de visitas compartido, recientemente trascendió que Indiana, de 14 años, preferiría pasar más tiempo viviendo con el ex futbolista que con la modelo. De hecho, la adolescente no quiso ir a los últimos viajes familiares de Nicole y su futuro marido, “Manu” Urcera, y sus hermanas, a Europa.
“Las relaciones entre madre e hija suelen estar basadas en la ambivalencia, hay necesidades y sentimientos que entran en contradicción, porque hay una gran intensidad emocional en la que se expresan al mismo tiempo el apego y la necesidad de autonomía”, explica Analía Forti, magíster en Psicología Social y licenciada en Ciencias para la Familia.
La especialista, que también es consultora psicológica y mediadora familiar, agregó que en la adolescencia “se profundiza la conflictividad del vínculo porque la hija va en busca de su autonomía y se distancia de la madre a la que de niña estaba unida de manera dependiente”.
Nicole, sin embargo, niega que haya algún problema con su hija mayor y asegura que el motivo por el cual Indiana no viajó con ellos fue porque “debía materias en el colegio” y le tiene “fobia a los aviones”. Fuentes cercanas a la familia sostienen que la tirantez de la relación se debe a que la blonda jurado de “Los ocho escalones” es muy estricta a la hora de ponerle límites a la adolescente respecto al estudio y a llevar una alimentación saludable, mientras que el padre es más flexible.
Otro caso explosivo fue el de Candelaria Tinelli y su mamá, Soledad Aquino. La mala relación entre ambas salió a la luz luego de que Candelaria, de 32 años, participara como panelista en “LAM”, donde hizo declaraciones fuertes acerca de la última pareja de Marcelo Tinelli, Guillermina Valdes, asegurando que era “controladora” y “no le hacía bien a su papá”.
Luego, Aquino habló en el programa “Entrometidos” de Net TV y no sólo dijo que no le gustaba que su hija fuera parte del ciclo de América porque lo consideraba “grasa”, sino que además reveló internas de la relación amorosa que Candelaria tuvo con el cantante Coti Sorokin, a lo que la chica de los tatuajes contestó a través de Instagram: "Jajajajaja. No me hago cargo de nada de lo que dice mamá. Yo no pienso como ella en absoluto". Y agregó: "No quiero hablar mal de mi vieja, pero claramente sepan que no nos llevamos bien y pensamos muy distinto”.
Acerca de la exposición de los conflictos, Forti le dice a NOTICIAS: “Es un tiempo de mostrar y exponer la intimidad y cuando se involucran cuestiones emocionales y de vínculos suele ser mejor preservar la intimidad y gestionarlos en el ámbito privado, porque la palabra puede causar mucho daño y la exposición lleva a la opinión pública sobre asuntos privados y eso siempre tiene un costo alto”.
La primera mujer de Tinelli y madre de Micaela y Candelaria aseguró luego de la pelea mediática que ya se reconciliaron e hicieron borrón y cuenta nueva, pero Cande no volvió a hablar de Aquino.
Por último se encuentra el caso de Lucila Villar, conocida como “La Tora”, una participante de “Gran Hermano”, que recibió a su madre Gladys como invitada por unos días en “la casa más famosa del país” y dejó en evidencia los problemas en su relación. De hecho, en las redes sociales acusaron a la rubia de maltratar públicamente a su mamá en el programa más visto de la televisión.
Luego de ser eliminada del reality, la ex participante explicó que los conflictos entre ellas tenían que ver con la convivencia: “Yo soy una chica adulta y quiero mi espacio para vivir sola. No quiero convivir con mi mamá”, sostuvo. Además, aseguró que le pesó la exposición del vínculo porque “no tienen una relación perfecta” y dejó entrever ciertos asuntos inconclusos del pasado.
El origen. Acerca de cómo se perciben estas relaciones familiares, Fonti dice: “Las relaciones de madre e hija perfectas no existen, tal como decía Donald Winnicott: lo que es posible es ser una madre ‘suficientemente buena’”.
Respecto a algunos de los puntos que pueden resquebrajar este tipo de vínculos, la profesional enumeró: “Cuando la madre actúa como un espejo y devuelve a la hija un reflejo en el que no quiere reconocerse y se genera en ella un sentimiento de rechazo; cuando las madres pretenden seguir relacionándose con sus hijas jóvenes como cuando eran niñas; desencuentros del pasado que no se resolvieron y quedan latentes; y cuando se alteran las jerarquías y las madres quieren ser amigas de sus hijas”.
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