Magdalena Espósito Valenti y su pareja,Abigail Páez fueron condenadas a prisión perpetua por el asesinato de Lucio Dupuy, el hijo de cinco años de la primera. Y el Caso Lucio pone sobre la mesa la indefensión que sufren los menores muchas veces a manos de sus familias.
En diciembre del año pasado, en Quilmes, Renzo Gabriel Godoy, un nene que era un año menor que Lucio Dupuy, ingresó a la salita médica de El Pato, en Berazategui, sin signos vitales. Aunque su madre, Victoria Belén Godoy (30) les dijo a los médicos que se había ahogado y lastimado en la bañera, los resultados de la autopsia determinaron que la muerte fue producto de graves golpes en la cabeza y el rostro.
La familia paterna y personal de la escuela a la que el chico asistía ya había presentado denuncias contra la madre y contra Luis Alberto Gallo (40), padrastro de Renzo, por violencia física, denuncias que a juzgar por el desenlace no parecen haber servido de mucho. La Unidad Funcional de Instrucción (UFI) número 3 de Quilmes ordenó la inmediata detención de la madre y el padrastro de Renzo, y tras conocerse el hecho vecinos quilmeños quemaron y saquearon la casa de los imputados. Los bomberos acudieron al lugar, pero fueron apedreados por las personas que se encontraban en su interior. La policía de la provincia debió intervenir.
En octubre del año pasado, trascendió el caso de Gastón Farías (35) años, quien una noche entró a la casa de su ex pareja, Florencia, quien ya había logrado ponerle una perimetral que, evidentemente, no funcionó: Farías no solo golpeó y estranguló a la mujer hasta desmayarla, si no que luego fue hasta el living de la casa y asfixió a su hijo de 3 años hasta matarlo. Después, subió al altillo de la casa, y se suicidio colgandose una viga del techo.
Los casos se suceden con similitudes. El pasado mayo, Ayelén Macarena Ortíz y su pareja, Alfredo Ferreyra, fueron detenidos en Gualeguaychú, Entre Ríos, luego de que Tahiel, el hijo biológico de ella - con tan solo dos años - fuera trasladado con heridas graves al Hospital Centenario de la ciudad, donde falleció poco después. El cuerpo del niño no presentaba golpes y hematomas en todo el cuerpo, incluso en el rostro. Cuando se le preguntó a la madre por qué el nene estaba golpeado, Ortíz no supo explicar la razón. En cuanto a Ferreyra no llegó a declarar: se ahorcó en su celda, colgado de los barrotes de la ventana. La tía de Tahiel, hermana de la madre, fue quien reconoció la existencia de maltratos físicos por parte de su hermana y su cuñado hacia su sobrino, y si bien no había radicado una denuncia policial, sí había expuesto lel caso ante el Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia de la provincia.
Por su parte, El padre biológico de Tahiel declaró en la causa: reconoció haber sido víctima tanto él como sus hijos de violencia física y verbal por parte de su ex pareja. Igual que en el caso de Lucio, los médicos del Hospital Centenario ya habían puesto la alerta por lesiones previas de Tahiel, y según afirmaron medios locales habían existido internaciones previas por quemaduras y problemas surgidos de la higiene deficiente del menor.
También está el caso Salomón, en Neuquén. El lunes 6 de diciembre del 2021 Laurentino Amado Andrés (27) llevó a dos de los hijos de su pareja al jardín de infantes, y regresó al hogar que compartía con ella, donde habían quedado el único hijo que tenían en común y Salomón de 2 años. La madre de Salomón se había ido en taxi a realizar unos trámites, así que nadie pudo impedir que Andrés abusara de Salomón y lo golpeara hasta matarlo. Después lo llevó al Hospital Horacio Heller, donde los médicos constataron las lesiones que presentaba el niño y dieron aviso a la policía. El padrastro quedó detenido y al otro día le impusieron prisión preventiva. Un año después, Andrés fue juzgado por homicidio agravado por alevosía y abuso sexual doblemente agravado.
Otro caso trascendente de violencia contra los menores fue el de Abigail Tortello en Santa Cruz, en el año 2014. Abigail era aún más chica que los niños de los casos anteriores: tan solo 7 meses. Según su padre, Carlos Tortello, quien la ingresó al Hospital de Río Gallegos, Abigail había sufrido una caída de una mesada mientras la estaba bañando. En ese mismo momento, Karen Orellano, mamá de Abigail y pareja de Tortello, lo estaba denunciando por violencia doméstica. Sin embargo, a pesar de la denuncia de Orellano contra Tortello, la investigación determinó que Abigail había muerto a golpes a manos de sus padres, y ambos fueron condenados a prisión perpetua en noviembre de 2015.
El riesgo de que los niños queden indefensos frente a este tipo de hechos de violencia fue lo que motivó al diputado por el PRO de La Pampa, Martín Maquieyra a impulsar el un proyecto de Ley, que ya es conocido como la “Ley Lucio”; para promover la prevención y detección temprana de la violencia contra los niños, niñas y adolescentes. El proyecto ya tiene media sanción en Diputados y ahora deberá discutirse en el Senado. La ley promueve de tres herramientas para proteger a los niños de posibles abusos y posibles hechos de violencia contra los niños: la reserva de identidad y protección para docentes, médicos y agentes que están obligados a denunciar dichos hechos de violencia; campañas de comunicación nacionales para la concientización sobre las alertas tempranas que detecten situaciones de abuso o violencia; y capacitación de agentes estatales para la prevención de la violencia en la niñez.
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