La provincia de Buenos Aires ha creado en agosto pasado una línea de atención telefónica para que llamen varones violentos y puedan ser derivados a grupos donde puedan tratarlos, según contó el canal de TV alemán Deutsche Welle (DW) en un nuevo informe. En tiempos en que la pandemia ha paralizado espacios de contención, esta línea supone una herramienta más en la lucha contra la violencia de género.
Hace tres años, el chofer Carlos Alberto Basile comenzó a ir a un grupo de varones violentos de la Red de Equipos de Trabajo y Estudio en Masculinidades (RETEM). "Yo llegué en un momento bastante crítico. Había tenido ya una separación previa y había tenido un par de episodios. Volví a tener pareja y había tenido también un episodio con mi pareja actual. Y había tenido otro episodio con mi hermana", reconoció a DW. Carlos Alberto se ha reconciliado con su segunda pareja y acaba de tener su cuarto hijo. Tuvo una buena experiencia en la red RETEM y por eso quiere dar su testimonio: "Sentí que tenía un lugar donde me podía expresar, un lugar donde podía compartir y recibir experiencias y aprender a resetear el chip que yo tenía sobre la masculinidad".
Solo en 40 de los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires hay grupos donde tratarlos y sus reuniones presenciales están suspendidas por la pandemia. Casi todos los que llaman lo hacen obligados por la Justicia. Pocos llaman por motu propio. Ariel Sánchez, director de Promoción de Masculinidades de la provincia de Buenos Aires, explica: "Sabemos que no transforma del mismo modo que la circulación de la palabra en un grupo pero por lo menos se sostiene una escucha y un espacio que no sea simplemente la parte punitiva. La mayoría de los varones derivados tienen que ir o al juzgado o a algún lugar a firmar".
El psicólogo Aníbal Muzzin es especialista en violencia familiar. Coordina un grupo de varones de la red RETEM y capacita a otros: "Hay un 80% de hombres que han ejercido violencia hacia una mujer que podría recuperarse, que los entendemos como perfiles cíclicos u hombres hipercontrolados que tienen algunas características, que hay cierto reconocimiento de ese ejercicio del daño en ese ejercicio de violencia". Los grupos están formados por 10 a 15 varones que se reúnen dos horas por semana durante al menos un año. Allí conversan sobre su presente y su pasado familiar. Pero Muzzin advierte que se debe capacitar, supervisar y pagar bien a los profesionales para que puedan coordinar esos espacios.
por R. N.
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