Las protestas en Ecuador tomaron relevancia internacional hace una semana, y derivaron en un cuadro extremo con la muerte de siete manifestantes y la captura por parte de los movimientos indígenas de ocho policías en el cantón de Pujilí, en el centro del país.
El origen de las protestas fue la reforma económica anunciada por el presidente Lenin Moreno el pasado 1 de octubre, fruto del acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional para conseguir una inyección de 4.200 millones de dólares para el país. Los disturbios estallaron dos días después con las marchas de los líderes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), un enfrentamiento entre policías y militares en una de las calles de Guayaquil, y múltiples saqueos. Eso llevó a Moreno a declarar el estado de excepción. Las fuerzas de seguridad detuvieron a más de 72 personas, y desalojaron los campamentos improvisados en el parque El Arbolito (la “Plaza de Mayo” ecuatoriana) y la Casa de la Cultura.
Pero la huelga nacional fue más que la causa indígena: contó con el apoyo del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), y con los sindicatos de transportistas, el sector más afectado por la decisión de Moreno de eliminar los subsidios al combustible como parte del "paquetazo".
Desborde. “La verdad es que la situación se ha desbordado, esto responde a los interés que están detrás. La manifestación del pueblo indígena tomo la posta de los gremios para decirle no al FMI. En Ecuador se dio un rechazo rotundo a las recetas del Fondo. El gobierno de Lenín Moreno plantea la necesidad de acceder al crédito, pero eso compromete la economía ecuatoriana”, explica a NOTICIAS el periodista Christian Racines desde Quito.
"Lo que está haciendo el gobierno es premiar a los grandes bancos, a los capitalistas, y castigar a los ecuatorianos pobres", insiste el líder del FUT, Mesias Tatamuez.
El gobierno de Moreno buscó finalmente un acuerdo y le hizo un paquete de propuestas a las organizaciones indígenas para "mejorar la calidad de vida" de las comunidades, en el marco del diálogo que auspició la ONU y la Conferencia Episcopal, para zanjar la crisis. Y desactivó la protesta. El secretario general de la Presidencia, José Augusto Briones, uno de los tres representantes del Gobierno en ese diálogo, reveló que se comprometierón a poner en marcha un plan integral de agua que incluya sistemas de riego y condonar todas las multas impuestas por la Secretaría Nacional de Agua (Senagua); desarrollar 2.000 hectáreas de pastos mejorados y reestructurar las deudas sobre la tierra; adecuar 500 kilómetros de vías rurales; crear cuatro centros de acopio para alimentos; reabrir colegios y entregar kits tecnológicos.
"Esas medidas serán destinadas, precisamente, a mejorar la calidad de vida del agro y a erradicar la pobreza en los sectores que siempre han estado excluidos", remarcó Lenín Moreno.
Segunda ola. El país volvió a la normalidad el lunes pasado después de 12 días que dejaron escenas de violencia, disturbios, vandalismo, excesos policiales y episodios de represión.
Lo hizo de forma casi inmediata una vez alcanzado el acuerdo entre el gobierno y los líderes de las marchas. Pero Moreno sigue atento a la tensión política. Desde su entorno volvieron a insistir en que lo sucedido responde al intento golpista orquestado por el ex presidente Rafael Correa, con el apoyo del gobierno de Nicolás Maduro.
"Fuerzas oscuras vinculadas a la delincuencia política organizada y dirigidas por Correa y Maduro en complicidad con el narcoterrorismo, con pandillas y con ciudadanos extranjeros violentos causaron zozobra, violencia nunca antes vista", llegó a afirmar Moreno. Y la fiscalía ecuatoriana allanó las oficinas correistas en Quito, buscando pruebas de un complot.
“Después de todos los escándalos de corrupción del gobierno de Rafael Correa, la gente no soporta más. Y este gobierno lo que ha hecho es aliarse con el FMI, y se le ha endosado la gran fiesta de Correa a todo el pueblo ecuatoriano. En tiempo de correismo llegó a cifra récord el petróleo y es inaudito que el país hoy este viviendo esto”, apunta Racines.
“El presidente ayer dio una cadena nacional donde dejo más preguntas que respuestas. El costo que le representa el ahorro por el subsidio de los combustibles representa anualmente 1.500 millones de dólares. Y en estos días que el país está varado ya se ha perdido ese ahorro”, sigue Racines. El gobierno pierde legitimidad con cada hora que pasa y su impericia en el control de las marchas que vio hasta cruces entre distintas fuerzas de seguridad. “Por estas horas es bastante difícil de hablar de un golpe de estado, ya que hay un respaldo del ejército, pero el gobierno se debilita cada día más por su inacción”, explica desde Quito.
Rivales. El expresidente de Ecuador Rafael Correa, desde Bruselas, llamó a la celebración de elecciones anticipadas como única solución a la crisis que vive el país tras las reformas económicas del gobierno, y aseguró que sería candidato.
Correa, sobre el que pesan dos órdenes de detención en Ecuador y una inhabilitación para ser presidente, ha asegurado que no tiene "ningún problema" para concurrir como candidato a cargos distintos al de presidente . "Van a crear esos problemas, van a buscar cómo impedir esa participación, porque saben que los derrotamos en las urnas. A ver qué se inventarán", insistió tras tachar de "ridiculeces" las dos órdenes de detención y considerar "ilegal e inconstitucional" su inhabilitación.
"Yo regresaría al país, que me metan preso, pero que me dejen inscribirme para ser candidato. No me van a dejar",insistió, comparándose al brasileño Lula da Silva, al que "metieron preso para frenar su candidatura y ahora el presidente es el fascista (Jair) Bolsonaro", marcó, inistiendo que lo de su sucesor, Lenín Moreno, "es un caso psiquiátrico".
Comentarios