No sólo Argentina cerró sus puertas. De Wuhan (en China, donde se originó el brote del coronavirus) a Ushuaia, las principales ciudades del mundo optaron ante la pandemia, por la cuarentena obligatoria. Y el mundo se vio distinto. En Italia, Venecia se transformó en apenas una semana. El agua de los canales se volvió cristalina, y aparecieron peces y cisnes. En Madrid, pavorreales ganaron las plazas. En Japón, qué decidió suspender esta semana la realización de los Juegos Olímpicos previstos para agosto, los ciervos hoy transitan tranquilamente por las calles, tras dejar los bosques de Nara. Y lo mismo pudo verse en Barcelona, donde los jabalíes se aventuraron a los asfaltos urbanos. Aprovechando la ausencia del hombre, en medio del encierro mundial impuesto tras la propagación del virus, la naturaleza está recuperando terreno. En Europa el cielo se ve distinto: han bajado considerablemente las emisiones de dióxido de nitrógeno. Escenas de una película post apocalíptica.
por R.N.
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