Los repelentes para uso personal son productos que se aplican sobre las diversas zonas de la piel expuesta con el fin de protegerla contra las picaduras. Este tipo de componente forma parte del conjunto de medidas que deben tomarse para prevenir las enfermedades transmitidas por todo tipo de insectos, entre las cuales se encuentran el dengue, zika y chikunguya.
Es importante que la utilización sea solo en situaciones en las cuales existe una alta densidad de mosquitos o se deba estar a la intemperie por un periodo de tiempo prolongado. Por el contrario, no es necesario utilizarlos en el interior de los hogares. Para ello, es de gran importancia que los domicilios se encuentren protegidos con mosquiteros rígidos, ya sea de metal o plástico, en puertas y ventanas, o también se pueden utilizar repelentes ambientales registrados ante la ANMAT.
Actualmente, existen en el mercado diversas modalidades de repelentes para insectos, tales como sprays, lociones, cremas, geles y aerosoles. Estos productos pueden contener diferentes sustancias activas, tales como el DEET, IR3535 e icaridina. Independientemente de ello, un punto importante es el tiempo durante el cual el repelente mantiene su efecto, siendo este generalmente informado en el rótulo de los mismos.
De esta manera, una vez transcurrido dicho período es fundamental la reaplicación del producto si se va a seguir expuesto. A su vez, es necesaria una nueva aplicación luego de exponerse al agua o haber atravesado situaciones de transpiración excesiva. También hay que tener en cuenta que, si se quiere utilizar tanto un protector solar como un repelente de insectos, es necesario aplicar primero el protector solar y esperar 30 minutos para luego usar el repelente, manteniéndose así la efectividad de ambos productos.
En Argentina, los repelentes de insectos para uso en humanos son regulados por la ANMAT, debiendo cumplir con los estándares de calidad establecidos por esta Administración Nacional. En el envase es importante que se deba indicar la fecha de vencimiento del producto, indicación de contenido neto, país de origen y número de legajo del elaborador o importador habilitado.
El mal manejo de un repelente, como la ingesta, puede ocasionar serias intoxicaciones. Se sugiere leer la etiqueta y la información sobre el producto antes de usarlo. No se debe aplicar repelentes sobre lastimaduras o sobre la piel irritada; ni aplicarlo cerca de los ojos, nariz y boca o en las manos, especialmente en niños. También evitar la aplicación excesiva y reiterada. Una vez de finalizado el uso, se recomienda lavar la piel tratada con agua y jabón.
Para los repelentes con envases en aerosol, se le suman las siguientes advertencias: no manipular alimentos en el momento de aplicarse; no aplicar directamente en la cara; no rociar cerca de alguna llama y desechar el producto una vez terminado. Se recomienda consultar al pediatra antes de utilizarlos en menores de 2 años, mientras que no se debe aplicar más de tres veces al día en niños de entre 3 y 12 años. Resulta de especial importancia tener en cuenta todas estas consideraciones antes de utilizar cualquier repelente.
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