Uno de los más importantes funcionarios del Gobierno porteño discutió hace poco con Mauricio Macri vía zoom. Estaba alterado por el libro que sigue manteniendo en marcha el ex presidente, que se referirá a su accidentada gestión y se centrará sobre todo en una defensa de sus ideas económicas, esas que le valieron un masivo voto castigo e hicieron posible lo que parecía imposible, el regreso de los K.
El funcionario porteño se descargó:
–Mauricio, vos podés hablar de todo menos de economía. Hablá de los valores republicanos del PRO, de la defensa de las instituciones, de pluralidad y lucha contra la corrupción. Pero de economía no hables, ¡porque te la llevaste a marzo!
Macri casi no reaccionó del otro lado:
–Es que no es así… Tuvimos algunos problemas, pero el rumbo era el correcto.
El funcionario porteño se impacientó:
–Por favor, Mauricio, pensá lo que vas a escribir. Hay cosas que podés defender, pero no la economía.
El diálogo de sordos concluyó con la promesa de un nuevo encuentro virtual que hasta ahora no se concretó. Macri no solo no parece permeable a las críticas constructivas, sino que le molesta escucharlas.
El funcionario en cuestión me dice:
–Él es así, obcecado. Cuando se le mete algo en la cabeza, no se lo sacás más… Ahora está convencido de que tendría que haber hecho un ajuste más drástico al principio, ¿podés creerlo?
La fe de Macri en el ideario liberal solo es superada por su falta de autocrítica y esa costumbre de buscar responsables en otro lado, como cuando sorprendió a propios y extraños con una declaración veraniega desde Villa La Angostura a pocas semanas de haber vuelto al llano: “Yo siempre les decía a todos: cuidado, yo conozco los mercados, que un día no te dan más plata y nos vamos a la mierda”. Y agregó que sus funcionarios le decían que se quedase “tranquilo”.
Es decir, Macri cree que debió haber confiado en su infalible intuición en vez de dejarse asesorar en forma equivocada. Ajustar más, no pedir prestado tanto…
Más allá de las discusiones sobre modelos económicos o herencias recibidas, es innegable que en sus cuatro años de gobierno “pasaron cosas”: aumento de la pobreza y el desempleo, corridas cambiarias sucesivas, inflación en alza y recesión profundizada, caída del PBI y endeudamiento monumental… Pero la obra que Macri escribe desde que dejó el poder tiene explicación para todo.
Próximamente, en su librería amiga.
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