Thursday 25 de April, 2024

OPINIóN | 09-12-2020 11:31

El verdadero error de los médicos de Maradona

Las personas con diversos cuadros psiquiátricos carecen a veces de lo que se llama “conciencia de enfermedad”. El debate en torno a Ley de Salud Mental.

Los argentinos observan estupefactos el espectáculo imposible. El nunca imaginado. El negado colectivamente desde hace décadas. La muerte de un dios.

Ya sea de un ser querido, de un contemporáneo o de un franco desconocido caído en desgracia, el suceso de la  muerte nos resulta siempre muy difícil de asimilar. Puede ser triste y angustiante, increíble, injustificable, carente de sentido y tener miles de matices personales cuando el fallecido es un ser terrenal. Pero cuando se trata de un dios, esto es simplemente inaceptable.

Para lidiar con lo carente de sentido comienza una incesante búsqueda de causas y culpables. Algo que justifique el desmoronamiento estrepitoso y sin anestesia de ese ideal eterno que era en nuestra mente la figura de Maradona.

Todos opinan. Pero nadie repara en el verdadero problema de fondo en esta triste historia y en lo que constituye, a mi humilde juicio, el error principal del cuerpo medico que asistía al genio del futbol mundial.

La medicina es un arte complejo. A veces muy técnico y hasta rutinario. La psiquiatría, como especialidad médica encargada de la salud mental de las personas, es una disciplina infinitamente intrincada. Plagada de matices y subjetividades.

El tratar con los problemas de la mente y la individualidad humanas la vuelve un arte clínico muy dependiente del profesional que la ejerce. En general no tenemos análisis de sangre o tests  que nos confirmen diagnósticos y el psiquiatra debe valerse de sus conocimientos y de décadas de observación y experiencia para afinar su juicio y adaptarlo a cada paciente. Los propios colegas médicos a veces no entienden o subestiman lo que hacemos.

No es ninguna novedad que Maradona sufría desde hace tiempo de un cuadro de abuso crónico de alcohol y ciertos psicofármacos que comprometían en forma notoria su funcionalidad. Si a esto agregamos las comorbilidades cardiovasculares y la “personalidad del genio” (que los psiquiatras llamaríamos trastorno de la personalidad) podemos ver que la salud mental de El Diego era realmente endeble.

También sabemos que Maradona se negaba casi sistemáticamente a realizar el tratamiento y, según dicen, solo hacia lo que quería. Quizás su entorno influenciaba esto también, decidiendo si se internaba o no, donde y cuando. Y aquí esta el punto de interés en cuestión.

Las personas con diversos cuadros psiquiátricos carecen a veces de lo que se llama “conciencia de enfermedad”. Esto es casi la regla en el terreno de las adicciones en el cual los pacientes no pueden visualizar el daño que se generan y peligro que corren. Ciertos procesos mentales están alterados de tal manera que la persona no esta en su plena capacidad para decidir sobre ciertos temas, incluida su salud.

Acá es cuando entra en juego la experiencia del psiquiatra para entender que aunque el paciente no alucina ni delira, su juicio no esta indemne.

Muchas veces la internación en una institución especializada es la mejor opción para devolverle al paciente su control de si mismo. Otras veces es la única. El problema surge cuando una persona de estas características se niega a la internación.

¿Qué se hace? ¿Se lo deja a la deriva? ¿Se le permite que diseñe el tratamiento que cree más conveniente para él? ¡Cómo convencer a Diego Armando Maradona de que estos es lo mejor para sí mismo!

¿Y si una persona con depresión esta pensando en suicidarse pero se resiste a una internación para evitarlo? ¿Lo dejo ir a su casa rezando que no lo haga? ¿Le encargo el cuidado a su familia? Estas preguntas tienen respuesta. No.

Hasta el año 2010 la ley de salud mental argentina habilitaba a un médico especialista en psiquiatría a generar una orden de internación contra la voluntad del paciente si creía que el mismo presentaba “riesgo para su salud o la de terceros”. Mediante un proceso más o menos engorroso el psiquiatra podía disponer de un cuidado intensivo para su paciente.

Varias veces lo tuve que hacer y créanme que es muy estresante y agotador, pero al menos garantizaba la seguridad de los pacientes y a veces de otras personas.

Una vez internado el paciente la clínica debía notificar al juzgado para que diera seguimiento al estado del paciente y convalide la disposición del psiquiatra.

Es decir que la justicia abalaba el juicio del psiquiatra brindándole un marco de seguridad legal donde operar para el beneficio de su paciente.

A partir del año 2010 se reformuló dicha ley y el internar a una persona contra su voluntad aun con la debida justificación medico-psiquiátrica pasó a ser un acto terriblemente engorroso que requiere la intervención del juzgado, de un equipo interdisciplinario de evaluación, etcétera. 

A los fines prácticos, internar contra la voluntad del paciente se volvió sumamente lento como para que la intervención tuviera efecto en un plazo breve según es requerido por la urgencia de ciertos casos.

Sin la posibilidad de hacer un tratamiento rápido y efectivo como el que se puede hacer en una internación, los tratamientos de las adicciones empezaron a caer en medias tintas y soluciones parciales sin los mejores resultados.

Un psiquiatra que intente la internación de un paciente sin su consentimiento se expone hoy en día a serias consecuencias legales y la posición del profesional ante estas situaciones urgentes es muy frágil. Si internar a una persona común es hoy en día un problema con el que el psiquiatra debe lidiar solo, imagine lo infinitamente mas complicado que se vuelve si esa persona es Diego Maradona.

La actual ley de salud mental deja desprotegidos tanto a pacientes como a psiquiatras.

No voy a entrar en los absurdos y cuestionables motivos que impulsaron la modificación de la ley y de sus inexpertos gestores. Solo puedo decir que asientan en la ignorancia del conocimiento académico y a una fantasiosa y retrograda concepción de que los psiquiatras tenemos un interés oscuro para internar gente sin su consentimiento. Tristemente la realidad nos da ejemplos de la falencia del sistema.

Hace unos meses una persona con serios problemas psíquicos que había abandonado el tratamiento mató a un policía y luego fue abatido. Hubo otros ejemplos mediáticos y esto es algo que sucede a menudo sin que la gente se entere. Ni hablar de los pacientes con adicciones que intoxicados cometen hecho de violencia o protagonizan accidentes viales.

Una situación similar a la  de  Maradona se dio en el año 2008 (con la antigua ley) con otro genio argentino, el músico Charly García, quien padecía un cuadro de abuso de sustancias de larga data y de grado severo.

En este caso se procedió a la internación psiquiátrica involuntaria merced a una orden judicial que convalidaba la indicación del psiquiatra a cargo. El resto de la historia ya lo sabemos. Hoy Charly García esta vivo y sin consumir.

Entonces: ¿cuál fue el error de los médicos de Maradona, si es que lo hubo?

Creo que fue el de caer en las medias tintas y ceder a la presión de un entorno nefasto y las imposiciones de una persona mentalmente frágil. Creo que con la mejor de las voluntades intentaron ayudar en la más absoluta de las soledades. Sin ningún marco legal que los apoye para disponer de lo que creen mejor para su paciente y poder trabajar con tranquilidad.

Sabemos que Maradona era nuestro dios. Pero Dios debería haber acatado la orden de internación si la disponía un juez. Obvio que no sucedió. Nadie quiere ser el malo que internó a Maradona. Ahora, para linchar a los pocos que intentaron hacer algo, abogados y jueces hacen cola.

 

*Médico Especialista en Psiquiatría

 

por Sebastian Soneira*

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