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OPINIóN | 01-07-2020 05:08

Cómo fueron los últimos días de Perón

A 46 años de su muerte, la actividad del ex presidente, su enfermedad y el viaje a Paraguay que precipitó el final.

En sus últimos días de vida, el general Juan Domingo Perón llevó una cargada agenda que incluyó reuniones con dirigentes políticos, un discurso para los militantes peronistas y hasta un viaje al Paraguay, que marcó (el inicio de) la debacle de su salud.

Al frente del país, y con una intensa actividad política, el Presidente no descuidó sus tareas. Al comenzar el mes de junio de 1974, Perón celebró su última reunión de gabinete, en la que expuso el Modelo argentino para el proyecto nacional, y delegó en su fiel colaborador, el coronel Vicente Damasco, la tarea de exponerlo en todo el país. En diálogo con todos los sectores, el 4 de junio el General recibió al ex presidente Arturo Frondizi en la Casa Rosada para analizar el proceso de gobierno.

Su delicado estado de salud no le impidió continuar, y tomó una decisión que marcó el principio del fin: su visita al presidente Alfredo Stroessner, en Paraguay. Pese a ser un paciente cardíaco, y en contra de las recomendaciones de sus médicos de cabecera, los doctores Pedro Cossio y Jorge Taiana, el presidente argentino emprendió una visita oficial de 24 horas, en las que se expuso al intenso frío y a las lloviznas durante discursos interminables. 

El viaje tenía una importante razón. El doctor Carlos Seara, que pertenecía al equipo médico que cuidaba a Perón junto a los doctores Alberto Tamashiro, Ángel Carlos Scandroglio, Guillermo De Elizalde, Arturo Miguel Cagide, Carlos Garbelino y Raúl Luis Cermesoni, manifestó que Perón no olvidaba las jornadas de septiembre de 1955, momento en el que el presidente paraguayo le había salvado la vida dándole asilo político. La misma noche de su llegada, se celebró la cena de recepción en el Palacio López, en la que Perón declaró que su viaje se debía a que tenía una deuda de gratitud con el pueblo paraguayo.

De regreso al país, el 8 de junio, Perón recibió al líder radical Ricardo Balbín en la Casa Rosada, donde analizaron el Pacto Social. Dos días más tarde, inauguró la reunión de cancilleres de la cuenca del Plata. Y el 11 de junio recibió a Monseñor Primatesta y le manifestó que su gobierno estaba decidido a unir a los argentinos.

Luego de unos días de una intensa agenda, el 12 de ese mes, Perón habló por cadena nacional en la televisión y denunció a los especuladores, formadores de precios y a los que intentaban sabotear el Pacto Social. "Algunos diarios oligarcas están insistiendo, por ejemplo, con el problema de la escasez y el mercado negro. Siempre que la economía está creciendo y se mejoran los ingresos del pueblo, como sucede desde que nos hicimos cargo del poder, hay escasez de productos y aparece el mercado negro”, aseguró Perón.

En señal de apoyo, la CGT, las 62 Organizaciones Peronistas y el Partido Justicialista decretaron un Paro General y una movilización a Plaza de Mayo para que Perón siguiera en el gobierno, a la que concurrieron millares de obreros de todo Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires.

Perón ya se encontraba muy delicado, pero quiso decir unas palabras a los trabajadores a modo de despedida. A las 17 horas, el General salió a los balcones de la Casa Rosada para ver la multitud que se había acercado para apoyarlo, y decidió dar un discurso, previendo que no le queda mucho tiempo de vida. “Compañeros, llevaré grabado en mi retina este maravilloso espectáculo, en que el pueblo trabajador de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires me trae el mensaje que yo necesito”, declaró. “Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino”, agregó.

Sin embargo, su intensa actividad política continuó. El 14 de junio recibió al ministro de Trabajo, Ricardo Otero, y al secretario general de la CGT, Adelino Romero, que regresaban de la reunión anual de la Organización General del Trabajo (OIT), celebrada en Ginebra. Al día siguiente, acompañó hasta el aeropuerto de Ezeiza a su esposa y vicepresidente Isabel Perón, que emprendía una gira por Europa en nombre del gobierno; el 17 recibió a la CGT para hablar sobre salarios, precios y la posibilidad de un doble aguinaldo; y el 18 recibió al intendente porteño general Embrioni para firmar un convenio para la ampliación del hospital de niños.

Pero los problemas de salud le jugaron una mala pasada y Perón debió frenar su actividad. El 20 de junio entró en reposo absoluto por un catarro, sumado a sus problemas coronarios, y el 21, Jorge Taiana, Pedro Cossio, Pedro Eladio Vázquez y Domingo Liotta transformaron la Quinta Presidencial de Olivos en una clínica, desmintiendo que el presidente no tenía los cuidados adecuados, como quedó en el imaginario popular

Como Isabel se encontraba en Europa, en el equipo médico reinaba el desconcierto sobre quién mandaba en los cuidados de salud de Perón. En ausencia de su mujer, ese rol lo cumplía el jefe de la Casa Militar, Carlos Corral, y su custodio, Juan Esquer.

Durante su reposo, recibió en la residencia de Olivos al secretario de Gobierno, el coronel Vicente Damasco, al secretario de Prensa Nacional, Emilio Abras, al secretario técnico de Gobierno, Gustavo Carballo, y al jefe de la Casa Militar, el coronel Corral.

Debido a que el estado de salud de Perón empeoraba, los doctores Pedro Cossio y Jorge Taiana se comunicaron el 25 de junio con Isabel Perón para trasmitirle la gravedad del estado del Presidente. A pesar de sus dolencias, en sus últimos días Perón buscó la distracción y se refugió en el fútbol. Gracias a que el Presidente se mantenía lúcido, pudo disfrutar del partido de Argentina contra Holanda, en el mundial de fútbol de Alemania del 74.

El 28, Perón sufrió un edema agudo de pulmón, que fue sofocado por el equipo médico, el mismo día en que regresó Isabel de Europa. Al otro día, el General delegó el mando y asumió la vicepresidente. 

El final era inminente. El 1 de julio de 1974, a las 10 de la mañana, sufrió una fibrilación ventricular, seguida de un paro cardíaco, del cual no se pudo reponer, según recordó el doctor Carlos Seara  . En los momentos finales, la enfermera Norma Bailo, escuchó por última vez la voz del líder.  “Me voy, mi pueblo, mi pueblo” fueron sus últimas palabras.

por Facundo Giampaolo

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