Friday 26 de April, 2024

OPINIóN | 07-12-2019 12:41

Tristán Bauer y el dilema cultural de la política

El nuevo secretario declaró apostar por una cultura nacional y popular para su cartera. ¿Logrará recuperar la actividad en los sectores menos visibles y espectaculares del área?

Tal vez sea la declarada pasión cinéfila de Cristina Kirchner la que haya empujado al frente de la secretaría de Cultura de la Nación nuevamente a un cineasta, Tristán Bauer.

Fue otro creador del rubro, Jorge Coscia, quién tuvo a cargo la más larga gestión que un titular de esa cartera haya tenido jamás (de 2009 a 2014), durante el gobierno de la ex mandataria. A él lo sucedió Teresa Parodi, y junto con ella la secretaría se transformó en ministerio, un rango que volvió a perder en el último plan de recortes presupuestarios del macrismo.

El sector de la cultura al que pertenecen los funcionarios elegidos por Cristina no es un dato menor, habida cuenta del dilema que atraviesa a la política cuando debe planificar un rumbo para esta cartera. Para muchos el área es por completo accesoria y, sin embargo, resulta central a la hora de articular un relato que otorgue carnadura simbólica a un movimiento que se pretenda histórico. Cristina y Néstor siempre fueron conscientes de ese valor.

El dilema, en general, para la política; consiste en decidir dónde poner el hincapié y los recursos cuando de hacer cultura estatal se trata ¿En el trabajo cotidiano y silencioso de los distintos proyectos y actores del sector -orquestas, ballets, compañías teatrales, museos, institutos de investigación, bibliotecas, escritores, becas, etc, etc, etc-? ¿O en una acción que rinda frutos a la hora de las urnas, ruidosa, visible y multitudinaria?

Todas las formas de cultura son válidas y necesarias, pero la política, siempre privilegió lo que Rodolfo Fogwill llamó la “cultura del espectáculo”, en un artículo memorable publicado en tiempos de Raúl Alfonsín. Hasta allí se remontan el dilema y la trampa.

Déjà vu. No sólo por haber sido director de Medios Públicos durante la presidencia de Cristina Kirchner puede ponerse a Tristán Bauer en línea con los ministros y secretarios del área preferidos por la ex presidenta.

También resulta evidente que Cultura ha quedado en territorio cristinista en la actual distribución de cargos del gabinete de Alberto Fernández. Y es probable que en los próximos días, cuando el resto de los funcionaros del área sean nombrados, se intensifique la sensación de déjà vu. Por que en el próximo mandato presidencial, ya se sabe, muchas cosas volverán.

Por lo pronto, cabe la anécdota que tuvo al flamante secretario (y casi seguro próximo ministro) como protagonista, pocas horas después de su nombramiento.

A pocas horas de la presentación del nuevo gabinete, Bauer estrenó su última película, el documental “Tierra arrasada”, una extensa crítica a los cuatro años de gestión macrista. Cristina tuvo un lugar central en el evento, dentro y fuera de la pantalla.

Durante la presentación, Bauer recordó una anécdota con Néstor Kirchner, a propósito de la creación del canal Encuentro. En esa ocasión, el expresidente lo invitó a dejar atrás la cultura de la dictadura y el neoliberalismo y a desarrollar la del amor, la vida y la solidaridad. Esa definición, según el nuevo secretario, será la que articule la cultura nacional y popular que desea para su próximo mandato. Amor y solidaridad.

¿Logrará Bauer aggiornar el viejo marco de acción kirchenista a los tiempos de Alberto? ¿Podrá alejarse lo suficiente de la “cultura del espectáculo” como para impulsar los programas más castigados por los recortes macristas? ¿Resignficará la noción de nacional y popular en sintonía con las demandas y nuevas necesidades del sector?

Eso es lo que esperan y desean todos los gremios, artistas y proyectos que integran el vasto universo cultural de los argentinos. Que lo que sucede en el primer plano no obture a las zonas más tenues de la escena, las que le dan sustento e identidad al conjunto.

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Adriana Lorusso

Adriana Lorusso

Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.

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