Nadie nunca debe haber visto la tapa de la Revista Caras diagramada y construida con envases de desodorante, autitos de juguete, collares de perlas, botones y un sinfín de objetos heterogéneos y extraños entre sí que, distribuidos por colores y formas terminan generando una nueva imagen de una imagen ya conocida: la de Wanda Nara. O también podría ser la de Charlotte Caniggia, a cuyos pechos siliconados se le dieron forma con ladrillos de lego, envases de crema, crucifijos y cualquier chuchería de plástico pegada en técnica de collage. También hay oro y plata. O lo que podría parecer como tal desde lejos porque, al acercarnos a obras como “Ataúd”, vemos que todo eso que brillaba no era, justamente oro si no, objetos cotidianos de metales baratos pero lustrados de tal forma que pueden llegar a engañar. Como el mundo, como el capitalismo, como el mismo consumo desmedido que la artista Elisa Insúa (29), por intermedio de sus obras, intenta denunciar en la muestra llamada “Vanitas virtual”, que estuvo en la Usina del Arte hasta el 22 de diciembre último.
Instalada en la ciudad de Madrid, España, desde hace tres años, Insúa volvió a la Argentina para casarse y aún no sabe dónde se instalarán en el futuro. Aunque la boda salió anunciada en algunas publicaciones faranduleras (se casó en la misma locación que Carolina “Pampita” Ardohain), la artista prefiere no referirse a nada que tenga que ver con “ese aspecto” de su vida. Egresada de Economía empresarial por la Universidad Di Tella, su camino hacia la escena artística fue bastante extraño.
Noticias: Usted no sólo no estudió arte sino que sus estudios de grado los hizo en la Universidad Di Tella, que aunque tiene una relación histórica con la escena artística, no es hoy un contexto que destile esa “vibra”.
Elisa Insúa: Para nada.
Noticias: Eso me llama poderosamente la atención. ¿Por qué no estudió arte? Porque es a lo que finalmente se está dedicando.
Insúa: Comencé a los 16 años a hacer unos collages con objetos que encontraba en mí casa. Hacía este tipo de trabajos sin ninguna pretensión de ser artista ni exponer, lo hacía como siguiendo un impulso ciego de crear y un poco por terapia. Después, cuando terminé el colegio tenía que decidir qué estudiar. No tenía claro que quería hacer. Por momentos pensé en estudiar artes, pero tenía una familia que me trató de encaminar a algo mucho más tradicional quizás. Mucha gente me asustó de alguna manera, con esta cosa de que me iba a morir de hambre. Entonces me inscribí en Economía empresarial porque habla del comportamiento humano, que explica un montón de cosas sobre el mundo que a simple vista no se ven: este tejido económico que por un lado es súper mítico porque el dinero no existe, es una construcción intersubjetiva por otro lado tiene una presencia del mundo súper tangible. Era súper traga así que podría haber estudiado cualquier cosa porque me interesaba todo. Viajé a Amsterdam y me conecté con mi "yo" creativo, dije: “cuando vuelva a Buenos Aires tengo que comenzar a exponer”. Y volví y comencé a moverme. Expuse en lugares muy chiquititos, bastante under. Siempre collages con materiales de descarte. Primero con materiales que encontraba alrededor de la casa de mis padres. Una vez que arrasé con todo lo que había en casa, comencé a trabajar con cosas que me traían mis amigos, cosas que encontraba, descarte que la gente me iba trayendo: un rimmel gastado, un shampoo, desodorante.
Noticias: ¿Llegó a trabajar en otra cosa que no fuera su obra artística?
Insúa: Sí, cuando me recibí comencé a trabajar en Disney, en la parte contable y no me gustaba nada. Después en un emprendimiento que estaba bueno que era de financiamiento colectivo para proyectos creativos, ahí estaba con gente que estaba financiando un libro, un disco, obra de teatro. Eso estaba bueno porque combinaba la parte de números que había aprendido y la parte creativa de financiar proyectos. Estaba bueno pero se volvió insostenible porque mi trabajo artístico se estaba profesionalizando, de repente entonces me encontré con que tenía dos trabajos y me resultó agotador.
Noticias: ¿Cómo vendió su primera obra?
Insúa: Fue en una feria en San Isidro que ya no se hace más. Era como ArteBA pero en vez de galerías, era para venta directa de artistas.
Noticias: ¿Qué edad tenía?
Insúa: 22 y no sabía nada de arte. Lo que sabía era más por intuición. Siento que me metí en el mundo del arte por la ventana y eso fue difícil porque imaginaba un mundo totalmente libre en el que cada uno hacía lo que se le cantaba y en cambio me encontré con un universo lleno de reglas sobre lo que se puede hacer y no hacer, lo que está bien y lo que está mal, con quién expusiste con quién tendrías que exponer. Reglas que me chocaron un montón y que me ahuyentaron también por un rato. Más que comencé muy chica y cuando exponés estás en un lugar súper vulnerable a que la gente hable de tú trabajo. Después, estando en la Universidad también comencé a tender puentes con lo que yo había estudiado que era Economía y el trabajo que estaba haciendo sobre los materiales de descarte. Me abrió un montón los ojos y creo que fue ahí cuando mi obra comenzó a profesionalizarse más. A entender lo que estaba diciendo y a hacerme cargo de lo que estaba diciendo.
Noticias: Quiere decir, a tener un concepto en el que se apoye su producción.
Insúa: Exacto. Insólitamente nunca me lo imaginé ni lo planifiqué de esta manera pero mirando para atrás, me fue súper útil. Me inspiró un montón para trabajar y para sustentar mi trabajo y para fortalecer mí concepto. Después también comencé a ver un montón de cosas que quería denunciar: los plásticos que se tiran, la invasión publicitaria, la contaminación visual, la creciente desigualdad económica.
Noticias: ¿Su familia intentó disuadirla de este camino, ¿es una familia muy tradicional?
Insúa: En realidad no (risas), es una familia muy abierta de mente, todo se podía comunicar, mis padres tienen mucho pensamiento crítico sobre todo, tienen posturas muy propias, nunca dieron nada por sentado. Mamamos toda esa libertad pero cuando después la poníamos en acción, entraban en pánico.
Noticias: ¿Cuántos hermanos tiene?
Insúa: Dos. El más chico es ingeniero, súper de los números, al más grande, le encanta la música. Salimos todos muy distintos.
Noticias: ¿Por qué eligió a los personajes de Wanda Nara y Charlotte Caniggia para las portadas de las revistas Caras y Gente?
Insúa: En realidad esos personajes son como una representación de un conjunto y de un tipo de declaración que no sé hasta qué punto ellas realmente lo dicen o no. Pero básicamente para hablar de este consumo cultural descartable. Son notas que tienen validez un minuto y a la semana siguiente, ya pasó. O los diarios. Se usa la revista para envolver los huevos. Hablar de eso que en realidad son noticias que tienen una durabilidad muy corta, como ese plástico que se usa y se tira. Consumo descartable cultural. Lo mismo cuando subimos una foto a nuestras redes, cosas que quizás no son demasiado trascendentes ni dejan nada a nadie pero que las subimos y quedan ahí inmortalizadas para siempre. Como esa basura que inmortalizo yo en mis cuadros.
Noticias: ¿Y ahora puede vivir del arte?
Insúa: Por suerte sí.
Constanza Guariglia
@congua
por Constanza Guariglia
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