Thursday 18 de April, 2024

POLíTICA | 06-04-2023 00:56

Fernando Burlando y Auge: la verdad detrás de las mentiras

NOTICIAS descubrió al abogado abrazando a uno de los asesinos de Cabezas en su spot. Fue el “hornero” quien lo llevó al barrio. Los familiares de Auge que aparecen en el video. Las otras mentiras.

Fernando Burlando miente. Suena a verdad de perogrullo. Que un abogado penalista y mediático, que defendió a asesinos y ladrones, diga cosas que no son ciertas parece algo tan obvio de afirmar como que el sol sale a la mañana y se pone a la noche. Pero no: Fernando Burlando miente. Y miente mucho, sin parar, casi como una adicción, montando una falacia arriba de la otra hasta armar un castillo de falsedades tan frágil que sólo queda preguntarse cuándo se va a derrumbar de un soplido.

Si bien el abogado arrastra una vida de lugares oscuros -por ejemplo, ¿quién le pagó la defensa de los asesinos de José Luis Cabezas?-, su última tanda de mentiras escaló hasta convertirse en tapa de todos los medios del país, en insumo de todos los programas de la televisión y en filosas críticas en las redes sociales. Arrancó, para ser precisos, el viernes 24 de marzo a las 11 de la mañana. “En una parte de su spot aparece José Luis Auge, uno de los 'horneros' que mataron al fotógrafo de este medio. ¿Podría confirmar eso?”. Burlando venía hablando, en esa entrevista en Radio Perfil, sobre su flamante campaña como candidato a gobernador bonaerense, y no se esperaba para nada esa pregunta. Nadie, de hecho, la imaginaba. Hasta entonces no se sabía que el abogado, que promete “defender la Provincia”, salía abrazando a alguien que cometió uno de los peores atentados contra la democracia argentina en su pieza publicitaria. Era hasta difícil de creer y, sobre todo, de entender.

“Ese caso fue hace muchos años. Se acerca gente de todo tipo. Yo abrazo la verdad y la ética. Si ves mi cara hace 35 años y me ves hoy no me vas a reconocer en la calle”. El abogado cortó la entrevista no sólo sin admitir que había estado con Auge, sino sin siquiera dar una señal de arrepentimiento.

Noticias: Sólo para dejarlo en claro. En el primer spot suyo donde se lanza a la política y habla de la decencia de la gente, aparece abrazado al asesino de José Luis Cabezas.

Fernando Burlando: Ponele como quieras. Pero, aun así, no van a modificar mis ideas ni mis convicciones.

Que algo quedará. ¿Cuántas mentiras había dentro de la última mentira del abogado? La primera quedó expuesta en la entrevista radial -un descubrimiento gracias a un trabajo en equipo junto al periodista Gabriel Michi, compañero y amigo de Cabezas, y a la periodista platense Lola Ripoll-: Burlando aparecía abrazando a Auge en su primer spot, un hecho que en cuestión de horas provocaría el repudio de centenares de colegas y ciudadanos y de la asociación de fotoperiodistas ARGRA (“parecería grotesco si no fuera infame, deseamos que a la hora de votar el pueblo no olvide”) y del foro de periodistas FOPEA (“resulta ofensivo y ultrajante”). “Es el zorro cuidando al gallinero”, lo definió Michi (ver recuadro).

Pero todavía quedaban más capas de mentiras para desguasar. Es cierto que la teoría de Burlando de que le hubiera sido imposible reconocer a su otrora cliente era más que endeble: en el spot, que dura cuarenta segundos y fue grabado en Los Hornos -la localidad de donde eran los asesinos materiales del crimen del fotógrafo de NOTICIAS-, Auge aparece tres veces. En el segundo nueve debuta en la campaña, caminando atrás de Burlando, casi custodiándolo, en el dieciséis aparece parado a su lado mientras el abogado charla con un vecino y poco después llega el ya famoso abrazo. ¿Podía Burlando no reconocer a alguien que, como se muestra en el video, lo acompañó durante toda la recorrida por el barrio?

“Es que pasaron 35 años”, explicaba el candidato, en otra de sus mentiras e imprecisiones. Del crimen pasaron 26 años. De que Auge salió anticipadamente en libertad -gracias al trabajoso esfuerzo de Burlando, el mismo que pedía a gritos “cárcel de por vida” a los que mataron a Fernando Báez Sosa-, pasaron 18. El 14 diciembre del 2004, gracias a una fianza de 20.000 pesos -que hoy serían alrededor de 5 millones, una suma que al día de hoy no se sabe de donde salió-, el asesino de Cabezas salía de la prisión, a pesar de que le habían dictado una condena a perpetua y de que sólo había pasado siete años detenido. Pero en diciembre del 2007, Auge volvería a quedar tras las rejas por violar la libertad condicional, caso en el que también lo defendería Burlando. Es decir: de la última vez que se habían visto en calidad de abogado y cliente no habían pasado “35 años”, sino 15. Bastante menos, sin contar la evidente realidad de que alguien que pasa tanto tiempo con otra persona -el juicio duró tres años- la reconocería aunque pasaran muchas décadas. Sobre todo si lo tiene al alcance de un abrazo.

Pero esta es apenas la matemática atrás del tragicómico spot. Después están los hechos.

Secuaz. Los Hornos es un barrio humilde de La Plata. Ahí todos conocen a José Luis Auge. De hecho, fue él quien se encargó de que así sea. Él había sido quien presentó al resto de los asesinos, a los que luego se conocería como “Los Horneros”, con el autor material del crimen de Cabezas, el entonces comisario Gustavo Prellezo. Auge era un hombre del submundo criminal que paraba con la barrabrava de Estudiantes y hacía de puntero político para la Liga Federal, una rama del peronismo bonaerense. Y fue él quien empezó a contar por todo el barrio, luego del 25 de enero de 1997, que había matado al fotógrafo, con un orgullo macabro. Así fue, de hecho, como la Justicia empezó a encaminar la causa: un testigo, que había escuchado el relato de boca de Auge, filtró el dato.

Hoy, 26 años después, en Los Hornos siguen conociendo el apellido Auge y le tienen miedo. Fue un temor que creció por sus hijos, ambos presos por condenas de robos muy violentos, en los que no hubo muertos sólo de milagro. Auge quiere dejar esa imágen atrás. A través de un tercero habló con este medio. Dice que ahora trabaja en una panadería, que nunca más volvió a estar cerca del mundo criminal y que, en una respuesta tan insólita como las que da su abogado, el día del spot se cruzó a Burlando de pura casualidad. “Venía de trabajar, llegué al barrio y vi que había gente reunida, pregunté y me dijeron que era Fernando y me acerqué a saludar”, dijo.

Pero ni esa ni la que sostiene el abogado es la realidad. NOTICIAS lo pudo comprobar. En Los Hornos cuentan que fue Auge y su sobrino -un hombre que hace trabajo social en la zona, del que se habla muy bien y que tiene terminales en el peronismo bonaerense- quienes se ocuparon de la logística para el spot. “Avisaron que venía Burlando y juntaron gente, lo de siempre”, dice un vecino del barrio. Es la tarea clásica de un puntero: hacer de guía y garantizar la seguridad y las presencias para el político de turno. Un abogado del lugar, que conoce mucho a Burlando, también confirma el dato. “En esa parte de Los Hornos necesitás entrar con alguien que te respalde, que tenga un peso en el barrio. José es ideal para eso porque en un punto se hizo muy conocido ahí por lo de Cabezas, por eso lo ayudó a Fernando en la recorrida, como ayudó también a otros políticos que fueron ahí”, dice.

“Pitu” Salvatierra, panelista de C5N y de la radio Futurock que en el pasado compartió tiempo en la cárcel con Auge, también apuntó en el mismo sentido. “La bajada la armó Auge, por dónde hay que ir, cómo hay que ir, él fue el pie”, sostuvo, una idea que también manifestó Gladys Cabezas (ver recuadro).

Tal es así que el propio sobrino de Auge aparece en una parte del spot de Burlando, sonriendo junto a él. Y no sólo eso. También aparece una mujer, familiar de Auge, charlando con el abogado. Para ser claros: hay tres Auge en la publicidad de Burlando, el que primero quiso hacer creer que no sabía que estaba el asesino de Cabezas ahí, que no lo hubiera reconocido aún de ser así y que después, como última línea de defensa, argumentó que fue por pura casualidad, casi un milagro, que se cruzaron en Los Hornos. Fernando Burlando miente. Otra vez.

Contradicciones. Hay también otra capa de mentiras. Una es sobre su relación con los padres de Cabezas, con los que dijo que había tenido una relación “de mucho afecto”, una versión disparatada que tanto Gladys Cabezas como Gabriel Michi negaron.

Pero además hay otra rama de falsedades que están más relacionadas a su construcción política. Es que pasó de pedir mano dura para los rugbiers que asesinaron a Báez Sosa (“cobardes, reverendos hijos de puta, asesinos, no tienen escrúpulos, traicioneros, merecen cárcel perpetua”) y para las asesinas de Lucio Dupuy (“son monstruos, tienen que morir en la cárcel”), a ponerse en garantista con Auge. “Yo no soy quién para cancelar a nadie, no juzgo, todos tenemos derecho a rehacer nuestras vidas”, dijo, en un giro muy conveniente.

Es que Burlando montó su campaña bonaerense sobre la visibilidad que le dio el caso Báez Sosa y, en especial, sobre sus constantes ataques contra los rugbiers, que sintonizaron bien con una sociedad conmovida por el asesinato. Fue un giro tan notorio en la biografía de Burlando -¿por qué, en la nueva vara moral del abogado, los rugbiers eran asesinos más crueles que Los Horneros, a los que nunca criticó?- que NOTICIAS lo retrató en una tapa de enero de este año: “El blanqueo de Burlando”. El spot con Auge revela lo falsa que es su metamorfosis: el abogado elige a quién atacar no por sus valores sino por conveniencia. Y no sólo eso: en Neuquén, en paralelo a la causa Báez Sosa, Burlando estaba metido en un juicio en el que se asesinó cruelmente a un joven, pero defendiendo a los asesinos (ver recuadro).

¿Llega? La aparición de Auge dañó su lanzamiento político, que ya de por sí viene frágil. A pesar de que está midiendo bien en las encuestas (y de que en Instagram, por ejemplo, tiene 1.200.000 seguidores, 200 mil menos que Cristina Kirchner), todavía no logra encontrar un candidato a presidente con el cual ir a las elecciones. En su espacio, que competirá bajo el sello del Movimiento de Integración Federal, este es un tema central: un aspirante a gobernador necesita ir en la lista de un presidenciable para tener algunas chances. Con Javier Milei, con el que habían sucedido conversaciones iniciales entre las segundas líneas, la negociación está trabada.

Pero falta. Quizás hasta que lleguen las votaciones se descubran más mentiras de Fernando Burlando, el hombre de los mil rostros.

El rol de Auge. Fue una pieza clave en el crimen del fotógrafo José Luis Cabezas. No sólo por su rol en el momento del secuestro y asesinato, sino porque fue el eslabón que había presentado al entonces comisario Gustavo Prellezo, el autor material del crimen, con el resto de la banda de Los Hornos.

El padre del policía, Anastasio Prellezo, conocía a Auge desde niño. Y Auge fue quien conocía a todos, al uniformado y a sus compañeros de fechorías. Fue Auge el que consiguió la “mano de obra” para el reclutamiento criminal de Prellezo.

Antes del asesinato, fue barrabrava de Estudiantes de La Plata -junto a otro de “los horneros”, Retana- y hacía tareas “políticas” en un local de la justicialista Liga Federal en su barrio. De hecho, Auge fue quien le contó a Rubén De Elía, el delegado comunal de Los Hornos, los detalles del brutal crimen al otro día de cometido. Y fue De Elía quien acercó esa pista a la causa, a través primero del senador Carlos Martínez y, después, del gobernador Eduardo Duhalde, que a su vez se lo pasó a la Justicia.

A pesar de haber sido condenado a perpetua, Auge fue el primero en salir en libertad. Luego de tan sólo siete años y nueve meses consiguió, con una fianza de 20.000 pesos que no se sabe quien pagó -hoy alrededor de 5 millones-, la libertad, para la cual trabajó mucho su abogado Burlando. En el 2007 Auge volvería a prisión por violar la libertad condicional, igual que Braga.

Auge hoy trabaja de panadero y fletero, además de realizar los recorridos a los políticos por su barrio. Braga está terminando los estudios para ser abogado, igual que Prellezo, que se recibió.

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Juan Luis González

Juan Luis González

Periodista de política.

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