En la Casa Rosada, los cambios de noviembre de 2025 dejaron una ganadora clara: Karina Milei. Con Manuel Adorni como nuevo jefe de Gabinete y Diego Santilli al frente del Ministerio del Interior, la hermana del Presidente consolidó su poder y desplazó a Santiago Caputo, que parecía destinado a convertirse en superministro.
Adorni, exvocero presidencial y hombre de confianza de Karina, pasó a coordinar todo el Gabinete. Santilli, con trayectoria en el PRO y buena relación con los gobernadores, también responde a su órbita. Según fuentes del oficialismo, fue ella quien impulsó ambos nombramientos tras la victoria electoral de octubre, con el objetivo de reforzar el control político y avanzar en la agenda económica.
Caputo, en cambio, quedó fuera del juego. El consultor que había sido clave en la campaña y manejaba la comunicación del Gobierno no obtuvo ningún cargo. Sus planes de concentrar poder en un “superministerio” se desvanecieron. Hoy, su rol se limita a asesorar de forma informal, lejos de las decisiones centrales.
La interna se resolvió con un resultado claro: Karina manda. Controla el acceso al Presidente, define prioridades y ubica a sus aliados en puestos clave. Adorni y Santilli ejecutan su línea directa. Caputo, que formaba parte del llamado “triángulo de hierro” con los hermanos Milei, perdió influencia y quedó relegado.
El cambio ya se nota. Adorni anunció recortes en publicidad oficial y Santilli negocia un nuevo pacto fiscal con las provincias, temas que Caputo había frenado. Con su red política en el Congreso, Karina acelera reformas y busca ordenar la comunicación oficial.
Su próximo paso apunta a desmantelar el sistema digital creado por Caputo. En Balcarce 50 confirman que se están revisando contratos, cerrando fondos y reestructurando equipos de redes. Karina quiere tener el control total de la maquinaria comunicacional. Por primera vez, el poder en el Gobierno es más familiar que libertario.














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