Parece una foto normal, de un verano cualquiera en la costa Argentina. Tres amigos que veranean siempre en el mismo balneario se encuentran y comparten una copa de vino rosado en el palier de la casa de uno de ellos y conversan. Hasta aquí, todo normal, pero la historia cambia cuando se descubre que los protagonistas de la foto son un político importante, un fiscal relevante y un empresario con problemas judiciales.
Los protagonistas de la foto son el diputado Cristian Ritondo, el fiscal federal Carlos Stornelli y el empresario Pablo Torres García. Este último es un conocido broker de seguros que además es dueño de la bodega Rosell Boher y tiene la concesión del centro de esquí Cerro Bayo en Villa La Angostura. Su empresa de seguros se llama TG, por su apellido es es conocida en el mundo de las aseguradoras como una empresa muy ligada al PRO, sobre todo porque su mayor crecimiento lo tuvo durante la gestiones de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta. Así como hay una clara relación entre Héctor Martínez Sosa y Alberto Fernández, a Torres García se lo vincula casi de manera natural con el PRO.
Cristian Ritondo es el presidente del bloque del PRO en la Cámara de Diputados, aliado del Gobierno y recientemente denunciado por una serie de empresas offshore en Estados Unidos a nombre de su esposa. Su causa tramita en Comodoro Py y el juez es Sebastián Ramos y el fiscal Eduardo Taiano.
Anfitrion
Carlos Stornelli es el fiscal más antiguo de Comodoro Py, quien tuvo en su poder casos como la causa cuadernos en los últimos años y otras más rimbombantes en los años ‘90. Además, por ser el más experimentado, tiene ascendencia sobre otros fiscales e incluso diferencias internas como con el fiscal Ramiro González, quien no lo invitó a su cumpleaños. En esa fiesta sí estuvo Cristian Ritondo, cuya esposa salió en el video que se viralizó de la celebración. Es decir que los lazos de Ritondo con el poder son bastante amplios. A esto debe sumarse la amistad con la jueza María Eugenia Capuchetti y por otro lado también su peso en el Consejo de la Magistratura porque el PRO tiene dos miembros en ese organismo que decide sobre la designación o expulsión de los jueces.
La imagen de Stornelli, Ritondo y Torres García fue tomada por una fuente habitual de esta revista desde el balneario CR, en Pinamar y están sentados en el frente de la casa de Torres García que queda cruzando la calle. Tanto el empresario como Ritondo y Stornelli son habituales veraneantes de Pinamar y se conocen entre los tres desde hace más de 20 años, según pudo saber esta revista.
¿Por qué resulta llamativo el encuentro? Ellos podrían argumentar que sería hipócrita no saludarse en público si se conocen desde hace más de dos décadas, pero la clave está en cómo manejan sus roles y las posibles tensiones de intereses que puedan surgir. La función del fiscal es velar por la legalidad y la justicia, y debe actuar con imparcialidad. Si un fiscal tiene una amistad cercana con un político o un empresario, podría haber preocupaciones sobre posibles conflictos de interés o la percepción de que su objetividad se ve comprometida.
Amigos
Los políticos, y en especial un diputado, toman decisiones que pueden afectar a la legislación, la economía y la vida pública en general. Una amistad con un fiscal o un empresario podría ser vista como una influencia indebida, especialmente si se consideran decisiones que benefician a alguno de los involucrados.
Y por último, los empresarios p buscan maximizar sus intereses y ganancias. Si bien en es legítimo tener rela- ciones personales, las relaciones de amistad con un fiscal o un político pueden ser vistas con desconfianza, no solo por la sociedad en general sino también por los competidores del rubro en el que se desenvuelve el empresario. El testigo del encuentro sostiene que fue una conversación breve y que el que llegó último y se fue primero fue Stornelli, quien acudió al llamado de su esposa. Ritondo se quedó un rato más. ¿De qué hablaron? ¿De fútbol? ¿De política? ¿O de tema temas judiciales? Permanec necerá en el misterio.
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