“Nunca hablamos con los bancos de un rescate, ni de 20 mil millones. Es una “operación” más con la sola intención de generar confusión”, posteó Luis Caputo en su cuenta personal de X el viernes pasado. En redes sociales, el ministro de Economía desmintió que el gobierno nacional haya estado buscando un préstamo de esa cifra para concretar los próximos pagos de la deuda a vencerse dentro de los plazos establecidos.
Sin embargo, en las mismas redes sociales, se reflotó una entrevista al funcionario de la cartera económica con Esteban Trebucq en su ciclo de La Nación+. Antes de las elecciones legislativas del 26 de octubre, el periodista consultó al economista sobre la posibilidad de un nuevo préstamo, a lo que Caputo confirmó: “Estamos trabajando por otra facilidad por otros 20.000 millones”.En el mismo reportaje, Trebucq indagó si el ofrecimiento venía de un pull de bancos, pero el funcionario prefirió no ofrecer detalles.
Pero, tras los resultados favorables a LLA en la contienda electoral de finales de octubre, el Wall Street Journal informó que un grupo de bancos estadounidenses —entre ellos JPMorgan Chase, Bank of America y Citigroup— habrían decidido suspender un plan alternativo de financiamiento por US$ 20.000 millones. Ese paquete bancario, según esas fuentes, estaba concebido como un “rescate” paralelo, ya que parte del trato incluía una cooperación con el Tesoro de Estados Unidos para estabilizar el tipo de cambio.
Según lo difundido la semana pasada, esos bancos habrían pivotado hacia una línea mucho más modesta en el prestamo. Las entidades financieras ofrecerían un “repo” (acuerdo de recompra) por US$ 5.000 millones, destinado a cubrir vencimientos de deuda para enero próximo, cuando Argentina debe afrontar pagos por unos US$ 4.000 millones. Ante esos reportes, Caputo aseguró que no existió jamás un crédito solicitado a bancos de EE. UU. por US$ 20.000 millones.

Lo cierto es que la caída de este financiamiento privado podría agravar la presión sobre el BCRA, que enfrenta el serio problema de que sus reservas netas son negativas o muy bajas. Así lo han advertido analistas, que recuerdan que parte de la ingeniería del préstamo con el FMI buscaba justamente sanear el balance y permitir cierto alivio en las restricciones cambiarias. El Banco Central ha vendido dólares para sostener la demanda local, lo que erosiona aún más sus activos líquidos.
La administración de Milei había pregonado que esos fondos servirían para robustecer al Banco Central y dar un respiro al régimen cambiario, pero la suspensión parcial del crédito bancario y las reservas ajustadas del BCRA ponen en duda hasta qué punto podrá concretarse ese proyecto en los términos previstos. Por el momento, la primera reacción del gobierno nacional es el negar de que fueron 20.000 millones de dolares lo solicitado en el pedido de crédito.














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