Sin salir de su casa, Elisa Carrió es capaz de continuar siendo protagonista de la política argentina. Aunque, en esta oportunidad, despistando a la oposición. Es que con un par de gestos, la cofundadora de Cambiemos se acercó al oficialismo, de acuerdo a las quejas de sus compañeros de coalición.
Paradojas de la política argentina, a una de las denunciadoras más tenaces del kirchnerismo la acusan de ser funcional al gobierno del Frente de Todos. En una semana, “Lilita” ordenó realizar un proyecto de ley para que el Gobierno pueda acordar con el FMI sin pasar por el Congreso; dialogó con Juan Cabandié, el funcionario apuntado por los incendios en Corrientes; y su Coalición Cívica quedó en tensión con el PRO luego de que los lilitos no se levantaran de sus bancas en el discurso de Alberto Fernández en el Congreso. La ex diputada, en un momento de sintonía K.
CONEXIÓN
Los señalamientos internos de Juntos a Carrió empezaron con el proyecto de ley para que Fernández pudiese concretar el acuerdo con el FMI sin pasar por el Congreso. Fue su primera jugada disruptiva.
La dirigente ordenó a sus principales espadas de la Coalición que redactaran a contrarreloj un proyecto y que le anunciaran a diputados y senadores de la coalición lo que en breve sería un título en los medios de comunicación. No hubo una gran recepción: “¿Por qué no lo plantearon en la mesa nacional de Juntos?”, le protestó un legislador del PRO. De todas maneras, no intentaban convencerlos, simplemente avisarles lo que sucedería.
En defensa de Carrió, un importante dirigente de la Coalición Cívica asegura que sus jugadas tienen una explicación: para empezar, el principio básico de darle margen de gobernabilidad al Presidente. Pero también señala una cuestión práctica: si Alberto Fernández fracasa, asumiría Cristina Kirchner. Es decir, el remedio sería peor que la enfermedad para la ex diputada.
De hecho, en distintas oportunidades “Lilita” acusó a la vice de “vaciar de poder al Presidente” para generar “un golpe de Estado”. En su hipótesis, Carrió, la opositora más explosiva, oficiaría de abogada defensora del compañero de fórmula de Cristina. La conexión con el kirkir - chnerismo tuvo un capítulo con el dirigente más señalado de estas últimas semanas. Mientras la oposición protestaba por la inacción del ministro de Ambiente, Juan Cabandié, durante los incendios en Corrientes y pedía su renuncia, Carrió mantuvo una conversación con él.
Fue luego de que “Lilita” denunciara en su cuenta de Twitter un presunto “abandono” del Gobierno a la provincia en emergencia por “el retiro de aviones hidrantes”. Cabandié llamó a la cofundadora de Cambiemos para asegurarle que era una fake news.
“Tengo una relación amable con Carrió”, argumentó luego el funcionario en C5N. Y justificó a su ex colega en la Cámara de Diputados: “Evidentemente ella, a quien le tengo mucho afecto y respeto desde hace varios años, también fue víctima de la desinformación”. Una extraña amistad.
TENSIÓN
Los reproches que señalan a Carrió como “funcional al kirchnerismo” se escuchan cada vez con más fuerza. Y en la Coalición Cívica creen saber qué pasa: “Hay movimientos raros contra la unidad, de dirigentes que están buscando otras alianzas”, confía a NOTICIAS uno de los referentes de la Coalición Cívica.
De hecho, apuntan al diputado Gerardo Milman, muy cercano a Patricia Bullrich, por ser uno de los gestores de la constante tensión con Carrió. “Está haciendo daño al interbloque. Es una termita”, lo grafican.
La última protesta contra “Lilita” incluyó a toda su bancada, cuando el PRO se levantó durante el discurso de Alberto Fernández en el inicio de sesiones del Congreso y el resto de la oposición se quedó sentada. Esta vez, la Coalición actuó junto al radicalismo, por lo que la protesta se hizo general. De todas maneras, la tensión en Juntos sigue en aumento.
No es la primera vez que Carrió es acusada de ser una aliada involuntaria del Gobierno. En noviembre, tras la victoria legislativa de Juntos, la ex diputada se cruzó con el radical Martín Lousteau, quien inauguró ese título indecoroso que hoy la aqueja. La acusó de ser “funcional al kirchnerismo”.
Incluso durante la gestión de Cambiemos, la ex diputada protagonizó varios cruces con funcionarios de su propia alianza, cada vez que veía que algo no era de su agrado. Entonces, en la Casa Rosada bromeaban con que habían creado un “gabinete psicológico” para poder manejarla.
Tuvo cortocircuitos con Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y varios radicales, entre otros: con todos los dirigentes que son números puestos en la pelea por la candidatura presidencial de la oposición. Es que “Lilita” se siente cómoda en la máxima tensión con sus aliados.
En su afán de disparar contra Cristina, Carrió no teme quedar en una posición incómoda. En los últimos sufragios perdidos por el Frente de Todos, la ex diputada había protestado porque el kirchnerismo no se hacía cargo de la derrota: “Una vicepresidente no puede ser el jefa de la oposición”, indicó. Como un contrasentido, ahora la acusan a ella, la principal denunciante de Kirchner, de ser la opositora más oficialista.
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