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POLíTICA | 26-05-2021 07:55

Los nuevos ataques del Gobierno: la Segunda Ola Judicial

La semana con más contagios de Covid y en medio del debate por las restricciones, se produjeron cortocircuitos entre ambos poderes. 

El día de los 35 mil contagios de Covid en Argentina, la vicepresidenta publicó una carta. Mientras Alberto Fernández decidía junto a otros mandatarios las nuevas restricciones para hacer frente a la situación epidemiológica, Cristina Kirchner dejaba en claro cuál es su preocupación: “De impunes y prófugos: o cuando se caen las máscaras”, se titula el texto que el martes 18 de mayo colgó en su web oficial y que habla de causas propias y ajenas. De coronavirus, ni una palabra. 

Desde el último revés que le propinó la Corte Suprema, cuando dispuso que Horacio Rodríguez Larreta tenía razón en su reclamo por la autonomía de Capital Federal, se inició la segunda ola contra la Justicia. Con críticas feroces al máximo tribunal, a jueces, fiscales y ex funcionarios macristas. Pero también yendo a la carga con un viejo anhelo: la reforma del Ministerio Público Fiscal.

Poroteo. En la noche del 18 de mayo se debatió en plenario de comisiones el proyecto del kirchnerismo que pretende cambiar la forma de designar y de remover al procurador general de la Nación. 

En noviembre ya había obtenido media sanción en el Senado y en el Gobierno entendieron que era momento de ponerla a consideración de la Cámara baja. La de comisión fue una reunión tensa, que salió favorable por poco para el lado del kirchnerismo.

Hubo innumerables cruces entre los diputados del Frente de Todos y los de Juntos por el Cambio. “¿Por qué no se calla la boca. Iglesias? Después se queja de que lo empujan en los pasillos”, lo reprendió el oficialista Rodolfo Tailhade ante una de sus tantas interrupciones. El radical Luis Petri protestó por lo extemporáneo del asunto: “Estamos debatiendo esto el día que tenemos récord de casos positivos”, dijo. Y completó: “Quieren que el procurador se defina en la unidad básica del kirchnerismo. No lo vamos a permitir”.

El dictamen de mayoría salió favorable al Frente de Todos con 34 votos. Aunque hasta allí llegaron las ilusiones K. Con el correr de las horas, los aliados que necesitaban para conseguir la aprobación se fueron bajando. Uno de ellos fue Nicolás del Caño, quien advirtió por Twitter que el proyecto “implica un mayor control del gobierno de turno sobre la Justicia”, y que por lo tanto no acompañaría.

“No tienen los votos”, celebraban los diputados de Juntos por el Cambio. Por eso no pusieron fecha para mandar el proyecto a la Cámara. Por ahora, enviarlo sería exponerlo a un contundente rechazo.

Internas. “Destrabamos una ley muy importante, porque es la que le va a devolver la legitimidad a la Procuración”, celebró la victoria a medias el ministro de Justicia, Martín Soria. Y completó: “Es anómalo tener un jefe de fiscales interino desde hace cuatro años”, en referencia a Eduardo Casal, uno de los objetivos principales del Gobierno en la cruzada contra la Justicia.

Pero el proyecto que apura el kirchnerismo podría generar una nueva fisura en la relación entre el Presidente y la vice. Es que el candidato de Alberto Fernández, Daniel Rafecas, reiteró que, con esta modificación, él se bajaría de la carrera para ser el nuevo procurador.

“Si a mitad del proceso para mi designación se reduce por ley la mayoría necesaria en el Senado para nombrar al procurador, eso será para mí un límite ético insuperable”, escribió en su cuenta de Instagram. Y siguió: “Respeto otras posturas, pero esta es mi convicción, ética y jurídica”.

De todas maneras, el Presidente insiste con su candidato: “Voy a llamarlo; yo creo que Daniel se precipita. Es un hombre del Derecho y le debe afectar todo el manoseo político”, dijo en declaraciones a Radio 10. Y completó: “Yo quisiera que reflexione”.

Estos terremotos políticos producen resultados extraños. Es que las placas tectónicas pueden mover a los dirigentes y producir coincidencias inesperadas: Alberto Fernández quedó enfrentado a su compañera de fórmula, pero recibió el apoyo de una de sus críticas más despiadadas: Elisa Carrió.

“Lilita” volvió a manifestar una vieja postura que le costó peleas con otros importantes dirigentes de Juntos por el Cambio. Otra vez pidió que se avanzara con la designación de Rafecas en el Senado. “Si no lo hacemos, vamos camino a un régimen como el de Maduro”, indicó. El candidato de Alberto Fernández sería el mal menor.

El pliego de Rafecas está en el Senado desde diciembre de 2019, pero Cristina Kirchner, como presidenta de la Cámara, nunca lo impulsó. Para ser aprobado necesita los dos tercios de los votos, por lo tanto también requiere del apoyo de los legisladores de Juntos por el Cambio. Un rompecabezas difícil de armar.

Contragolpe. La reforma del Ministerio Público Fiscal no fue la única ofensiva K. La carta pública de la vicepresidenta apuntó los cañones hacia Fabián Rodríguez Simón.

Señalado como uno de los principales operadores judiciales del ex presidente Mauricio Macri, “Pepín” quedó al borde de la detención por una causa en la que se lo acusa de haber intentado quedarse con las empresas de Cristóbal López y Fabián de Sousa.

“Rodríguez Simón recientemente dio sobradas muestras públicas de su intención de sustraerse de la Justicia”, escribió en su resolución la jueza María Servini tras ordenar el miércoles 19 la captura internacional de “Pepín”, quien actualmente es parlamentario del Mercosur.

Rodríguez Simón se defendió en Twitter: “No me esfumé ni estoy prófugo. Pedí refugio en Uruguay porque por las irregularidades procesales, las presiones a la jueza y las intimidaciones de funcionarios y políticos financiados por Cristobal López con la plata que choreó, indicaban que me iban a detener”.

Mientras tanto, en Argentina sus abogados averiguaban cuáles serían los beneficios que obtendría “Pepín” si volviera al país y declarara como arrepentido.

La carta de Cristina contiene un hecho con pocos antecedentes. La vicepresidenta no sólo se refiere a su situación procesal y la de su familia. También hace una defensa general de su gabinete encarcelado: “Cientos de ex funcionarios y funcionarias de nuestros gobiernos fueron citados a prestar declaración indagatoria, decenas fueron procesados y otros apresados 'preventivamente'”, protestó. 

Tras la misiva de casi cinco mil caracteres, se abrió el fuego contra uno de los hombres de mayor confianza de Macri.

Incluso el Presidente fue consultado por la carta de Cristina. Y se subió a la contienda: “Lo que Juntos por el Cambio ha logrado es manejar a gran parte de la Justicia y no quieren que eso se toque”, dijo en una entrevista en Radio 10. Y luego lo señaló: “Pepín, no sé cómo se llama, Rodríguez Simón, hablemos en serio: toda la Justicia sabía que usted era el emisario del Gobierno nacional, que iba a pedir los fallos que hacían falta y operaba mañana, tarde y noche”.

La semana anterior a estos ataques, el objetivo del Gobierno había sido la Corte Suprema. Las críticas fueron furibundas. Pero en el máximo tribunal dicen estar acostumbrados: ellos también habían sido apuntados en la primera ola, cuando frenaron la reforma judicial que el kirchnerismo intentaba sacar con tanta premura.

El contragolpe no cesa: los camaristas Gustavo Hornos y Mariano Borinsky fueron denunciados por sus reiterados encuentros con Macri. Y al fiscal Carlos Stornelli lo tienen contra las cuerdas.

Mientras Argentina vive lo peor de la pandemia, ocurre una nueva avanzada contra la Justicia. Eso produce debates políticos con la oposición, pero también grietas internas. “Imaginate el lío que se le hubiese armado a Marcela Losardo con el 4 a 0 en contra de la Corte, por ejemplo. Por suerte el ministro es Soria”, dice una fuente cercana al Presidente. Una lógica un tanto retorcida para explicar que el cargo de General, al menos en esta guerra, no lo ocupa Alberto Fernández, sino Cristina Kirchner.

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Carlos Claá

Carlos Claá

Periodista político

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