La relación entre Javier Milei y Donald Trump atraviesa su primer cortocircuito serio a partir de una decisión que en Washington fue interpretada como un gesto de desdén. Según reconstruyó Página/12, la suspensión del viaje del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, fue una respuesta al faltazo del presidente argentino al sorteo del Mundial 2026, evento al que asistiría Trump y que estaba pensado como una foto política importante para ambos gobiernos. En la Casa Blanca consideraron que la ausencia de Milei envió una señal negativa y alimentó la percepción de imprevisibilidad que ya existía sobre su estilo de conducción.
Bessent tenía prevista una agenda de reuniones económicas y políticas en Buenos Aires, pero decidió cancelar la visita inmediatamente después de que Milei informara que no viajaría a Washington. El artículo detalla que la molestia dentro del gobierno de Trump fue clara y que la decisión argentina se leyó como una falta de reciprocidad en una relación que buscaba consolidarse.
A esto se sumó un dato que circuló entre funcionarios: Milei habría decidido no viajar para evitar coincidir con Claudio “Chiqui” Tapia, lo que reforzó la idea de que priorizó un conflicto doméstico por encima de la diplomacia internacional. En Washington, ese motivo fue interpretado como un capricho difícil de justificar.
La suspensión de la visita de Bessent dejó expuesto un enfriamiento que sorprendió al propio oficialismo argentino. La expectativa de una alianza automática con Trump se debilitó y, según admite el entorno presidencial, ahora se teme que Estados Unidos evalúe con mayor cautela cualquier gesto futuro. El episodio funciona como advertencia: la relación ya no se da por descontada y dependerá de que Milei pueda demostrar previsibilidad y voluntad real de sostener los vínculos que él mismo había impulsado con entusiasmo.














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